Occidente y la libertad de expresión: Simple fantasía

No existe la libertad de expresión, masiva, universal, libre de presiones, sin que atrás de ella estén las grandes corporaciones transnacionales de Occidente. No existe conglomerado alguno de mass media occidental que no tenga entre sus propietarios a fortunas sionistas. Todo lo demás es fantasía.

Occidente y la libertad de expresión: Simple fantasía

Autor: Pablo Jofre

El derecho a la libertad de expresión está consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que describe sus elementos fundamentales como derecho consustancial a todas las personas. Posteriormente, ese derecho ha quedado protegido en infinidad de tratados internacionales y regionales. Un derecho inherente de toda persona que tiene su límite, consensuado en materias relacionadas con proteger la dignidad, intimidad y la honra de las personas.

En específico tal articulo señala que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión” (1) ¿Es así? La pregunta es apropiada pues, difícilmente, se manifiesta este derecho en aquellas sociedades como la estadounidense y sus aliados europeos y aquella pléyade de gobiernos cervatillos, que tienen como referente cultural a esos países. Sociedades que a través de sus medios de desinformación y manipulación suelen desgarrar vestiduras sobre la libertad de expresión, pero la coartan con todo el poder político, económico, tecnológico y militar que poseen.

La guerra en Ucrania y el proceso de exterminio que lleva a cabo el régimen sionista israelí contra el pueblo palestino, principalmente en Gaza, son un campo de estudio de esta supuesta libertad de expresión. Estados Unidos y los países europeos no permiten que los periodistas de sus medios visiten y generen trabajos periodísticos en la región del Donbás -en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk– y posibiliten tener una visión distinta de aquella propaganda antirrusa. Suman a esto prohibiciones para que Rusia Today, Sputnik, TASS u otros medios rusos accedan a fuentes de información occidentales.

De Ucrania sólo se emite para Occidente lo que los “genios” de la censura permiten, pero esto tiene un límite, pues el propio desarrollo de herramientas tecnológicas, redes sociales, nos permite ver en tiempo real que aquello que nos dicen es simplemente una gran fábula. En Gaza, el sionismo y sus aliados no pudieron seguir ocultando el mayor genocidio que se ha cometido contra un pueblo desde el fin de la segunda guerra mundial. Las sociedades han salido a la calle a exigir el fin del genocidio llevado a cabo por el régimen nacionalsionista y eso no ha sido producto de la libertad de expresión occidental, sino de hombres y mujeres que arriesgando su vida nos envían sus reportes desde el enclave costero palestino. De medios como Hispantv, Press TV y SegundoPaso de la República Islámica de Irán, Al Mayadeen y Al Manar de El Líbano, reporteros surgidos desde las propias entrañas del pueblo palestino. La libertad de informarnos no la pueden limitar.

Occidente pone rótulos a los medios que no son parte de la hegemonía occidental, tratando de minimizar y desprestigiar su labor, calificándolos de ser controlados por el Estado ruso y financiado por el gobierno, dirigido a influir en audiencia fuera de Rusia, con contenidos en múltiples idiomas, como una herramienta de ampliar su influencia en un orden multilateral, mediante acciones calificadas como parte de un poder blando. Opiniones claramente descalificadoras (2). Claro está que los mismos que emiten sus críticas a estos medios de comunicación por tener presencia estatal –perdida en el trasiego neoliberal mundial– nada dicen de que sus mass media en Estados Unidos, léase: The New York Times, The Washington Post, CNN, NBC, Bloomberg, si bien no están ligadas al Estado, sí lo están a los grandes conglomerados industriales, energéticos, militares y mayoritariamente al lobby sionista israelí. El complejo militar industrial en pleno. De independencia nada.

Si nos trasladamos a Europa, la presencia estatal en los medios es fuerte y ello implica que, sus opiniones, comentarios, línea editorial, no pueden salirse de lo establecido por los gobiernos que son parte del OTANismo, críticos de la tendencia multilateral representada por China y Rusia. Aliados de Estados Unidos, del sionismo, del régimen marroquí, del neonazismo ucraniano, entre otros. Esto, so pena de perder los presupuestos asignados, más aún en una línea de crítica de la ultraderecha a poseer medios de comunicación estatales. Si se desea opinar de lo que acontece en Ucrania desde el lado occidental, los periodistas como un rebaño de borregos deben ser acompañados de funcionarios de relaciones públicas del régimen neonazi kievita.

Desde Gaza, Occidente se nutre de la estrategia de Hasbará del nacionalsionismo (3) que gasta cientos de millones de dólares año tras año en relaciones pública, para tratar de limpiar una imagen que sólo exuda sangre del pueblo palestino. No se puede hablar en Occidente de los grupos de resistencia palestina sin que ello implique censura y hasta cárcel. No es posible defender a Hamas, Hezbolá, Ansarola, Yihad Islámica, Fuerza Quds iraní, sin ser catalogado de apologistas del terrorismo. Arriesgando fuentes laborales y hasta la libertad. Occidente sólo acepta que se alabe la supuesta y falsaria “autodefensa” de las tropas sionistas, que ha significado el exterminio, desde el 7 de octubre de 2023, de 41 mil palestinos, de los cuales 20 mil son niños.

La verdad se oculta bajo las patrañas y la protección al régimen nacionalsionista israelí. No existe libertad de información cuando se oculta la magnitud del genocidio y no se exige juicio y castigo a políticos y militares del nazisionismo. Sólo se podrá verificar algo de moral informativa cuando, en forma general, seamos capaces no sólo de decir y denunciar, sino que exigir con claridad que el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, el ministro de la Guerra, Yoav Gallant, los ministros terroristas Itamar ben Gvir y Bezalel Smotrich, cuando personajes como Avigdor Liberman, Benny Ganzt, Yair Lapid, Ayelet Shaked, Naftali Bennet, paguen, incluso con sus vidas, los crímenes cometidos. Como también exigir responsabilidades a una sociedad israelí coautora de crímenes de guerra y lesa humanidad, cometidos en forma abominable contra hombres, mujeres y niños desarmados, fundamentalmente.

En los medios de desinformación y manipulación occidentales como RAI de Italia, BBC de Gran Bretaña, DW de Alemania, la presión de los gobiernos de turno es conducta crónica. En el caso francés se ha discutido, desde junio de este año 2024, por diputados de la asamblea nacional que, reunidos en comisión, aprobaron el principio de una fusión del sector público de la televisión y radiodifusión (France Télévisions, Radio France, INA, France Médias MondeFrance 24, RFI y MCD) para el año 2026 (4). Pero hoy no existe rótulo que diga que las opiniones vertidas en sus trabajos son la línea política de Francia, Gran Bretaña, Alemania, entre otros. Pura hipocresía.

Occidente no cree en la libertad de expresión, no la practica; la niega a sus rivales bajo disímiles argumentos. Estados Unidos y los suyos buscan que el mensaje unilateral sea el dominante y todo aquello que no emana de sus instrumentos comunicaciones, públicas y privadas y de las redes sociales asociadas como YouTube, X, Instagram, Facebook, es considerada como enemigo de lo que llaman “democracia”, “valores occidentales”, “libertad de los pueblos” y toda esa suerte de vocabulario teñido de fantasía.

Los propios periodistas estadounidenses, que se atreven a saltarse las limitaciones de lo que publicitan como el país de la libertad de expresión, sufren severos ataques. Tal fue el caso del profesional Tucker Carlson, quien trabajó en la ultraderechista cadena conservadora Fox News desde 2009 hasta su partida en 2023. Tras su retiro creó un canal por YouTube, desde el cual trasmitió la entrevista que efectuó al presidente ruso Vladimir Putin en Moscú (5). Allí, el mandatario ruso aprovechó de hablar largamente de múltiples temas, permitiendo el líder ruso mostrar su verdadera estatura política. Tras el encuentro, Tucker ha sido considerado una persona non grata para el grupo de poder periodístico estadounidense. Es el costo de la supuesta libertad de expresión en ese país. Por más derechista que seas y hayas sido empleado de las cadenas más conservadoras de ese país.

La libertad para Washington y los suyos representa un concepto vacío. Un término carente de significado en el ámbito de la soberanía y la dignidad al oponerse a los dictados de esta potencia mundial en lo que se refiere a las relaciones entre los pueblos. La libertad para este país, su administración de gobierno y la cultura que lo domina, sólo entiende la elección entre sus posturas (por tanto, la sujeción) o tener que enfrentarse a su furia, decisiones, presiones y ataques en todos los ámbitos. Es la mera voluntad de decidir si quieres ser su amigo o su enemigo. No hay posibilidad de una elección independiente de su vasallaje. El modelo capitalista que anima el supuesto albedrío que lleva aparejado este sistema, es simplemente la expresión de un modelo tiránico, explotador y agresivo (6).

Estamos en la recta final de las elecciones en Estados Unidos y en esta etapa el concepto de libertad de expresión suele estar en la palestra, claro está, inclinada para los intereses de los grandes medios occidentales, que son los que monopolizan el concepto y los medios por los cuales se nos dice que Occidente practica esta libertad. Rusia sirve para diseñar líneas de acción sobre las diferencias entre el “Un mundo feliz” (7) de Occidente, desprovisto absolutamente de sentido histórico múltiple, una sociedad sin sentido de responsabilidad ni solidaridad, determinados en el papel que cumplen en el mundo por una casta dominante. Al contrario de aquellos que, desde el Sur Global con apoyo de países como Rusia, China e Irán, propugnamos un mundo multilateral.

Nada satisface al canibalismo de Occidente, nada satisface su sed de riquezas, dominio, tierras, recursos, y, para la defensa de esta política de terror llevada a cabo desde fines de la Segunda Guerra Mundial hasta ahora, la utilización de los medios de desinformación y manipulación son parte de la guerra híbrida llevada a cabo contra nuestros pueblos. No existe la libertad de expresión, masiva, universal, libre de presiones, sin que atrás de ella estén las grandes corporaciones transnacionales de Occidente. No existe conglomerado alguno de mass media occidental que no tenga entre sus propietarios a fortunas sionistas. Todo lo demás es fantasía.

Por Pablo Jofré Leal

Artículo para Al Mayadeen

NOTAS

  1. https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights#:~:text=Art%C3%ADculo%2019,por%20cualquier%20medio%20de%20expresi%C3%B3n ↩︎
  2. https://dialogopolitico.org/agenda/influencia-de-russia-today-latinoamerica/ ↩︎
  3. La denominada Dirección General de Información Nacional israelí, dependiente del propio primer ministro nacionalsionista, tiene la función de coordinar lo que en hebrero se denomina la Hasbará o “explicación” destinada a efectuar un trabajo de propaganda de las supuestas “bondades” que ofrece al mundo y a la región la entidad sionista, y que supuestamente no ejecutan una política colonial y criminal, sino que se defienden de un mundo que los quiere volver a aniquilar. Una propaganda que trata de mezclar el sionismo con el judaísmo, de tal forma que cualquier crítica a la política sionista se considere como antisemita o antijudío. https://www.hispantv.com/noticias/opinion/334203/sionismo-hasbara-crimenes-israel-palestinos-ocupacion ↩︎
  4. https://aristeguinoticias.com/2106/mundo/la-amenaza-de-privatizacion-se-cierne-sobre-los-medios-de-comunicacion-publicos-de-francia/ ↩︎
  5. https://youtu.be/fOCWBhuDdDo?si=3AbjmQjdBCVDSDtG ↩︎
  6. https://segundopaso.es/2023/09/10/4995/el-hipocrita-concepto-de-libertad-para-el-imperialismo/ ↩︎
  7. “Un mundo feliz”, libro de Aldous Huxley donde nos presenta un hipotético escenario futuro en el que todo vestigio del pasado ha sido erradicado con la finalidad de sellar una nueva era de la humanidad totalmente desprovista de contenido y sentido histórico. ↩︎

Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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