Los grandes eventos deportivos tienen una tradición muy antigua, donde se mezclaban los juegos con el pan, de ahí ese calificativo. Pero ¿de dónde procede esa tradición y adonde nos conduce “Pan y circo“? Que esta tradición procede de Roma es de dominio público y que nos conduce al atontamiento colectivo es ya dominio de muchos.
Hoy no es diferente. Si se observan los espectáculos deportivos para masas como el reciente mundial de de futbol, en el fondo es lo mismo “Pan y circo“. Hace siglos se limitaba a un lugar y en la actualidad a través de los medios de comunicación se entretiene a pueblos enteros. La masa de la gente se sienta ante el televisor eufóricamente y se les distrae de las necesidades que afectan a este mundo, al igual que ocurría por aquel entonces en Roma. Así se celebran goles y record y se ven los reportajes sobre el estilo de las mujeres de los futbolistas. Mientras tanto en otras partes de la Tierra muere gente, la hambruna aumenta o se ha producido una catástrofe natural. En otro orden de cosas también se producen reformas en los planes de los gobiernos, que hacen que el abismo entre pobres y ricos sea cada vez mayor. Pero en esos momentos todo ello se desvanece totalmente, ya no se percibe en absoluto, lo que cuenta son los juegos.
Los hinchas de fútbol alemanes cantan una típica canción con el siguiente texto: ¡El fútbol es nuestra vida, el rey fútbol rige el mundo! / Luchamos y lo damos todo, para que entre un gol tras otro / Sí, uno para todos, todos para uno, nos mantenemos fuertemente unidos/ Y si es nuestra la victoria, todos recibimos alegría y honor“. El Lema “Uno para todos y todos para uno; Nos mantenemos fuertemente unidos”, es perfecto si fuera una realidad para todo nuestro mundo. Pero, ¿cómo le va al mundo mientras se canta esa canción?
Durante el campeonato de Europa del 2008 no sólo ocurrió el gran terremoto en China donde murieron 78.000 personas y 5,5 millones de hogares fueron destruidos, sino que seis semanas antes tuvo lugar un tifón en Burma, que se llevó 140.000 vidas humanas y 2,5 millones de personas se quedaron sin hogar, ¿dónde estuvo entonces la unidad? Durante el campeonato de Europa, murieron diariamente cientos de personas por falta de alimentos, epidemias e infecciones. Pero el mundo entero dirigía su mirada al campeonato de Europa celebrando cada gol ¿Dónde estaba el lema “todos para uno”? ¿Dónde estaba la comunidad? ¿Dónde estaba la unión en aquel entonces y cómo vuelve a ser en la actualidad? Los gobiernos mundiales tendrían que ayudar a los más pobres y a las muchas personas que sufren, en lugar de gastar el dinero en “pan y circo“. Imagínese por un instante cómo debe sentirse alguien que ha perdido su casa, sus bienes, quizá hasta su familia en una parte de la Tierra y que sabe que la compasión de la humanidad, se reduce a un balón de cuero que vuela por el aire. ¿No es acaso algo muy amargo?
El coste del mundial de fútbol de Sudáfrica ha sido de 1.300 millones de Euros. Tan sólo las inversiones en los estadios se calcula en 900 millones. ¿Cuántas vidas se podrían salvar, curar, reconducir, ayudar con ese dinero en un continente marcado por la pobreza y el hambre?
Por Juan Lama Ortega