Este miércoles 15 de diciembre, cuando la madrugada avanzaba, cuando faltan solo un par de días para cambios que pueden ser trascendentales, en un sueño casi perfecto encontré a Víctor. Estaba en medio de la gente. En el Metro Los Quillayes. En medio de la multitud que cerraba la campaña de Gabriel Boric. Su sonrisa amplia relucía inmersa en una noche vibrante de acordes, ilusiones, banderas en danza multicolor. Voces de pueblo entonaban, cantaban, susurraban El Derecho a Vivir en Paz. Víctor se deslizaba y escuchaba, mientras los asistentes cantaban muy fuerte.
Parecía uno más que se fundía desde el incógnito en su pueblo. En su pueblo que tanto amó y que tanto le ama.
Esa multitud irreducta al miedo y desesperanza, sobreviviente del abuso y la ineptitud. ¡Esa estaba ahí mismo! Tras el largo tiempo de incertidumbre y desamparo, agolpada en medio de la nada. ¡Esa gente bella estaba ahí! En un barrio modesto, con su dignidad y decisión de terminar con un modelo opresor. Con su rabia y pena acumuladas, convertidas en orgullo de nación para enarbolar todas las banderas de amor a la Patria.
Y en esa canción, que se convirtió en himno de una gran resistencia, había la gran determinación de personas célebres del anonimato que llegaron a Los Quillayes, portando la buena noticia de tiempos mejores, donde la comunidad es solidaridad. Donde ilusión y sueño de cambio construyen un nuevo Chile. Uno generoso donde las buenas noticias son beneficio para todas y todos por igual. Víctor si lo logramos Luchín estará, estará de regreso en versión 2021, ¡con pelota de cuero y buenas rodilleras! Y las casitas del Barrio Alto estarán en todas partes.
Y, lo más importante, la Dignidad será de uso y ejercicio cotidiano. Entonces, sólo entonces, ¡Nuevamente! Nuestro canto conjunto será el coro y el himno por ¡El derecho a Vivir en Paz!
por Carmen Paz Castro Montenegro