Pliego petitorio y reforma universitaria en la BUAP

Columna de Carlos Figueroa Ibarra

Pliego petitorio y reforma universitaria en la BUAP

Autor: Carlos Figueroa

En mis dos artículos precedentes, he sostenido que es legítimo y genuino el movimiento estudiantil que hemos observado en la BUAP desde el 25 de febrero cuando las facultades de medicina y estomatología suspendieron labores. La suspensión de labores que se irradió a toda la universidad a partir del 5 de marzo ha sido generada por las transformaciones regresivas que se empezaron a observar en nuestra máxima casa de estudios desde 1990 al tenor de la implantación neoliberal en México. A partir de esa fecha la universidad fue sometida a las prácticas de un enfoque gerencial, productivista y mercantilista con respecto a la educación. Se abandonó el espíritu de la universidad crítica, democrática y popular que había sido adoptado en el transcurso de las luchas universitarias en la década de los sesenta y setenta del siglo pasado. Este espíritu había nacido no solamente de la necesidad de modernizar el conocimiento y la investigación, combinar el respeto a la diversidad y la tolerancia con la excelencia académica, sino también el de convertir al espacio universitario en un ámbito de resistencia al autoritarismo del régimen de partido de estado (el priato) que se observaba a nivel nacional y estadual.

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Lo que empezamos a observar a partir de la década de los noventa del siglo pasado fue la implantación de una universidad que gradualmente fue transformando su autonomía en una injerencia velada del Estado; los derechos de los trabajadores académicos en luchas individuales a través de sucedáneos de los salarios como fueron los estímulos académicos y la carrera meritocrática en el Sistema Nacional de Investigación; los derechos sindicales en la eliminación del SUNTUAP  y su sustitución por asociaciones de personal académico y administrativo plegadas al poder rectoral; los derechos laborales de los trabajadores administrativos en precarización laboral a través del outsourcing; la carrera académica por la precarización laboral y salarial de los profesores horarios que hoy constituyen aproximadamente el 50% de los docentes universitarios. De manera abierta y velada los espacios universitarios fueron comercializados y muchas de las actividades universitarias fueron sometidas a cuotas y cobros. A la par de todo ello, la vida política de la universidad se fue volviendo autoritaria, vertical y centralista, los directores de las unidades académicas gestores del poder rectoral y a su vez figuras autoritarias en el interior de las unidades académicas. El Consejo Universitario (CU) otrora una suerte de parlamento universitario, se convirtió en escenario de aplanadoras votaciones que hacían valer la voluntad del poder en turno. Hay que reconocer que la eliminación del voto universal y secreto y su sustitución por el voto ponderado o sectorial para la elección de autoridades universitarias, no eliminó el clientelismo ni fomentó la democracia interna en la BUAP.

El pliego petitorio que fue entregado a la rectora Lilia Cedillo el 19 de marzo y que lleva por título “Declaración de protesta estudiantil en defensa de los derechos humanos de la comunidad universitaria” suscrito por “La Comunidad Universitaria de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla” es un extenso manifiesto de 57 cuartillas a renglón cerrado organizado en 24 puntos, que resumen los  agravios perpetrados por el neoliberalismo a los distintos sectores de la comunidad universitaria de la BUAP. Es también un detallado listado de demandas que revelan todas las deficiencias, omisiones y arbitrariedades que se fueron gestando en los últimos 35 años. Resulta pues sesgado e incorrecto atribuir la movilización estudiantil a actores externos como Antorcha Campesina (la cual por cierto tiene presencia al interior de la universidad).  O a sectores internos como los grupos de interés provenientes de administraciones pasadas que se ha sentido desplazados por la actual. Independientemente de que estos actores estén presentes en el movimiento estudiantil, el pliego petitorio revela en sus distintas páginas todo lo que se hizo mal o faltó hacer debido a la implantación neoliberal en la BUAP.

A pesar de que el extenso documento presentado por los estudiantes me genera dudas y desacuerdos en algunas de sus partes, cualquier universitario/a serio/a y comprometido/a con el desenvolvimiento positivo de la BUAP, debe conceder que el pliego petitorio es un documento serio que merece ser discutido en cada una de las unidades académicas de la universidad. Advierto en sus planteamientos muchas coincidencias con el diagnóstico y conclusiones de los treinta eventos que congregaron a más de 165 académicos que se plasmaron en el libro “Los Retos de una Nueva Agenda Universitaria en México en una época de cambios. Una perspectiva desde la BUAP” (Francisco Vélez Pliego y Carlos Figueroa Ibarra, BUAP  2022). En algunos temas, el pliego petitorio es mucho más detallado que lo que plasmamos en dicho libro. Otros temas que fueron abordados en los eventos y plasmados en el libro referido están ausentes.  Se advierte, como los mismos redactores lo dicen, que lo que comenzó como demandas estudiantiles focalizadas en algunas unidades académicas, se ha convertido en una agenda para toda la comunidad universitaria. Me resulta obvio que el cumplimiento de las múltiples demandas del pliego petitorio, necesita como afirman sus redactores en el punto decimocuarto, de la realización de una Asamblea Universitaria General para sentar las bases de una reforma integral de la universidad.

Grosso modo puede decirse que el pliego petitorio puede dividirse en 4 grandes temas: 1. Una reforma política y administrativa del gobierno universitario. 2. Una reforma académica y laboral. 3. Un cambio sustancial de las condiciones materiales y espirituales de lo/as estudiantes. 4. Garantías de seguridad y erradicación de violencias y acosos. Esta agrupación procede de mi propia lectura del documento e imagino que quienes lo lean podrán hacer agrupamientos distintos.

En lo que se refiere a la reforma política y administrativa cabe destacar en primer término la no reelección de las autoridades; eliminación del voto sectorial y el voto universal secreto y directo; aceptación del voto en blanco; democratización y transparencia de los Consejos de Unidad Académica (CUA) los cuales se verían complementados por mesas de vigilancia y trabajo; eliminación de las candidaturas únicas y obligación de al menos tres candidaturas; protocolos claros para la destitución de funcionarios universitarios y consultas estudiantiles en períodos de función intermedias en donde se pueda elegir la continuación o destitución de sus facultades; la reforma al estatuto orgánico en cuanto a la integración del Consejo Universitario (CU) que le daría mayoría absoluta a los representantes estudiantiles; consultas estudiantiles para la ratificación o derogación de decisiones del CU, especialmente aquellas que afecten al sector estudiantil. La reforma administrativa es un elemento transversal en todo el documento, aunque hay un punto específico (el decimoquinto) que está referido a la Dirección de Administración Escolar y otros más que son decisivos: el que se refiere a la transparencia y administración de recursos (punto segundo) y erradicación del nepotismo (punto tercero).

Con respecto a la reforma académica y laboral para los docentes además de la erradicación del nepotismo, hay que destacar el problema que implica el envejecimiento de la planta docente debido a la precariedad de las condiciones de jubilación.  Por ello el pliego petitorio pide ampliar el número de profesores de carrera y combatir la precarización laboral y salarial, propiciando la dignificación laboral y condiciones dignas de trabajo de los trabajadores universitarios en general ante las autoridades correspondientes. Se pide también la creación de un tabulador de salarios universitarios observando porcentajes sugeridos por la Comisión de Salarios Mínimos. A los docentes se les demanda cumplimiento de horario laboral; conocimientos pertinentes; no delegar obligaciones en estudiantes; vigilancia del personal administrativo para que los docentes sean los adecuados en la materia que imparten y maestría pertinente a las materias que imparten. En caso de la educación superior deberán contar con doctorado en la materia que se enseñan.

Con relación al cambio sustancial de las condiciones materiales y espirituales de lo/as estudiantes, el documento es prolijo. Solamente lo referido al deporte universitario el pliego petitorio consume 13 de las 57 páginas (23% del documento) y plantea demandas como el comedor universitario, condiciones de infraestructura desde espacios docentes adecuados hasta abasto de agua y sanitarios limpios. Además, condiciones de seguridad y vigilancia, transporte universitario; bienestar emocional; zonas verdes; recreación universitaria; creación de estancias o círculos infantiles dentro de la universidad para lo/as estudiantes; becas para el rendimiento estudiantil; becas de posgrado a cargo del presupuesto universitario; apoyo presupuestario a la movilidad estudiantil; garantías de plazas para el servicio social y las prácticas profesionales; gratuidad al acceso a las actividades extracurriculares  y un “Pabellón Universitario” que sería un espacio autogestionado por los estudiantes donde ello/as podrían vender productos de su propia elaboración además de gestionar, coordinar actividades de integración y convivencia.

Finalmente, en lo concerniente a las garantías de seguridad y erradicación de violencias y acosos, el pliego petitorio demanda atención oportuna, imparcial y efectiva a las víctimas de acoso, abuso y hostigamiento; reformas al Estatuto orgánico para capacitar a los funcionarios que tienen como objeto combatir el acoso sexual; denuncia anónima; observatorio de violencia de género y sexual; evaluación del actual protocolo para la prevención y atención a la violencia de género. También un Comité Independiente para Investigación y Resolución de Casos elegido por la comunidad estudiantil. Sanciones proporcionales y efectivas, incluyendo suspensiones temporales. Acompañamiento institucional a las víctimas. Cese de las practicas inquisitoriales de la Abogada general contra estudiantes rezagados, vendedores ambulantes, y disidentes políticos. Rendimiento de cuentas de la Abogada ante una comisión de estudiantes y docentes.

El pliego petitorio estudiantil también hace planteamientos que resultan controversiales y tiene omisiones que pueden subsanarse. El gran problema de la BUAP es que ya no son los sectores académicos sino la alta burocracia la que dirige la vida académica. En lugar de una sinergia entre académico/as y estudiantes, el pliego petitorio pide sustituir el dominio burocrático por el gobierno estudiantil a través del voto universal, secreto y directo, la mayoría absoluta en el CU y en los CUA, el veto estudiantil a las decisiones del CU a través de las consultas. Omite plantear que es antidemocrático que los 45 directores y directoras de las unidades académicas tengan voz y voto en el CU cuando no fueron electos como consejero/as. No aborda la disparidad salarial entre la alta burocracia y los profesores e investigadores. Tampoco la importancia de la investigación científica para lograr la excelencia académica. Las demandas del pliego petitorio se ven acompañadas de propuestas de creación de órganos de conducción y supervisión que pueden devenir en una inflada estructura burocrática. Las peticiones son tan amplias y variadas que puede uno preguntarse con respecto a la viabilidad presupuestaria de las mismas.

Dos elementos resultan estratégicos en el pliego petitorio. El primero de ellos, inexplicablemente puesto como un ítem más en el punto decimocuarto, es la realización de una Asamblea Universitaria que busque una reforma integral universitaria. Este procedimiento es esencial para poder legitimar un proceso de reforma universitaria que tendría que terminar en cambios en la Ley Universitaria y en el Estatuto Orgánico. El segundo de ellos, son las mesas permanentes conformadas por la comunidad universitaria en cada una de las unidades académicas que le den seguimiento, vigilancia y diálogo para el cumplimiento de cada una de las demandas. Solamente así, se podrá lograr lo que los redactores del pliego petitorio mencionan en alguna de sus páginas: lo que comenzó siendo una reivindicación puntual en algunas unidades académicas se está convirtiendo en un programa de la reforma universitaria que urgentemente necesita la BUAP.

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