Los elencos de las elecciones del 2 de junio están listos. En este período de intercampaña, los partidos políticos se dieron a la tarea de designar alrededor de 20 mil candidatas y candidatos ha puesto de elección popular, desde presidente de la república, hasta regidores.
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Cada proceso electoral tiene sus particularidades y su contexto. No es que una elección sea mejor que otra, simplemente diferente. El mismo guion, diferentes actores protagónicos, secundarios y circunstanciales, mismo resultado: ganan los políticos, no la sociedad.
La primera y más sobresaliente de las particularidades de esta elección es que, por primera ocasión en nuestra historia, una mujer será presidenta de la república. El problema es que hasta el momento esta circunstancia no ha significado alguna diferencia en el proceso.
La segunda, ligada a la primera, es que la mitad de las candidaturas ha puesto de elección popular será para mujeres, lo cual es un hecho positivo, pero no tanto, porque el 90% de las candidatas son destacadas integrantes de la clase política. En las listas de los partidos, hay políticas profesionales, lo cual es natural, pero son las menos, el “gran logro” de este proceso es que las listas incluyen esposas, hijas, amigas, incondicionales y novias de destacados integrantes de las direcciones de los partidos políticos.
La tercera característica es que las barreras ideológicas, alguna vez importantes, están rotas y prevalecen dos polos electorales. PRI, PRD y PRD, como dice la canción, son uno mismo. Morena, PT y PVEM, continúan juntos. En 2018, la torpeza de la dirección perredista y la habilidad de López Obrador facilitó que el PRD se desfondara. En 2024, observamos la culminación de un éxodo de priistas hacia la tierra prometida de la Cuarta Transformación.
La cuarta característica es que será una contienda de políticos contra políticos agrupados en dos polos electorales. En las listas de ningún partido están las madres buscadoras, los normalistas de Ayotzinapa, los defensores de los derechos humanos, los ambientalistas, los representantes de los trasportistas. Nada, todo el pastel se lo quedaron ellos, los políticos. Que no los engañen, no defienden causas, sino sus espacios de poder.
La quinta característica es que, como nunca, los ciudadanos tendrán un papel decisivo. José Agustín murió, una verdadera pérdida para las letras mexicanas. No escribirá este capítulo de la tragicomedia mexicana. Momentos de la historia patria, en donde hombres y mujeres contagiados por el virus de la ambición, harán todo por llegar al poder o por conservarlo. A falta de un cronista, el relato de estos meses y de la jornada electoral será en línea, aparecerá fragmentada en memes, post, reel y demás contenidos de redes sociales. Los autores seremos millones desde nuestros teléfonos celulares, en un inmenso enjambre digital inconexo y caótico, guiado por sentimientos de adhesión y rechazo. Este es un gran poder y están, literalmente, en las manos de las personas y en sus dispositivos móviles. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.
Foto: X
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