El no viene de liceos tomados pasaos a lacrimógenas y rayaos en consignas, con salas húmedas y goterones en la cara, donde se caga sobre retretes rotos, con profes huesudos de 46 horas semanales que hacen de padre y madre pasando lista entre los “pupitres” del siglo XX.
No estuvo presente el día en que el huesillo Castillo pasaba lista a nadie, porque todos habíamos partido a la Alameda. Pero él tampoco estaba en la Alameda, ni cuando la cana nos arrastraba por el suelo, ni cuando saltamos los torniquetes, porque nunca cayó preso en ninguna revuelta, ni estuvo en las asambleas del Parque Almagro y no conocía el comprando juntos de lo Hermida ni de Lo Prado.
El candidato de la FECH llegó por los 2011 cuando los actores secundarios corrían y caían en las calles manoseadas por los pakos, mientras los universitarios en paro, se tomaban su cafecito pintando carteles entre compañeras endeudados por el CAE con un Boric dando la línea con el puño en alto, preparando su salto al trampolín que lo llevaría a entrar sin corbata por el medio de esa turbia casta parlamentaria y clasista con trajes que empañan Valparaíso. Todos comentaban aquello. Lo de la corbata. Fue noticia en todos los medios. Editoriales de TV nacional.
Nada deja al azar el Gabriel, comentaba una amiga, hay que utilizar la aparición en cámara repetía, y un primer plano es lo primero que prende cuando uno quiere entrar a la platea alta de la política, donde no es malo trepar, o encaramar un árbol, tomarse una foto con otro look, o ponerse delantal blanco pa saludar a la gallá, lo decía la mami Bachelet, todo sirve chiquillos.
De ahí su aparición con la camiseta sublime y rostro sonriente y perforado de Guzmán, o su escena en el Forestal mojado por los violentistas- cabros del 18 de octubre- peleándola por un cambio radical en sus miserables, misérrimas vidas, o sus críticas a su compañera Karina Oliva por no sacarle partido y punta a su campaña. Muy ingenua la Karina pensaba.
Pero su punto negro, fue la noche de los cuchillos largos, donde se confabularon los honorables para ponerle la soga al cuello al estallido social, ahorcarlo de una, para que pataleara sin aire, todos eran cuasi UDIs trasnochados esa noche que venían en caída vertical con Piñera a la cabeza. Porque estaban ahí para salvarlo, y salvarse a sí mismos. Por eso ley anti barricadas, milicos a la calle y luz verde para los pakos, los DDHH es un costo, el toque de queda otro.
Boric dice ahora, llegó el momento de atropellar con todo, contra esos vetustos y tiranos saurios patriarcales de la UDI RN, PPD, PS, DC, o cúpulas del PC.
Para eso está esta otra y lúcida generación de los 2021 que llegaron para renovarlo todo, tal cual llegaron en los 90 los renovados retornados que entraron pateando piedras del muro de Berlín a Chile, como Letelier, Escalona, Tironi, Correa, Bitar, Bachelet o la Politzer, infinita lista. Con historias de Dawson o el exilio, guatones del buen vivir en las Europas socialdemócratas, renovados que venían a refundar Chile, a terminar con la dictadura, cuando ya los marginales de siempre habían hecho la pega de ponerle el cuerpo a la cárcel a las balas y a la tortura, que arrinconaron la dictadura.
Por eso los presos políticos no lo recibieron con aplausos, porque hay historia en que afirmarse. No lo abrazaron, no saltaron con él, no le dieron las gracias. Porque son luchadores, de fuera de la calle y de dentro también y de todos los tiempos. Qué esperaba.
Son los ciegos que ven palpando con sus cuerpos las injusticias, que nos tocan con sus dedos para ver si sonreímos, miramos o los acariciamos, o que no nos tocan, porque nos fuimos y estamos en otra pará.