Por una Medicina sin fronteras


Autor: Cristian

Según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra chovinismo, definida como la “exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero”, proviene del francés chauvinisme, que significa patriotismo fanático. Aunque en general somos muy patriotas, también somos reconocidos por la calidez con que atendemos a los invitados extranjeros.


Pero existen ocasiones en que los tratados y la buena voluntad entre estados hermanos no deben confundirse con la falta de criterio a la hora de hacernos respetar como nación. Y a qué aludo con esto. Simplemente al hecho, muy común hasta el día de hoy, de que permitimos el ejercicio profesional en Chile de médicos formados en el extranjero, muchas veces sin verificar de manera rigurosa su calidad y legalidad.

Hace pocas semanas tratamos el tema en el Congreso, en un proyecto en el que se solicitaba a la presidenta Bachelet una revisión de los tratados que actualmente permiten que dicha práctica sea posible.

En Chile existen dos tipos de modalidades para funcionar con títulos obtenidos en el extranjero. La primera, con aquellos logrados en países con los que el nuestro no ha suscrito tratados respecto al tema y la segunda, con títulos conseguidos en naciones en los que sí hay acuerdos. Sin embargo, la legislación chilena aún no ha sido clara respecto al problema.

Todos recordamos las lamentables situaciones ocurridas hace algunos meses cuando médicos cirujanos extranjeros de dudosa calidad y sin poseer papeles de acreditación, sometieron a algunos/as compatriotas a intervenciones quirúrgicas que terminaron en desgracia.

Tal como señalara una autoridad regional del Colegio Médico, no estoy en desacuerdo con la llegada de médicos de otras latitudes, ya que puedo citar numerosos ejemplos de profesionales extranjeros que han sido de gran ayuda y un real aporte a la medicina local. La idea es ser claros en establecer su real condición de médicos y/o profesionales especialistas. Es menester recordar que la mayoría de los médicos extranjeros pasan a formar parte de las filas de profesionales que cubren la atención primaria, en los consultorios municipales a lo largo y ancho del país.

La legalidad de los títulos extranjeros en nuestro país se materializará cuando existan instrumentos efectivos de validación, sean académicos o profesionales, mediante una legislación adecuada. Para ello es que estoy luchando, junto a varios de mis colegas parlamentarios: para que el tema se mantenga en discusión y -por ende- se concreten acciones en torno a él.

De otro modo, seguirán ocurriendo negligencias en las que el único beneficiado será ese chovinismo absurdo y exacerbado que no tiene otro fin que dividir aún más a las naciones de nuestro muy enfermo planeta.

Enrique Jaramillo Becker


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