Primeros días: ¿quién va ganando?

Entre el lunes 5 de noviembre y el domingo 30 de junio del 2013 hay un total de ocho meses, 34 semanas y 238 días

Primeros días: ¿quién va ganando?

Autor: LLaguno

Entre el lunes 5 de noviembre y el domingo 30 de junio del 2013 hay un total de ocho meses, 34 semanas y 238 días. Ha terminado el miércoles (14) recién pasado la primera semana y media de competencia entre Allamand y Golborne. ¿Quién tomó ventajas en estos primeros días?

La lucha por convertirse en el abanderado del oficialismo estuvo marcada en sus primeros días por la salida del Gabinete, por la definición de los comandos, por la proclamación de urgencia y  “pre-oficial” que realizó cada partido, por los primeros alineamientos, por el llamado a tener una competencia “sin malas prácticas”, por los primeros fuegos cruzados entre los candidatos, por las iniciales distancias con el Gobierno, por la neutralidad preliminar del Ejecutivo y por la puesta en escenas de los discursos y estilos que se van a comenzar a proyectar. Si a ello, sumamos las múltiples reuniones y encuentros entre los actores involucrados con el fin de sellar acuerdos y organizar las campañas, nos encontramos con el hecho de que han sido 10 días de mucha intensidad.

De uno u otro modo se manifestaron todos los escenarios y coyunturas que van configurar y tensionar la competencia al interior del oficialismo. Hasta figuras opositoras entraron el juego cuando declaran su preocupación por el tono “bélico” que podía asumir la campaña –Andrade– o llaman a uno de los candidatos a tener sustancia y contenido –Navarro-. Sin embargo, no sólo el mundo de la política ha entrado a escena, sino también lo han hecho innumerables analistas, medios, redes sociales, empresarios y ciudadanos.

Desde el inicio de la competencia se expresa una preocupación por el tono que puede adquirir la campaña y sus efectos sobre a) la relación entre los partidos, b) la plantilla parlamentaria que se va a diseñar y la forma que va a asumir la competencia al interior de la Alianza, c) la recta final de la campaña presidencial –post primarias- y d) el Gobierno, su evaluación y sus proyecciones.  Hay cierto consenso en el oficialismo de que una campaña agresiva y de confrontación puede generar mucho daño al propio sector.

El Gobierno antes de la salida del Gabinete hizo un “rayado de cancha” a los presidenciables. El propio Piñera declaró que no sólo había hablado con ellos el tema del potencial enfrentamiento, sino también de la distancia que deberían tener con el Gobierno. Es más, se especula que la neutralidad del Gobierno estaría muy vinculada a la conducta “no agresiva ni descalificatoria” que  se asuma en la campaña; no hay que olvidar que todos “vamos en el mismo barco” y que una dinámica de confrontación hunde a todos.

Este tema es una preocupación transversal. De hecho, todos los involucrados han mencionado su voluntad de que las tensiones no dañen al sector. Sólo una columna de Andrés Benítez va en sentido contrario. De hecho, afirma que la competencia de “guante blanco tiene poco sentido… esto tiene que ser casi con sangre”.

No obstante, y a pesar todas las advertencias, llamados –pacto de honor, protocolo para la paz, etc.- y promesas, se manifestaron los primeros fuegos cruzados. “Aprendo rápido” afirma Golborne y “soy más humilde” replica Allamand. Por ahora, todo muy tibio. Pero, rápidamente las tensiones comienzan a surgir cuando Golborne dice que ningún “iluminado” debe decir lo que hay que hacer.

Junto a esta preocupación, los primeros movimientos de los presidenciables estuvieron orientados no sólo a definir y terminar de organizar y estructurar sus equipos de campaña, sino también a legitimar los apoyos de cada partido. Mientras por un lado las proclamaciones partidistas fueron de “urgencia”, los equipos de trabajo, su orgánica y el cronograma preliminar de “visitas a terreno” no terminan –a la fecha- de definirse. Se espera, que la próxima semana se dé por terminado el diseño de la campaña.

Los estilos y las trayectorias también fueron los primeros posicionamientos que se manifestaron en estos primeros diez días. En efecto, se trata de las primeras anclas que los presidenciables ponen en la campaña. En esa dirección, se pone en tensión la experiencia de vida con la experiencia en la política y la racionalidad con el carisma. En definitiva, dos modelos en competencia que van a interpelar a los ciudadanos desde la cercanía –Golborne- y desde el estadista –Allamand-. En esta lógica veremos a un Golborne instalar –hasta la saciedad- el discurso del “yo lo viví” y a un Allamand interpelar desde la experiencia. Del mismo modo, se pondrá en tensión la renovación de la política con rostros nuevos –como Golborne- con la vieja y agotada política –Allamand- de la cual la gente “común” está cansada.

En estos días, también comienzan a producirse y a definirse los primeros apoyos. En esa dirección surgen artículos y notas  de prensa no sólo en torno a qué sectores del empresariado está con uno u otro, sino también en cómo se distribuyen los apoyos al interior de los medios –principalmente, en El Mercurio y La Tercera-. No obstante, lo más relevante han sido los apoyos cruzados que comienzan con el apoyo a Golborne desde las propias filas de RNJuventud, Karla Rubilar y el Alcalde de Conchalí– y a Allamand desde la Fundación Yévenes. Se espera que en las próximas semanas ocurran más de estos cruces.

El golpe lo sintió el postulante RN. Frente a ello –y en el marco de la política del empate y de neutralizar cualquier ventaja-, mencionó que en la UDI también tiene apoyos y que no los va mencionar de manera pública. Finalmente, en este escenario lo más rentable es dejar en “libertad de acción” a los militantes.

También fueron días en que comenzaron a manifestarse los primeros contenidos y visiones de país. Allamand toma la delantera. En el tema valórico no sólo se espera una fuerte arremetida de los liberales de RN, sino también una espacio de tensión importante al interior del oficialismo. Ante este escenario, Golborne adoptará posiciones defensivas y evitará este ítem temático. De hecho, para convertirse en abanderado de la UDI ha debido pasar la “prueba de la blancura”. Voy a impulsar el “Acuerdo de Vida en Común” ha reiterado Allamand. Golborne, no puede evitar las cuestiones “de fondo” ha dicho Carlos Larraín.

El tema de HidroAysén en particular y la política energética en general también se convirtió en uno de los primeros debates programáticos de la primaria. Nuevamente, Allamand toma la iniciativa: que el proyecto es “inviable” fue la sentencia. Rápidamente fue criticado desde el Gobierno (ministro Bunster), desde el empresariado (Jorge Rosenblut, presidente de Endesa) y desde el propio Golborne, que afirmó que no se puede andar matando y reviviendo proyectos.

Se espera para los próximos días un debate cada vez más centrado en aspectos programáticos y de proyecto país. Del mismo modo, será una instancia en que los aspirantes a La Moneda sigan marcando sus diferencias. No obstante, una competencia con aspirantes del mismo bando político supone encontrar más semejanzas que diferencias. En las próximas semanas veremos cómo se desarrolla esta dinámica. ¿En qué área temática habrá mayor cercanía?  Probablemente, ocurre en el terreno de las reformas políticas. A su vez, las mayores diferencias van a manifestarse en el terreno de lo valores y las libertades.

La relación con el Gobierno también ha sido un escenario que se ha manifestado en estos diez días iniciales. El Gobierno más preocupado del juicio histórico ya hizo su “rayado de cancha”. Su compromiso y comportamiento –hasta la fecha- ha sido de neutralidad. El pacto entre el Presidente, los presidenciables y los partidos sólo se mantendrá en la medida en que la campaña no sólo suba de tono, sino también en la relación que se tendrán con el Gobierno. Veremos, en los próximos meses, el desenlace. En esta relación se juega –de modo, decisivo- el futuro de la continuidad del oficialismo en el Gobierno.

La dinámica entre la primaria y el Gobierno hay que entenderla en tres direcciones; en relación al Presidente, a los ministros y a los otros funcionarios políticos de la administración. Ya se hizo el llamado a la neutralidad. En este punto surgen más preguntas que certezas. De hecho -y sin duda alguna-, los ministros y funcionarios ya están alineados en uno u otro bando. Longueira, ya manifestó su posición y su disposición para dejar el Gabinete si la campaña de Golborne lo requiere.

Allamand ya le puso nota cinco a seis al Gobierno. Golborne, contraataca y calla; al entregar la evaluación a los ciudadanos –lo que se hizo el pasado 28 de octubre- una vez terminada la gestión. A su vez, Golborne había mencionado –anteriormente- que la educación no era un bien de consumo. Seguiremos atentos a este escenario.

Como hemos visto, los primeros días de la primaria oficialista han sido intensos. Es más, han abierto una nueva etapa en los liderazgos y posicionamientos presidenciales del sector. Por ello, una de sus primeras consecuencias es que la competencia está abierta para cualquiera y que las encuestas de evaluación ministerial y de intención de voto pasan a otra etapa.

Entonces, ¿quién ganó en estos primeros días?  Tengo la impresión de que Allamand ganó levemente en estos primeros diez días. De hecho, ha logrado neutralizar los golpes iniciales de Golborne que se manifestaron en el rápido cierre de filas por parte de la UDI, en su salida en Metro a una actividad, en la fuga de militantes RN y en entregarle la responsabilidad en torno al clima que puede asumir la campaña.

Cuando Allamand sacó a Golborne al pizarrón, logró neutralizar el cómputo inicial y pasar a la ofensiva. Pero, son sólo los primeros días. Falta mucho. Las encuestas –tarde o temprano- volverán hablar.

Por González Llaguno


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