Observamos en Chile un modelo predominante de familia de roles complementarios e inequitativos de género.
El debate sobre la licencia postnatal en Chile se inscribe en un contexto en que las tareas de cuidado y crianza son realizadas principalmente por las mujeres (71% del trabajo no remunerado según la Encuesta de Uso de Tiempo en Gran Santiago), observándose altas inequidades de género en su distribución. Mientras que las mujeres se han incorporado masivamente al mercado del trabajo, los hombres, por su parte, se han involucrando muy tímidamente en tareas de paternidad y muy escasamente en las tareas domésticas. De este modo se observa en Chile un modelo predominante de familia de roles complementarios e inequitativos de género.
Solo muy recientemente la paternidad de los hombres comienza a ser relevada como posibilidad y a ser estudiados sus efectos. Diversas investigaciones (Allen y Daly, 2007; Barker, 2003; Fathers Direct, 2005; National Responsible Fatherhood, 2008; Nock y Einolf, 2008; Ravanefra, 2008) sugieren que cuando los padres tienen una presencia de calidad estando involucrados e implicados en el cuidado y crianza de sus hijas/os –residan o no con ellos- estos tienden a desarrollarse mejor en diversas áreas tales como su salud física y mental, rendimiento académico y desarrollo cognitivo, habilidades sociales, autotestima, etc.
La paternidad de los hombres también suele ser positiva para la madre, quienes tienden a tener menos sobrecarga de tareas de cuidado y domésticas e incrementar su salud. Finalmente los propios hombres se benefician, reportan sentirse más satisfechos con sus vidas y presentan mejor salud mental y física: se cuidan más, enferman menos y participan más en la comunidad.
Una de las principales herramientas mediante la cual se ha logrado una mayor participación de los padres en algunos países ha sido la licencia postnatal para los hombres. En la experiencia comparada el modelo más efectivo en promover la paternidad es aquel en que por algunas semanas el padre tiene un postnatal exclusivo y el resto de la licencia puede tomarla la madre o el padre y es pagada al mismo valor del salario. En los casos en que la licencia pueden tomarlo tanto el padre como la madre sin un período exclusivo para el padre, la tendencia es que sea tomada casi en todos los casos por las madres (Barker y Verani, 2008; Ray, Gornick y Schmitt, 2008)
Dado este panorama y estas evidencias si se tiene voluntad política para promover la paternidad de los hombres y relaciones más equitativas en el hogar entre hombres y mujeres, se precisa:
1) Promover políticas de género, de familia, de trabajo, de conciliación trabajo-familia y de salud sexual y reproductiva que propicien la corresponsabilidad entre hombres y mujeres en las tareas de cuidado, crianza y domésticas.
2) Desarrollar una política de paternidad amplia, con campañas y programas socioeducativos con hombres que promuevan el ejercicio comprometido de la paternidad.
3) Diseñar una política de familia de roles equitativos de género –y no complementarios e inequitativos como existe actualmente-. Para ello se requiere promover al mismo tiempo una mayor participación de las mujeres en el mercado remunerado del trabajo e igualdad de salarios.
4) Reconocer socialmente y apoyar las paternidades alternativas como los padrastros, padres sociales, etc. Asimismo igualar derechos como los de adopción a todas las personas que conviven en uniones civiles, incluidas las parejas del mismo sexo.
5) Finalmente, ampliar la licencia postnatal a 6 meses y que pueda ser tomada tanto por la madre como por el padre. Como pieza clave de la política se recomienda una licencia postnatal para los padres exclusiva (= si no se toma, se pierde) y remunerada de al menos 4 semanas de duración, siguiendo modelos como el noruego, sueco o alemán. Adicionalmente se recomienda incorporar incentivos para que los padres usen la licencia de modo compartido con la madre.
Como se puede apreciar, en el debate sobre el postnatal están en juego el tipo de relaciones de género que queremos construir y una de las inequidades más resistentes al cambio: cómo se distribuyen las tareas de cuidado, crianza y domésticas.
Por Francisco Aguayo
Psicólogo. Director de EME – Masculinidades y Equidad de Género
Esta columna está basada en el Resumen Ejecutivo del mismo tema presentado a la Comisión Mujer, Trabajo y Paternidad y en un artículo en preparación.