Recuerdo cuando una noche de hace años atrás, asistí muy entusiasmado a un concierto del gran cantautor argentino Pedro Aznar. La ilusión quedó convertida en frustración cuando atónitos constatabamos de que se trataba de un concierto “acústico”, donde Aznar estaba solitario en el escenario. El anhelo de mi compañera y yo era verlo en toda su plenitud, con banda incluida.
Pero confiamos en que se trataría de algo especial, intimo, restringido, pero valido, como apuesta escénica. Honestamente nos empezó a dar sueño. Nos mirábamos, y nuestras pestañas caían cíclicamente, quizás también producto de que hace pocas semanas había nacido un retoño que nos tenía realmente desvelados.
Lo peor sucedió cuando, con un increíble juego de luces, comenzaron los acordes de “Mientes”, esa rítmica canción de Charly Garcia. La modorra se convirtió en ira, ya que al reducido cantor no se le ocurrió peor idea que colocar una pista musical al fondo, reemplazando a la banda en vivo por una grabación, mientras intentaba avivar a la galería con palmadas y saltos.
Mientes… sí… era una Mentira.
De la misma forma nos hemos sentido ahora que la alcaldesa de Providencia ha anunciado la restricción horaria a los locales que expenden alcohol a las 2 a.m. A través de un par de justificaciones, y con la complicidad de los concejales de gobierno, instala una normativa a todas luces regresiva, autoritaria, moralista y conservadora. Pero lo peor es que lo hace a través de argumentos que son una gran mentira. En primer lugar, señala que los delitos ocurridos en la comuna se acrecientan en la noche y coinciden con las zonas en que se concentran las patentes de alcohol.
En la otra vereda, en una inusual declaración trasparente, Carabineros y específicamente quien dirige la 19 comisaria de Providencia, reconocía que esto era falso. Que la mayoría de los delitos ocurrían entre las 16 y las 20 hrs.
Luego, la alcaldesa y los concejales indicaron que esta medida es un clamor de los vecinos. Y mencionó a unos cabildos ciudadanos en donde habitantes de la comuna fueron convocados a participar en la discusión sobre las diversas problemáticas del sector.
No resta aclarar que la legislación contempla a mecanismos como el Plebiscito o la Consulta como los recursos que legítimamente pueden ser utilizados en pos de conocer la opinión de los ciudadanos de una comuna, aunque sin el carácter vinculante, y no simples reuniones, convocadas con avisos pegados en los postes de luz o en la cartelera de la misma municipalidad.
Pero, de todas formas, al revisar las actas de los famosos cabildos, a los cuales asistió un escaso o más bien escasísimo público (por ejemplo al del Barrio Bellavista fueron 19 personas), se mencionan una serie de problemáticas , y nunca, pero nunca, se señala en línea alguna el asunto de la restricción.
Por citar un ejemplo, en el citado cabildo de Bellavista, las propuestas fueron:
– Eliminación de los factores que generan contaminación en el barrio
– Recuperación de espacios comunitarios
– Construcción de Jardines en Isabel Riquelme
– Que Pio Nono sea un paso peatonal.
– Que se construyen o habiliten baños públicos en el sector.
– Que se pinte con líneas amarillas las calles con el fin de resguardar los estacionamientos de casas particulares frente a población flotante que visita locales nocturnos.
– Imitar a otras municipalidades como San Bernardo en la creación y habilitación de espacios deportivos gratuitos como una piscina para Pública Providencia.
Ninguna de estas medidas ha sido, hasta el momento, acogida por la municipalidad, pero si se inventaron una medida a todas luces inconsulta, la cual corresponde con seguridad a pagar favores políticos con agrupaciones que apoyaron la candidatura de Josefa Errazuriz.
Entre gallos y muy de medianoche
En la sesión en que el Consejo del municipio aprueba la medida, es increíble cómo se denota que la ordenanza ya había sido “•cocinada” con antelación, no siendo esta instancia la oportunidad para discutir la propuesta. (Las actas de la sesión están publicadas en la web de la comuna)
Como siempre, los acuerdos de cafetería primaron ante una discusión transparentada y pública. Llega hasta el colmo, que uno de los concejales manifiesta desprolijamente que el texto de la ordenanza ya se lo había enviado previamente a los miembros de la Asociación de Residentes y Patrimonio de Bellavista (una entidad cuyo único perfil público es una página de Facebook con 65 “amigos”), quienes ya habían enviado las correcciones al texto. Mientras tanto, en la misma sesión, hubo concejales que confesaban no conocer el proyecto y pedían una reunión más para interiorizarse del tema, asunto que fue denegado.
Un ejemplo más del accionar discrecional de las autoridades políticas de nuestro país, donde la elección popular parece más un cheque en blanco que la real posibilidad de representación ciudadana. Ejercicios plebiscitarios son utilizados al acomodo del mandatario comunal de turno, mientras se le niega la posibilidad a la población en general para decidir en temas que fundamentan su accionar cotidiano.
Entre cuatro paredes impiden a la mujer a decidir por su maternidad, niegan el derecho a morir dignamente, se resisten a implementar medidas de real participación, como la revocatoria de mandato, la iniciativa popular de ley o el derecho a ser consultado antes de definir políticas públicas locales. No soportan la idea de un verdadero estado plurinacional, donde los pueblos indígenas sostengan una real autonomía territorial. Prometen grandes reformas, que terminan siendo acuerdos con el empresariado en pos de darle continuidad al modelo. Y como si fuera poco, ahora nos regulan con horarios de funcionamiento para decir cuándo y a qué horas podemos tomarnos una cerveza o compartir un trago con amigos y compañeros.
Nuestra democracia no es frágil. No es tutelada. Es solo un nombre que se esconde entre las paredes. Son las rígidas paredes de la fronda aristocrática que aún nos rige desde la época de la Colonia.