La protesta magallánica conducida por la Asamblea Ciudadana es un cuadro de oposición y rebeldía ante un gobierno que no respeta sus promesas ni crea condiciones democráticas adecuadas para consultar a las mayorías que quiere representar. Pero todo huele a más de un gato encerrado. A un plan gubernamental con objetivos estratégicos no confesados. ¿No será que grupos empresariales y el Gobierno quieren imponer la solución energética-nuclear en todo el territorio nacional para bloquear otras opciones energéticas y con tal fin construyen un escenario de inseguridad energética en ciernes?
Es sabido que la opción energético-nuclear demanda una tecnología centralizada y una fuerte concentración de capital, por lo tanto una estructura monopólica de la producción energética. Mientras que las energías renovables funcionan mejor en unidades más pequeñas y descentralizadas y son menos costosas.
Por supuesto que hay un conflicto político en curso. Por un lado los ciudadanos magallánicos saben que unidos y organizados pueden hacer retroceder a un gobierno que busca aplicar una medida injusta que los perjudica mayoritariamente (1). Por el otro, el poder central parece decidido ir hasta el final con su plan. Su ministro del Interior es un adicto de la aplicación de la ley dura y formado en su obediencia. El leit motiv de Rodrigo Hinzpeter lo conocemos: reprimir lo que considera una amenaza a su autoridad y al orden público.
Por sus obras pasadas sospecharéis siempre. En verano y en tiempo de vacaciones el gobierno empresarial de Piñera optó por enfrentar a la ciudadanía de Magallanes e imponer un alza espectacular del 16,9 % del gas en una zona donde esta energía reviste un valor de subsistencia, seguridad y calidad de vida que la convierten en un Bien Común. Bien sabemos que un gobierno neoliberal no entiende estas razones. Para Piñera y sus tecnócratas el gas es sólo una mercancía cuyo precio debe ser regulado por el mercado en un contexto de crisis energética larvada y provocada.
Para expresar sin ambages lo que está en juego, el «popular» ministro Lawrence Golborne expresó sin tapujos que para cuidar el patrimonio de Enap, «empresa de todos los chilenos», es necesario «traspasar el precio real a los consumidores». Lo que no dice Golborne es que el Gobierno quiere eliminar Enap o, como lo hizo Piñera con las sanitarias, privatizarla. Puesto que si una empresa pública empieza a encarecer sus productos y servicios (por decisión gubernamental), los neoliberales se van a aprovechar para repetir en sus medios que las empresas públicas son ineficientes. Vieja triquiñuela cuyo fin es introducir el mercado y aumentar los precios y, por supuesto, las ganancias de los grupos capitalistas que vendrán a ocupar el lugar de las públicas en nombre de algún principio económico de pacotilla.
Leamos entonces entre líneas las declaraciones del ministro de Energía Ricardo Raineri cuando afirma que: «Las reservas de gas y de petróleo van en franca declinación. A partir del año ’90 (las autoridades) tomaron la decisión de frenar las actividades de exploración y producción de gas en la región. La cantidad de pozos explorados cayó drásticamente, y la región todos estos años ha vivido prácticamente de los recursos que se obtuvieron hace muchísimos años atrás». Fin de la cita. De lo anterior podemos inferir que tanto los tecnócratas concertacionistas como la derecha aliancista y, por supuesto los grandes empresarios nacionales y las multinacionales de la energía sabían lo que se venía: una crisis energética que crearía las condiciones propicias y ‘espectaculares’ para imponer opciones sin consultar a la ciudadanía.
Pero.
¿Por qué plantear la cuestión energética en un contexto tan dramático ahora y enfrentar sin miramientos a la población magallánica con frases agresivas del estilo “se acabó la fiesta”? Respuesta: para crear un ambiente propicio para sacar de la manga a relucir la solución atómica-nuclear.
Planteemos la pregunta en términos político-económicos.
¿Cuál es la opción energética para el país que los grandes grupos están manejando porque les garantiza abultadas ganancias? Y la otra. ¿Cuál es la energía que pretenden presentar como «limpia» o ecológicamente “correcta”, comparada con un proyecto feo y criticable ecológicamente como el de HidroAysen? Las respuestas no sólo se encuentra en las pasadas declaraciones de Ricardo Lagos o en las giras de Sergio Bitar, el ministro de Bachelet, en Francia. Recordemos que la solución energética nuclear es también parte de la agenda programática de la Concertación.
Así, como por casualidad, junto con el anuncio de aumentar el precio del gas a los ciudadanos magallánicos y de presentarles un plan rechazado por éstos, la prensa santiaguina informaba este domingo: «El ministro Ricardo Raineri tendrá una agenda ajetreada la próxima semana. Desde su oficina de Teatinos 120 se trasladará a recorrer una serie de centrales nucleares en Bélgica y luego participará en París en un encuentro con autoridades de la Agencia Internacional de Energía Atómica de la OCDE, organismo al que postula Chile y cuyo ingreso permitirá avanzar a La Moneda en la creación de un marco regulatorio en la industria nucleoenergética al concluir el mandato del Presidente Sebastián Piñera, en 2014.” Atención, a continuación la nota agrega: “La visita, desde su primer diseño, contó con un invitado personal de Raineri: el empresario Guillermo Luksic.”
Además, se informó en la prensa de la patronal que el presidente de Quiñenco (el grupo empresarial de los faraones Luksic), “sólo podía cerrar su compromiso para viajar en abril a Francia. Se tratará del debut del Comité Empresarial de Energía Chileno-Francés, que fue creado en octubre de 2009 por los presidentes Sebastián Piñera y Nicolás Sarkozy, y que desde hace algunos meses encabeza Luksic. Raineri y Guillermo Luksic se reunirán en París con el titular de Energía y Desarrollo galo, Jean-Luis Borloon, y el presidente del grupo franco-belga Suez, Gérard Mestrallet.”
Areva (2) es la gran jugadora europea de la energía atómica. La multinacional francesa que posee la tecnología adecuada para construir centrales nucleares de III generación debe frotarse las manos. El escenario es factible y vale la pena hacer este ejercicio, por el momento algo hipotético, es cierto. Pero la posibilidad de que grupos capitalistas energéticos globales hagan alianzas estratégicas con grupos chilenos como Quiñenco para controlar el mercado de la energía en Chile es real. Así, la soberanía energética quedará en manos de capitales privados y al servicio de sus necesidades energéticas.
No solo debemos apoyar las protestas de la Asamblea Ciudadana de Magallanes sino promover un debate nacional y construir ya un movimiento antiatómico que impida la instalación de centrales nucleares para evitar que materias y desechos altamente radiactivos y nocivos circulen por las rutas del país amenazando la salud de la población. Habrá que evitar que el riesgo del fuego nuclear penda como una espada de Damocles sobre los habitantes de un país en cuya loca geografía sísmica y volcánica los magnates de la energía y el Gobierno empresarial quieren realizar pingües ganancias sin prever la amenaza para la seguridad y la supervivencia ciudadana.
Por Leopoldo Lavín Mujica
_________
(1) Es muy probable que el Gobierno retroceda ante la unidad y la movilización ciudadana, pero lo hará después que el objetivo gubernamental de dramatizar el problema de la energía para imponer su solución energética por el mercado haya sido logrado.
(2) Areva fue denunciada en toda Francia el 5 noviembre de 2010, con manifestaciones realizadas por militantes antinucleares, organizaciones populares y sindicales debido al transporte, del cual es responsable, de materias radiactivas hacia Gorleben, Alemania.