En política, lo fácil es ganar; lo difícil comienza al ejercer el gobierno. Alejandro Armenta, gracias a sus méritos y al respaldo del poderoso motor que representan Morena, Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador, ganó contundentemente la gubernatura de Puebla. Con Morena y sus aliados dominando el Congreso estatal, el escenario parece favorable para una gestión efectiva. Sin embargo, con un gran poder viene una gran responsabilidad, y es ahora cuando Armenta deberá demostrar si está preparado para gobernar en beneficio de todos los poblanos o si solo está cumpliendo un sueño juvenil prematuro.
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La Normalidad Democrática. En menos de una década, Puebla ha visto pasar siete gobernadores: Rafael Moreno Valle, Tony Gali, Martha Erika Alonso, Guillermo Pacheco, Miguel Barbosa y Sergio Salomón Céspedes. Esta inestabilidad ha truncado proyectos y políticas públicas, impidiendo la continuidad necesaria para el desarrollo sostenido. El primer gran compromiso de Armenta debe ser terminar su gobierno, brindando a Puebla la estabilidad que tanto necesita para avanzar en sus programas y proyectos.
Seguridad. La inseguridad en todas sus formas es uno de los principales desafíos para el nuevo gobierno. Aunque Puebla no ha alcanzado los niveles críticos de violencia de estados como Guanajuato, Michoacán o Guerrero, el robo de combustible sigue siendo una preocupación importante. Además, el robo a casa habitación, los asesinatos, el robo de autopartes, la violencia familiar y los linchamientos son problemas que requieren atención inmediata. Armenta deberá implementar estrategias de seguridad efectivas que no solo aborden estos delitos, sino que también restauren la confianza de los ciudadanos en las autoridades.
Agua Potable y Drenaje. El agua potable y el drenaje son problemas críticos que han sido ignorados durante mucho tiempo. Estos servicios esenciales son costosos y requieren mucho tiempo para ser implementados, pero su negligencia podría resultar en una crisis a mediados del próximo sexenio. Armenta debe tomar cartas en el asunto desde ahora, destinando recursos y esfuerzos para mejorar la infraestructura hídrica del estado. Aunque estas obras no son populares ni generan votos de inmediato, son fundamentales para el bienestar a largo plazo de la población.
Desigualdad y Pobreza. Puebla enfrenta niveles alarmantes de desigualdad y pobreza. En la capital, dos millones de personas viven en condiciones de pobreza. Los programas federales de bienestar son importantes, pero no son suficientes para solucionar el problema de raíz. Armenta debe impulsar una dinámica de crecimiento económico más intensa y sostenible, que permita a Puebla superar la media nacional en términos de desarrollo. Esto implica fomentar la inversión, mejorar la educación y la capacitación laboral, y desarrollar infraestructuras que faciliten el crecimiento económico.
Libertades y Derechos. Puebla es conocida por su sociedad conservadora y devota, pero eso no debe impedir el avance en derechos y libertades. Si Armenta quiere ser fiel al programa de la Cuarta Transformación, no sólo deberá impulsar las reformas de AMLO y Claudia Sheinbaum, sino que deberá promover la aprobación del matrimonio igualitario, la despenalización del aborto y el consumo lúdico de marihuana. Aunque estas decisiones pueden ser controversiales, son necesarias para garantizar la igualdad y el respeto a los derechos humanos. El gobierno no debe evadir estas discusiones, sino enfrentar y liderar el cambio social que la sociedad poblana está lista para adoptar.
Gobernabilidad y Responsabilidad. Alejandro Armenta encabeza un nuevo elenco de figuras políticas en Puebla, acompañado de líderes como Ignacio Mier, Liz Sánchez, Pepe Chedraui y Olivia Salomón, así como de los presidentes municipales y los diputados federales y locales. La responsabilidad del éxito de su gestión recae tanto en él como en su equipo. Juntos, deben trabajar para cumplir con las expectativas de los poblanos, implementando políticas efectivas y transparentes que promuevan el desarrollo y la justicia social.
El reto de Alejandro Armenta como gobernador de Puebla es monumental. No solo debe asegurar la estabilidad política y la continuidad de su gobierno, sino también enfrentar problemas críticos como la inseguridad, la infraestructura hídrica, la desigualdad y los derechos civiles. La oportunidad está en sus manos para demostrar que puede ser un líder efectivo y transformador, capaz de llevar a Puebla hacia un futuro más próspero y equitativo. La historia juzgará si su mandato fue el cumplimiento de un sueño juvenil o el inicio de una nueva era de progreso para el estado. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.
Foto: Archivo El Ciudadano México
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