Por Igor Karaulov
El presidente ruso no suele expresarse en el género de un artículo. Cada texto suyo de este tipo se convierte en una declaración estratégica sobre una de las cuestiones más importantes del mundo moderno. En vísperas de la Cumbre Rusia – África y el Foro Económico y Humanitario celebrado a fines de julio en San Petersburgo Vladimir Putin presentó su artículo «Rusia y África: aunando esfuerzos en aras de la paz, el progreso y un futuro exitoso» (el texto completo véase aquí http://static.kremlin.ru/media/events/files/ru/Qed1KW9Bxrh0lrfQB9csAFKTy9jCRtEu.pdf)
Hasta ahora, a pesar de la creciente importancia de países individuales como Sudáfrica (el único miembro africano del BRICS), África en su conjunto ha sido más un objeto que un sujeto de la política mundial. Un objeto de preocupación humanitaria de «hermanos mayores», a veces bastante hipócrita. Objeto de manipulación política por parte de los países occidentales, incluida la organización de golpes de Estado, revoluciones de colores e intervenciones militares directas. Objeto de explotación económica de los abundantes recursos naturales del continente y de su mano de obra barata.
Parte de la razón por la que se subestima a África quizás se debe al gran cartógrafo Gerardus Mercator. Fue él quien inventó esa proyección canónica en la que las imágenes se estiran al acercarse a los polos y se encogen al acercarse al ecuador. En realidad, África, que parece relativamente modesta en el mapa, tiene casi el doble de tamaño que Rusia y más del triple que China o Estados Unidos.
Al mismo tiempo, África está al mismo nivel que China e India en términos de población (alrededor de mil quinientos millones de personas). Sin embargo, hay un matiz: hoy África es el epicentro de una revolución demográfica. Mientras que hace 50 años la población africana sólo representaba el 10% de la población mundial, hoy ya es el 20%, y para 2100 se prevé que dos de cada cinco habitantes del planeta serán africanos. África es el futuro de la humanidad, y merece la pena luchar por él ahora.
La principal conclusión de las palabras del Presidente es que Rusia no abandona África, sino todo lo contrario. No importa cómo el Estado ruso establezca relaciones con las empresas militares privadas o estructuras similares, Rusia no abandona el mercado africano de servicios de seguridad, seguirá luchando contra el legado del colonialismo y el neocolonialismo. No importan las sanciones que imponga Occidente, no importan los obstáculos en términos de transporte o de acuerdos monetarios, etc., Rusia no va a abandonar el mercado económico africano. Las empresas rusas, según Putin, están dispuestas a trabajar en el continente africano en los campos de la exploración geológica, los combustibles y la energía, la industria química, entre otros.
Putin nos recuerda la larga e intachable historia de las relaciones ruso-africanas: «Hacia mediados de los años 1980, con la participación de nuestros ingenieros y técnicos en África fueron construidas más de 330 importantes instalaciones infraestructurales e industriales: centrales eléctricas, sistemas de riego, empresas industriales y agrarias que siguen funcionando con éxito hasta hoy en día, aportando una ponderable contribución al fomento económico del continente. En nuestro país se diplomaron decenas de miles de médicos, técnicos, ingenieros, oficiales y maestros africanos.
Quisiera destacar la tradicionalmente estrecha interacción en la palestra internacional, una firme y consecuente defensa, primero por parte de la URSS y, luego, de Rusia, de los intereses de los países africanos en los foros internacionales. Siempre nos ateníamos rigurosamente al principio “a los problemas africanos, solución africana”, solidarizándonos con los africanos en su lucha por la autodeterminación, la justicia y la defensa de sus derechos legítimos. Nunca intentábamos imponer a los socios nuestras propias nociones relativas al ordenamiento interno, a las formas y métodos de gobierno, a las finalidades del desarrollo y las vías para alcanzarlas».
De hecho, la ventaja de Rusia en este continente reside principalmente en que nunca ha sido colonizadora. No trató ningún territorio como colonia, esa no es su tradición. Por lo tanto, África puede considerarse una zona libre de rusofobia. Lo contrario también es cierto: Rusia está históricamente libre de racismo. Los negros nunca fueron esclavos en este país. Y hasta el escritor más venerado de Rusia, Alexandr Pushkin, tuvo raíces africanas y a nadie le parece bajo este origen del genio nacional.
Por último, por separado Putin llamó la atención de los lectores — incluidos, por supuesto, los jefes de Estado — sobre los hechos relacionados con el llamado pacto de granos, destinado en su origen a garantizar la seguridad alimentaria mundial, reducir la amenaza de hambre y ayudar a los países más pobres de África, Asia y América Latina.
«En casi un año del pacto de granos, se exportó desde Ucrania un total de 32,8 millones de toneladas de carga, más del 70% de las cuales se destinaron a países de altos y medios-altos ingresos, incluida la UE, mientras que países como Etiopía, Sudán y Somalia, y también Yemen y Afganistán, recibieron menos del 3% del volumen total, es decir, menos de un millón de toneladas.
Al mismo tiempo, no se cumplió ninguna de las condiciones del pacto relativas a levantar las sanciones impuestas sobre las exportaciones rusas de granos y fertilizantes a los mercados mundiales. Además, nos enfrentamos con obstáculos cuando entregamos a título gratuito abonos minerales a los países necesitados y más pobres. De las 262.000 toneladas de productos bloqueados en los puertos europeos, se logró enviar solo dos lotes: 20.000 toneladas a Malawi y 34.000 a Kenia. Lo resto se queda en las manos de los europeos deshonestos. Eso sucede a pesar de que se trate de la acción puramente humanitaria que no puede ser afectada por ningunas sanciones en principio.
Al tener en cuenta todos esos hechos, perdió sentido extender el pacto de granos que no cumplió con su objetivo humanitario. Nos oponemos a prolongar el pacto, y a partir del 18 de julio, se completó. Me gustaría asegurar que nuestro país está capaz de sustituir los granos ucranianos tanto sobre la base comercial como gratuita, especialmente porque esperamos otra cosecha récord este año».
O sea, lo que Putin dice sobre este asunto puede llamarse propuesta de un nuevo acuerdo sobre cereales entre Rusia y África. También constata el aumento de comercio con los países africanos en 2022 que alcanzó casi los 18.000 millones de dólares, y esto es sólo el inicio. Al mismo tiempo se planea continuar ayudando en la capacitación de los funcionarios nacionales para Estados africanos. De los 35.000 estudiantes del continente africano que estudian ahora en el país, más de 6.000 están becados por el gobierno ruso y la cantidad de becas crece anualmente.
«Estamos convencidos de que el nuevo orden mundial multipolar cuyos contornos ya se han perfilado, será más justo y democrático. No cabe duda de que África, junto con Asia, Oriente Próximo y América Latina ocupará un digno lugar en este nuevo orden mundial, deshaciéndose definitivamente de la pesada herencia del colonialismo y el neocolonialismo y rechazando sus prácticas contemporáneas», — expresa su visión Vladimir Putin.
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