“La carne se corta con cuchillo, muelas y dientes, pero también se defiende con cuchillo, muelas y dientes” (Anorak Emutiaa)
Manuel Zelaya, terrateniente, capataz de junglas domadas, adiposa vértebra bigotuda del sistema capitalista instaurado en Honduras. Cajero y administrador de bancos varios, recadero del Fondo monetario internacional, heredero directo de la United Fruit Company.
Militante del Partido Liberal de Honduras, conglomerado de centro derecha, que postula la ideología Liberal Progresista ideada por Adam Smith. Destaca dentro de sus características, el Individualismo y la irrestricta protección de la Propiedad Privada, así como el codazo administrativo, democrático contra el Estado, lo cual se traduce en que bogan por la no intromisión de este en las relaciones mercantiles entre los ciudadanos (reducción de los impuestos a las grandes compañías por ejemplo)
Reducir la protección de los más desfavorecidos es postre diario para los defensores de esta corriente.
Destacan dentro de las figuras del Partido Liberal de Honduras, Roberto Suazo Córdova, quien ofreció Honduras como posada a Estados Unidos para la preparación de “Los Contras” en su guerra declarada a la Revolución Sandinista. Muchos miles de muertos, pobres, campesinos, gentes de izquierdas, obreros, pueblos autóctonos y más, llevan la imborrable, indeleble firma de los Liberales en Honduras.
Ahora bien, el Zelaya en cuestión, no es más que otro bufón pirotécnico que ofrece o accede a ciertas demandas populares, sólo hasta donde sea permitido. Es, junto a “primeras mujeres presidentes” “negros como presidentes” otro vendedor de aspiradoras de masas. Ahora, al parecer, cometió la estupidez de seguir o intentar ejercer las mentiras redactadas en tiempos de elecciones y la misma gente de su partido, inversiones varias, más los guardianes del capital, las Fuerzas Armadas, lo sacaron desde donde lo habían puesto antes
Hay que recordar que: Roberto Micheletti Bain es un empresario miembro del Partido Liberal de Honduras, presidente del congreso Nacional de Honduras. O sea, esto, lo de Zelaya y su propuesta de una cuarta urna para votar si se debe cambiar la constitución por medio de una Asamblea Constituyente ha sido un impasse dentro de las propias filas del empresariado. Has ido muy lejos, habrá sido quizás la crítica.
Los sectores progresistas han corrido a gritar desde sus ventanas cuanto quieren el regreso del presidente a la casa de Gobierno, algunos, incluso, en una ridiculez sin precedentes comparan a Manuel Zelaya con Salvador Allende.
La izquierda, o mejor dicho, un patético remedo de esta, frunce el ceño reclamando la vuelta a la democracia. Que vuelva la institucionalidad quebrada, que vuelva el eje al centro del molino de ganancias.
Como si la manoseada democracia fuera el gobierno del pueblo, como si la democracia fuera una panacea, como si la democracia significara igualdad, justicia, libertad. ¿Cuántos muertos, azotes y sufrimientos horribles suceden en países rotundamente democráticos? En un burdel también hay democracia.
El día de mañana no sería raro encontrar en un hipotético estado, a rojos, azules y verdes gritando, firmando ó vociferando porque vuelva Sebastián Piñera o Ricardo Lagos a la casa de Gobierno.
Como se nota que hay un montón de changuetas de izquierda que no tienen nada mejor que hacer que estar solidarizando con todo, descuidando bastante las propias demandas, causas y necesidades de sus propios lugares o zonas. La solidaridad es para algunos una simpática, entretenida terapia social lúdica.
Supuestamente el Che Guevara habría dicho o dijo, que; “La solidaridad es la ternura de los pueblos” eso es palabra sagrada para algunos, quizás hubiese tenido que agregar también que; no se aprovechen de esa ternura los inútiles o fracasados que no hacen nada más que eso, solidarizar y toman la actividad en cuestión como hobby o cómodo cojín que trasporta dulcemente a la tierra de Orfeo cada noche.
La ONU, la EU rasgan vestiduras por el asalto a la antigua, únicamente porque hace rato ya que el sistema capitalista y explotadores asociados anuló, venció, derrotó a la izquierda en su conjunto y casi todos sus postulados.
¿La ONU y la EU? ¿Desde cuándo nos bajó el respeto o aprobación moral favoreciendo a esas dos instituciones? ¿No que eran ilegítimas, malas, pérfidas? ¿Ahora son buenas?
Las Fuerzas Armadas son cerdos que han sido amaestrados para comer con servicio en estos últimos años, el manotazo hondureño es de muy mala educación, el garrote hace rato ya que siempre se viste de terciopelo.
Lo que se lleva ahora es engañar y estafar a las grandes masas con la infecta, despreciable palabra llamada Democracia y todos los aditivos que esta conlleva; Institucionalidad, Estado de Derecho y los cuentos de siempre.
Cualquier movimiento que se llame de izquierda y que juegue a las elecciones o que se embarque en esa barca, es porque no tiene el poder suficiente para cambiar, modificar o construir algo propio o nuevos referentes por sus propios medios.
Gentes de izquierda marchando y llorando por la vuelta de un paladín del liberalismo, es bastante, pero bastante decidor.
Los procesos democráticos han sido convertidos en procesos de compra-venta y de dominación. Es un contrato doloso en el cual se engaña a la gente, chantajeándola con la participación obligada en este proceso para luego encarárselo si las cosas no funcionan correctamente o bien para esgrimir que en democracia las cosas siempre toman tiempo, mucho, mucho tiempo.
Los mecanismos electorales y democráticos vendrían siendo algo así como que Jack el destripador primero anestesiara a sus víctimas antes de descuartizarlas, y lo realizara en forma tan prolija y elegante que no se sabría bien cuál o cuáles son las partes afectadas. Y en caso de que se tuviera real conciencia del daño recibido, ante el reclamo, vendrá una montaña de burócratas a explicar lo bueno del daño recibido, y sí esto no soluciona el reclamo, vendrá la guardia de palacio a desmenuzar la carne de los que reclaman, pero esta vez sin anestesia ni suavizantes.
Cambiar la economía de un país a través del cambio de su constitución por medio de una Asamblea Constituyente parece bastante ingenuo. De un solo manotazo militar, las fuerzas armadas, cuando ven los intereses de sus empleadores afectados, redactan nuevas constituciones sin ningún problema y así lo han hecho infinidad de veces.
La razón se defiende por la fuerza. Si o sí. Lo demás es papel picado.
Llamar a la coordinación de fuerzas progresistas para elegir a sus propios representantes sería otra cosa, profundizar a tal punto la manoseada “democracia” que los “verdaderos demócratas empresariales” escupan la palabra cuando la oigan, no como ahora que la adoran, sería bastante interesante
El tema es extenso y complicado para un simple mortal de a pie, tal vez los profesionales de la revolución echen más lumbre al zócalo llamado Zelaya o Celada.
Por Andrés Bianque.