São Paulo: entre las cenizas y la radicalización de las derechas

En São Paulo estamos evidenciando una disputa no sólo por la alcaldía [prefeitura], sino un caso paradigmático de las batallas internas de las “Nuevas Derechas”, esas que tienen un ala más mainstream y otra aún más radicalizada.

São Paulo: entre las cenizas y la radicalización de las derechas

Autor: El Ciudadano

Por Javier Molina Johannes

En São Paulo se está llevando una de las disputas más importantes de las derechas brasileras. Entre un pseudo coach y un pseudo bolsonarista. Mientras el interior del Estado se quema por las consecuencias del agronegocio, en la capital se disputan votos. Esos votos son disputados en cada publicación en las redes sociales, donde hemos visto cómo Pablo Marçal, el “estafador de la tercera edad”, ha discutido fuertemente con hijos del “ladrón de joyas”. Lo que quedó grabado en las redes de Jair Bolsonaro, hace un par de semanas, ese mismo que las masas buscaron reivindicar con el intento golpista el 8 de enero de 2023. Mientras el humo de los pastizales quemados está incomodando y se esparce ya no sólo por el interior del Estado, sino que por gran parte de Sudamérica, el bolsonarismo tiende a actualizarse junto a las cenizas. Parece quebrarse, pero se radicaliza.

El coach, que lleva una gorra con la inicial de su apellido, ha revolucionado las redes sociales. Ha incorporado una guerra mediática inesperada con el actual alcalde, Ricardo Nunes, quien no quería presentarse como bolsonarista, hasta que el primero lo obligó a posicionarse. Y desde ahí han estado disputando la masa de votos de los bolsominions, esos que apoyan el genocidio del Estado de Israel, por un supuesto llamado teológico.

La quema del interior paulista nos recuerda a las inundaciones del sur del país hace unos meses, la única diferencia es el formato, porque tanto el fuego como el agua nos recuerda el embate del modelo extractivista del agronegocio. Mientras, los candidatos de las derechas bolsonaristas continúan dándose golpes. La difusión de mentiras, más conocida como fake news, es parte clave de la estrategia de Marçal, lo que comenzó por un supuesto consumo problemático de droga del candidato del PSOL, Guilherme Boulos. Sin embargo, la verdad: los vínculos del coach con la mafia paulista, lo que lo convertiría en mediador de la misma droga.

En fin, la disputa entre el coach y el actual alcalde [prefeito] ha provocado una radicalización del discurso de las derechas brasileras. Además, de un humo que termina cubriendo a la política general. Los dos han contratado importantes empresas de Funk, consiguiendo, hasta cierto punto, revertir su aporofobia y el odio que tienen a los favelados, como demuestran sus históricas intervenciones. El turismo electoral, ha permitido que el candidato de gorra ganara más de un millón de seguidores en sus redes sociales en la primera semana de campaña. Luego, ha tenido que enfrentar diferentes ataques por el uso de dineros para financiar un ejército digital. Es más, hace unas semanas le bajaron su principal cuenta, creó una nueva y sigue en pie. Ahora, como su función principal es vender productos de autoayuda y robar a través de diferentes estafas –está condenado–, su negocio ya está hecho. En tanto, provoca una disolución democrática, permitiendo que una masa importante vaya conformando la fuerza de un personaje podrido.

Por su lado, Ricardo Nunes, tuvo que salir a defender su posición bolsonarista, de la cual había intentado escapar durante un buen tiempo. Hoy se declara como el verdadero continuador del “ladrón de joyas” –recordemos, en juicio e inhabilitado–, cosa que había evitado realizar. En tanto, Jair Bolsonaro, que tampoco gustaba de aquél, ha tenido que arrancar del extraño interés de Pablo Marçal para aproximarse a Nunes. Cabe recordar que las masas bolsonaristas no son menores, y la radicalización de éstas no se ve solamente en el fuego y humo que se esparce por la capital, sino que en el odio difundido en las redes sociales; y no sólo es de manera virtual, lo que ya es un problema.

El bolsonarismo está preparando el terreno para que su “presidente eterno” vuelva al campo de batalla electoral. Cabe destacar que Jair Bolsonaro ha estado de paseo acompañando diferentes actos públicos en estos días de campaña. El mismo que fue ovacionado en la última CPAC hace dos meses en el sur del país, el mismo que se encontró con Javier Milei, y a quien le regaló una medalla “al incogible”. Todo un honor de masculinidad. El padre de dos ejes claves de las derechas conservadoras internacionales.

En fin, en São Paulo estamos evidenciando una disputa no sólo por la alcaldía [prefeitura], sino un caso paradigmático de las batallas internas de las “Nuevas Derechas”, esas que tienen un ala más mainstream y otra aún más radicalizada. Esta última cumple la función de radicalizar a toda la opinión pública, y termina convirtiendo a la derecha mainstream –que, en este caso, no sería nada menos que el bolsonarismo– en un tipo de “centro”. En otros términos, la transforma en una derecha suavizada, casi simpática.

Por lo anterior, Pablo Marçal no es sólo un candidato, sino que está logrando acarrear a una masa importante del bolsonarismo a su bolsillo. Si ya con el bolsonarismo mainstream era terrible, imagínense qué se puede esperar de su radicalización. Y lo peor, tiene verdaderas opciones de ganar las elecciones. Y, en caso de que no ganase, ya tiene todas las cámaras puestas sobre él. Ya consiguió acrecentar su público, ya se visibilizó como una verdadera opción política, y además focaliza una deriva de antifeminismo, como comentaba sobre Tabata Amaral, quien por “ser mujer no tendría la capacidad para gobernar”. Por eso, mirar esta contienda, nos muestra un eje de las derechas actuales que va mucho más allá de la ciudad de São Paulo.

De este modo, una vez más vemos el deterioro democrático por un (supuesto) outsider. Una vez más vemos cómo el debate político queda entorpecido entre las fake news y los ataques sin fundamentos. En tanto, el agronegocio continúa destruyendo Brasil: otro eje importante del bolsonarismo. No aparecen de la nada, y ni siquiera trabajan para sí mismos, aun cuando insistan en presentarse como emprendedores y/o empresarios de sí. Cabe enfatizar que este tipo de candidatos no se financian solos, debemos recordar la batalla entre Elon Musk y Alexandre de Moraes, por ejemplo. Un fiasco que continuaremos desglosando. Las “Nuevas Derechas” saben lo que están haciendo, y usan estos personajes como bozal. Un tipo que parece vanguardista –bien entrecomillas– y que no es más que una máscara de los mismos poderes de siempre, una profundización de ellos. Por eso, detectar esas prácticas antipolíticas y que radicalizan negativamente la discusión política es fundamental. En caso contrario, nuestros países seguirán cayendo en manos de estos especímenes.

Por Javier Molina Johannes

Sociólogo. Investigador de las derechas latinoamericanas.

Fotografía: A la izquierda, Pablo Marçal, y, a la derecha, Ricardo Nunes.


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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