Alejandro Armenta será el Coordinador de Comités de Defensa de la Cuarta Transformación en Puebla. Como sabemos, este nombre es un eufemismo para designar al precandidato Morena y sus aliados a la gubernatura de la entidad. En las tres encuestas que sirvieron para colocarlo en primer lugar de las preferencias, también se logró saber que Morena y sus aliados tienen una intención de voto en Puebla de entre 55 y 64%. Además, entre el 47 y el 54% de los encuestados consideran que la entidad camina por buen rumbo. Esto nos hace prever que Alejandro Armenta muy probablemente será el próximo gobernador de Puebla.
La noche del viernes mientras veía los resultados de las encuestas hechas y mandadas a hacer por Morena, mi mente me llevó a principios de 2018 cuando tuve la oportunidad de conocer a Alejandro Armenta. En aquel momento era yo integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena y por ello Alejandro consideró necesario tener un diálogo conmigo. Me manifestó su intención de ser candidato de Morena a la gubernatura de Puebla. Recientemente, había visto una foto suya enarbolando un cartel contra el derecho de decidir y apoyando una agenda propia del conservadurismo clerical. También en Morena ya estábamos resintiendo el transfuguismo de priistas y panistas que sabían que en julio de aquel año ganaríamos las elecciones. Recuerdo que le pregunté qué le hacía suponer que a tres meses de arribar a Morena él podía ser candidato a gobernador. Finalmente, había pasado 22 años en el PRI sin poder serlo. Su respuesta fue que él traía una trayectoria democrática como lo demostraba haber sido electo presidente municipal a los 23 años.
Alejandro Armenta fue tenaz en su empeño. En 2019 inscribió su precandidatura junto a Nancy de la Sierra y Luis Miguel Barbosa. Fue reacio a firmar una carta de compromiso de respetar los resultados de la encuesta que decidiría para quién sería la candidatura a la gubernatura. Nancy de la Sierra y Armenta le exigieron a Luis Miguel Barbosa que se sacara a Fernando Manzanilla de la Secretaría de Gobernación del gobierno de Guillermo Pacheco Pulido. Consideraban que Manzanilla y Francisco Ramos operarían con recursos del estado para favorecer a Barbosa. Recuerdo que Luis Miguel Barbosa simplemente les respondió que él no era el gobernador, sino el propio Pacheco Pulido. Airado en sus maneras, Armenta abandonó la reunión intempestivamente.
Finalmente, Alejandro firmó la carta compromiso, escribiendo en la misma consideraciones de reserva que mostraban su desconfianza. En el momento en que a la precandidata y precandidatos se les dieron los resultados de la encuesta, los recibió con muestras de disgusto y ya no se quedó a tomarse la foto con la que se sellaba el proceso. Acto seguido impugnó los resultados de la encuesta declarándose ganador sin fundamento alguno.
En 2018 nuestro principal adversario fue Rafael Moreno Valle. En 2019 no fueron Enrique Cárdenas (PAN) ni Alberto Jiménez Merino (PRI) sino Alejandro Armenta. Estaba apoyado por un sector de Morena, el que giraba alrededor de los partidarios de la ya presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera. Ese sector declaró a Armenta, antiguo partidario de Mario Marín, “el candidato de las bases”. Sus acciones para judicializar los resultados de la encuesta se estaban volviendo un serio obstáculo para que Barbosa se enfocara en la campaña. No fue sino hasta que intervino Ricardo Monreal, de quien Armenta era seguidor, que el problema se solucionó.
Se le hizo a Armenta. Ha logrado el objetivo que se trazó cuando decidió salirse del PRI e ingresar a Morena. Lo ha hecho consiguiendo un exiguo 22.3% de las preferencias frente a un 21.4 de Ignacio Mier. Ahora el enojado es Nacho, como lo revela el que no se haya quedado a la conferencia de prensa en la que se dieron a conocer los resultados de las encuestas. El domingo se hizo circular por teléfono una grabación con su supuesta voz de Mier denostando a Alejandro y autodefiniéndose como el verdadero representante de la 4T. No lo creo así, pero también soy escéptico con respecto a su oponente. Hoy Nacho ha aceptado ser la primera fórmula al Senado con lo que se da por sentado que ha aceptado los resultados de la encuesta.
A diferencia de Ignacio Mier, Armenta logró captar el apoyo de un sector de antiguos militantes de Morena. La gran pregunta es si las expectativas que ha generado en un sector del partido lo convertirán en un gobernador que traiga la Cuarta Transformación a Puebla. O si, por el contrario, será un gobernador priista de tintes marinistas con el chaleco de Morena. El tiempo lo dirá. Por el momento tendría que definirse con respecto a una agenda progresista para el estado de Puebla. Y un punto fundamental será su postura frente a la desprivatización del agua. Cualquier evasiva en el sentido de que el problema es complejo y que hay que estudiarlo, nos dará una pauta para saber si su gobierno será diferente o más de lo mismo. Alejandro Armenta podría tomar la iniciativa para la realización de una consulta popular sobre si el agua debe seguir en manos privadas o regresar al Estado.
Otras medidas más constituyen la agenda progresista del Estado. Me pronunciaré sobre ellas próximamente. Por ahora, solamente puede decirse que para que un gobierno sea de la 4T no basta declarar su adhesión a Claudia Sheinbaum y rasgarse las vestiduras diciendo que se apoyan los principios de Morena. Obras son amores y no buenas razones.
Por: Carlos Figueroa Ibarra
Foto: Archivo El Ciudadano
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