La sinofobia, o el sentimiento antichino, ha sido un fenómeno documentado que ha existido durante siglos a lo largo del mundo. Los ciudadanos chinos han enfrentado la percepción de ser gente sucia mucho antes del coronavirus; desde las guerras del opio, la nación china era llamada «el enfermo de Asia del este».
Años más tarde, cuando comienza la inmigración china hacia Norteamérica, y debido a las malas condiciones de salubridad apreciadas en los «China town» locales, se estigmatizó de tal manera a los ciudadanos chinos, que incluso se publicitaba en restorantes la no contratación de chinos en la cocina (a fines del siglo XIX).
En pleno siglo XXI, la información sesgada transmitida por los medios de comunicación occidentales acerca del coronavirus ha hecho pensar a la gente común que todos los chinos están contagiados por el coronavirus, desatando una ola de odio hacia el pueblo chino y su cultura, observándose cómo las potencias occidentales y particularmente EE.UU., utilizan esta coyuntura como parte de una guerra híbrida.
En Europa, continente que ha predicado sobre democracia y derechos humanos como valores supremos, se ha observado cómo revistas y periódicos han difundido noticias falsas acerca de este mortal virus; en el Reino Unido, ignominiosos titulares como «Virus chino «Panda-monium», o en Alemania «Coronavirus hecho en China» han abarcado portadas y titulares durante semanas.
En EEUU y Canadá, hechos de discriminación en hospitales, universidades y colegios ha sido pan de cada día.
En Brasil, una estudiante local descendiente de familia japonesa recibió insultos en el metro de Rio de Janeiro, siendo tratada como una cerda; mientras en Chile, la estudiante penquista que se encontraba en China, desde antes de volver recibió una ola de insultos y mensajes exigiéndole que no volviera a nuestro país.
Desde mucho antes de viajar y vivir en China, escuché el mito de que era común para los chinos comer animales exóticos como perros, gatos y serpientes. Gran mentira, estos animales muy raramente se consumen hoy en día, siendo una práctica en extinción, restringido hacia algunas áreas rurales; incluso estas prácticas suenan exóticas para los mismos chinos comunes y corrientes.
Tal vez durante el «el gran salto adelante», en la China de Mao, cuando murieron más de cincuenta millones de chinos por inanición, se comía lo que se pudiese, pero eso ha cambiado en la China actual.
Lamentablemente se ha apreciado a través de las redes sociales videos y fotos (supuestamente tomados en China), mostrando gente comiendo perros, serpientes y murciélagos. La mayor parte de estos videos fueron grabados en otros países asiáticos, en donde es más fácil encontrar este tipo de animales exóticos.
Pareciera que la difusión de estas noticias falsas no es un accidente, sino algo orquestado, para crear una atmósfera global en contra de China, que se ha convertido en la mayor potencia mundial en los últimos años disputando el poder a EE.UU. La sinofobia, en este caso, no sería un sentimiento repulsivo personal, sino una peligrosa arma en contra de cualquier país que luche por un mundo multipolar, sin la hegemonía de una única superpotencia.
Por Patricio Torres Luque
Académico FAE-Utem