El caso del «Club de la Comedia» sigue dando que hablar. El director de Chilevisión, Jaime de Aguirre, se refirió al tema días atrás, en entrevista con una de las radios del Grupo Copesa.
Es cierto que la acusación en contra del programa humorístico es criticable desde varios puntos de vista. Se ha escrito bastante sobre el asunto. Sin embargo, Jaime de Aguirre agrega un elemento que merece un par de comentarios.
Sostiene el ejecutivo que “conceptualmente no tiene sentido que exista el Consejo Nacional de Televisión, para eso están los tribunales…”, sin aclarar cuál sería el “concepto” que funda esta aseveración.
La existencia de un órgano regulador de la televisión, responde, entre otras cosas, a la importancia de la televisión en la vida de la sociedad, a la función pública que cumple o bien, que debería cumplir.
En el caso de la televisión abierta, se justifica también su existencia en la necesidad de cautelar el uso de un bien público limitado, como es el espectro radioeléctrico.
El problema no es realmente que exista el CNTV, como afirma De Aguirre. Una de las deficiencias de este organismo es su composición, que no califica como plenamente democrática, en tanto que sólo reproduce el esquema binominal, marginando a otros sectores de la sociedad. Esperable sería que se escuchara en esa sede la opinión de las universidades, de los trabajadores, de las iglesias (¿por qué no?), de los pueblos originarios. Paulatinamente comienzan a surgir propuestas en esa dirección.
No obstante la ausencia de argumentos, no es difícil intuir que la opinión de Jaime de Aguirre, presentada como “progresista”, obedece a aquella idea que asimila libertad de expresión con libertad de empresa. Es decir, una premisa defendida por los grandes intereses económicos, que no quieren “intromisiones”.
Por otra parte, en el caso del Club de la Comedia hay una victimización desmedida. Los canales de televisión tienen suficientes garantías frente al CNTV. Es así como, además de la defensa que opongan frente al propio Consejo, pueden apelar después ante los tribunales de justicia.
Finalmente, De Aguirre afirma que darán una “pelea dura” por la libertad de expresión.
¿Le alcanzará este compromiso para hacerse cargo -por ejemplo- del silencio informativo en torno a la huelga de los trabajadores de Farmacias Ahumada?
Por Luis Cuello