Sobre renuncias, derechos y libertad

¿De qué se trata el realismo sin renuncia? Hemos renunciado a ser un país justo, con memoria y sin vacilaciones, que defiende y promueve ideas, valores y principios

Sobre renuncias,  derechos y libertad

Autor: paulwalder

daniel sanchez¿De qué se trata el realismo sin renuncia? Hemos renunciado a ser un país justo, con memoria y sin vacilaciones, que defiende y promueve ideas, valores y principios. Los nuevos aires gubernamentales nos impulsan a seguir prioridades que no hemos fijado los ciudadanos y, por lo mismo, las aceptamos como mandato irrefutable de normalidad.

Pero a decir verdad hemos renunciado a la seguridad en las calles, a un  transporte público al menos regular, a las Isapres concertadas en retroexcavadoras de nuestra salud y bienestar. Hemos renunciado al respeto de derechos sociales y adquiridos. Renunciamos también a una educación pública de calidad. Hemos renunciado a una justicia que ejerza su soberanía cuando se viola, se asesina y se olvida, Renunciamos a la defensa de la diversidad, al escandaloso y promiscuo trabajo parlamentario. A las bencinas que nos exprimen el bolsillo a más no poder, renunciamos cuando nos han mancillado las farmacias, la constitución y las corporaciones empresariales; hemos renunciado de manera inentendible a plebiscitar decisiones nacionales y hasta cuando, sin preguntarnos, se erigió un grotesco edificio en Santiago que violó toda posibilidad de contemplar el valle de la ciudad sin violencias.

Renunciamos dolorosamente a un debate social y cultural, que permita la liberación de ideas y posturas para construir un país multiversado; impregnado de diversidad y que no refute la otredad. Ante ello, el debate se centra en índices de aprobación, búsqueda de candidatos y circulación de camiones quemados; y nosotros callamos sin siquiera expresar posturas.

Este realismo del que nos hablan subyuga todo proceso de cambio al crecimiento de nuestro país. Dicho discurso evidencia un estado capturado por corporaciones y, en consecuencia, una ciudadanía presa de la economía. Resulta extraño hablar de aborto, educación y seguridad en función de costos, dólar y euro. Tal parece que es a ese realismo al que hemos renunciado, hacer de nuestra vida una vida con sentido y profundidad.

Basta ver la intensión en la educación superior al educar personas para el trabajo que, en colusión con los actores del mundo empresarial,estarán capturados por este realismo al que se pretende no renunciar y así sucesivamente hasta formar una sociedad descrita hace muchos años como los perplejos según Noam Chomsky.

No renunciar a este axioma del realismo nos transforma en corderos, presos de la abulia y el cinismo. Por el contrario,yo no quiero renunciar a esta realidad tan esquiva y llena de oportunidades de transformación.

Este escrito no es bajo ningún punto de vista un llamado de insurrección ni una propuesta Marmaduke Grove; más bien un llamado a oír que, sin darnos cuenta, quizás hemos sido abandonados. Renunciar al olvido y la justicia resultarían errores que llevaríamos durante años, al menos desde aquí se defiende la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

 

 

Por Daniel Sánchez Brkic, psicólogo, académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central.

 


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