“Te voy a quemar viva”. Estas palabras me asechan desde hace días. Las veo cuando cierro los ojos. La frase es terrible, la sintaxis brutal. Destinada a generar terror. Manos cobardes las escribieron una noche, como una amenaza que trágicamente resultó profecía. ¿De qué está hecha el alma de alguien que escribe este tipo de frases? No imagino el temor que Luz Raquel sintió al ver escrita esta amenaza fuera de su departamento en una unidad habitacional de Zapopan, Jalisco.
Luz Raquel tenía 35 años, fue mujer, activista y sobre todo, madre de un niño muy especial, a cuyo cuidado dedicó todas las horas del día, todos los días de la semana. Afrontaba la vida de frente, sin dobleces, hasta que unos miserables, a plena luz de día, arrojaron sobre su cuerpo alcohol y le prendieron fuego. Tres días luchó por su vida. ¿Qué paso por su mente en esos momentos de agonía? ¿Pensó en su hijo? ¿En Dios? ¿En el perdón o en la venganza? Quizá simplemente el dolor la llevó a la inconciencia. Finalmente falleció, consecuencia de las quemaduras en el noventa por ciento de su cuerpo.
Sabemos que desde mayo, Luz Raquel denunció amenazas y ataques en su contra. Las autoridades le negaron protección, no le creyeron; consideraron que se trataba de un simple pleito entre vecinos. Conocemos los hechos, fue noticia internacional, virus en las redes, platica en sobremesas; un ejemplo más, de cuando la realidad supera a la ficción. ¿Qué sigue en este caso? Que no sea la impunidad, menos el olvido.
¿Cómo castigar a los asesinos de Luz Raquel? ¿Qué hay en sus entrañas? ¿Qué los motivó a actuar con esa saña y crueldad? ¿Maldad, ignorancia? ¿Qué responsabilidad tienen las autoridades? ¿Será culpa del neoliberalismo?
Que haya justicia, que los culpables reciban el castigo que merecen, incluido el vecino, quien al parecer no participo en el crimen, pero sí la amenazó con quemarla. La negligencia de los burócratas que negaron protección a Luz Raquel fue criminal. Deben asumir las consecuencias de sus actos.
El Gobernador de Jalisco miente al culpar a las condiciones sociales de este crimen. Eso que lo investiguen los sociólogos. Él tiene que gobernar y asumir las responsabilidades de su cargo. El Presidente se equivoca. El neoliberalismo no quemó a Luz Raquel. Fueron personas de carne y hueso. Gobernador y Presidente tienen la oportunidad y obligación de hacer lo correcto.
¿Qué es hacer lo correcto? Que no haya impunidad. Declarar menos y actuar más. Juicio justo, pero implacable a los culpables. Cambios en los protocolos de atención a víctimas de violencia. Lo más importante, transformar para bien el futuro del hijo de Luz Raquel.
La maldad le quitó a su madre, Alfaro y López Obrador pueden cambiar la vida de este niño. El Gobernador debe pagar un seguro de vida, por lo menos equivalente al que recibiría alguno de los secretarios de su gabinete. El Presidente debe garantizar que el hijo de Luz Raquel reciba la pensión de madre soltera y el apoyo por discapacidad, que su gobierno otorga. Además, Estado y Federación, deben proporcionar a este niño, de manera gratuita, la atención médica especializada que requiere.
Quiero pensar que Enrique Alfaro y Andrés Manuel López Obrador harán justicia. Que en los corazones de estos dos hombres de poder, aún existe sensibilidad ante el dolor ajeno. Que a pesar de su ambición, aún se conmueven, como lo hacemos muchos, ante la tragedia humana.
@onelortiz