ESTOY PREOCUPADO. La Primera Mandataria sigue empeñada en consolidarse como la Primera Besataria del país, repartiendo ósculos a diestra y siniestra sin importarle los muchos tosedores y estornudadores contagiados con los que pudiera toparse en su muy poblado camino. Mi temor aumentó al verla en los noticiarios exponiéndose a los virus europeos de la neogripe y muy especialmente en su paso por Francia, donde se acostumbra a saludar con un beso en cada cachete y un tercero donde mejor caiga. Es decir, hasta los viriones más gansos del virus de la gripe tienen la oportunidad de saltar al abordaje e irse de contagio con rumbo al sillón de O´Higgins.
Con cierto alivio vi que Sarkozy la saludaba con un beso a medio camino hacia la mano de nuestra Besataria, sin contacto labio-mano, pero sin poder evitar el contacto mano-mano y acercamiento de beso fallido que recomienda el protocolo del Palacio del Elíseo. Con todo, es peligroso, porque fuera de los círculos palaciegos los franceses son besucones y nuestra Presi tiene una carga genética francesa muy potente, como es bien sabido.
Por lo tanto, y para darle una conclusión positiva y práctica a la preocupada cháchara de esta columna ciudadana, quisiera proponer al Comité Bicentenario que incluyera entre sus proyectos el de imponer en el protocolo de la Cancillería –y por extensión, con el tiempo, en toda la población- el “beso con viento”, que con seguridad comenzaría a ser conocido en todo el mundo como “el beso chileno”, que tiene más lógica que el beso fallido de los caballeros franceses y es menos peligroso que el de los capos mafiosos. Me lo enseñó una amiga mía, muy graciosa, que se llama Flo y que tiene 3 años de edad: cada vez que nos vemos, no importa la distancia que nos separe en esos momentos, ella se da un beso en la manito y me lo sopla en dirección a mí. Yo respondo de igual modo. Y quedamos saludados.
Si nuestra Primera Besataria estrenara la costumbre en estos días de alerta-5, a mí se me acabaría esta preocupación ciudadana que tengo por ella y por los traspasos de la gripe con nombre de patente de auto –A1/H1N1-
Y se me ocurre que un “beso con viento” sería más tierno, más gracioso, y aséptico, en todo caso, siempre y cuando se conserve la distancia de dos metros como mínimo, tal como recomienda la OMS. Los otros besos, con encuentros más cercanos, los dejaríamos para lo que fueron inventados.
TANTO PARA EVITAR una doble lectura o una perversa lectura textual y, sobretodo, para que durara un poco más, el casamiento debiera llamarse casanomiento.
por Alejandro Arellano Allende