Por Carlos Gutiérrez P.
El conflicto en Medio Oriente sigue una tendencia hacia la profundización y expansión, y una vez más la diplomacia parece no tener la fuerza ni la capacidad de encontrar salidas políticas negociadas a una crisis de larga data.
Israel, protegida y amparada en el sostén militar que le entrega Estados Unidos y sus alianzas circunstanciales europeas, ha tendido a ampliar la esfera del conflicto con ataques militares aéreos a Siria, Yemen y El Líbano, además de los ataques de carácter terrorista realizados en territorios soberanos de Siria e Irán.
Pero su característica más brutal se ha demostrado en el uso de la fuerza extrema, con carácter de genocidio, llevada adelante en el espacio urbano, que en el territorio palestino tiene una alta densidad poblacional, arrojando hasta ahora cifras aterradoras de más de 40.000 civiles asesinados.
Los llamados a considerar esta realidad, población esencialmente civil ajena al uso de las armas, pero no a la convicción política, para detener esta modalidad de tierra arrasada no ha tenido el impacto que ha demandado parte de la comunidad internacional.
Las Fuerzas de Defensa Israelíes [FDI] han basado su protección en el famoso escudo antimisiles y en unas fuerzas terrestres y aéreas de envergadura. Pero, en esta ocasión, ambas han sido puesta a prueba por aprendizajes y avances de las fuerzas palestinas y otras organizaciones que están apoyando su lucha.
No existe un sistema de defensa del territorio que sea infalible y que brinde una protección completa ante ataques de un enemigo. Durante años ha existido una cierta mirada obnubilada exitista sobre las capacidades tecnológicas y humanas de las fuerzas armadas israelíes, producto efectivamente de victorias determinantes sobre sus vecinos en el siglo pasado.
A nivel operacional, la doctrina de las FDI para la guerra urbana hace hincapié en que las ciudades deben ser cercadas antes que cualquier cosa. A nivel táctico han refinado su doctrina y reforzado su entrenamiento para la lucha urbana basados en las últimas experiencias de la batalla de Suez en la guerra de 1973 y en el sitio de Beirut en 1982. En esta ocasión han incorporado la táctica de seccionar el teatro de operaciones, saturarlas con fuego de bombardeo artillero y aéreo para después ocupar y despejar de enemigos.
En esta modalidad, la ciudad es destruida, con el alto costo en vidas civiles. En este uso extremo de la violencia, también opera un factor político y simbólico, que está dado por los planes del gobierno conservador de Israel de querer poner fin definitivo al tema de la autonomía palestina y resarcirse del golpe que les produjo el grupo Hamas el 7 de octubre del año pasado, que vino a desacreditar esa imagen de invencibilidad e inviolabilidad del territorio nacional.
La doctrina israelí de operaciones urbanas exige que los blindados lideren o apoyen a la infantería. El ejército favorece el empleo de carros de combate en la guerra urbana porque ofrecen potencia de fuego y protección, y las FDI dan mucha importancia a minimizar las bajas en la guerra.
Pero esta decisión hizo que el énfasis de blindados en la estructura de fuerzas dejara a la infantería con una escasez de cualificación para operaciones urbanas de envergadura. La infantería regular recibe una instrucción adecuada, pero no sucede lo mismo con la reserva.
Esto ha tenido dos impactos. El resultado ha sido la importante cantidad de bajas confirmadas en las tropas de reservas llamadas urgentemente a este conflicto, con insuficiente preparación. Por otra parte, también se han dado una cantidad inédita de destrucción de carros de combate, entre otras cosas por los nuevos sistemas de armas y las tácticas empleadas por las fuerzas de resistencia palestina.
La doctrina israelí hace hincapié en el empleo de armas combinadas en los combates urbanos. Las unidades de carros fueron entrenadas para organizarse con otras armas en la batalla. Así enfatizan en la flexibilidad del diseño de la fuerza para las operaciones urbanas.
La fuerza aérea cumple un papel muy importante, más en el bombardeo que en la cobertura, debido a una fuerza de defensa aérea escasa entre las fuerzas insurgentes. Para el bombardeo han sido usadas bombas inteligentes, de racimo, misiles y cohetes. Este empleo de la fuerza es el que ha tenido mayor impacto indiscriminado en las muertes de civiles.
La labor de la marina, que es pequeña, tiene una función esencialmente de bloqueo naval y apoyo de fuego artillero para las operaciones de bombardeo de las ciudades.
La labor de las unidades de ingenieros es muy importante ya que se concentran en el desminado y obstáculos callejeros, así como en la demolición de casas y edificios que puedan ser ocupados por la resistencia palestina.
Las reglas de enfrentamiento de las FDI permiten el fuego pesado artillero sobre edificios que pudieran albergar a resistentes. Esto explica la enorme destrucción urbana en la franja de Gaza y también en la Cisjordania.
Toda esta táctica de lucha urbana tiene su explicación en voz del ex general israelí Aviv Kochavi, como una maniobra que reorganiza la sintaxis urbana ejecutada mediante una serie de acciones micro-tácticas, evitando los espacios abiertos de la ciudad, llevando el combate a los edificios, perforando paredes, techos, recorriendo caminos interiores, pasadizos, salones, habitaciones, en una lógica de desplazamiento conocido como “técnica de enjambre”.
El general plantea que la condición para el éxito en la guerra urbana es la reinterpretación del espacio, con la deconstrucción del entorno urbano existente; esto da paso a un diseño por destrucción [1].
La concepción israelí de este conflicto ha gozado de las mismas deficiencias estratégicas de sus aliados de la OTAN en su interpretación sobre la guerra en Ucrania, que es la soberbia cultural que lleva a sobredimensionar las capacidades propias y desvalorizar las capacidades del enemigo.
No existen enemigos pequeños cuando se trata de conflictos profundos que tengan componentes religiosos o de defensa del territorio considerado sagrado.
Los modelos del empleo de la fuerza tienden a ser conservadores o rígidos cuando se trata de conflictos simétricos, cuestión que no sucede cuando el enfrentamiento es entre fuerzas dispares o asimétricas. En este caso la novedad la pone el adversario asimétrico, ya que tiene que elaborar tácticas eficaces frente a la superioridad tecnológica, armamentística, logística y de estructura de la fuerza.
Ha sido el beligerante palestino el que ha puesto novedades o mejores aplicaciones sobre el campo de batalla. Hoy día el mayor peligro para las fuerzas terrestres israelíes está concentrado en las bajas producto de armas ligeras, particularmente por la acción de francotiradores, así como emboscadas callejeras y en edificios en ruinas. Gozan de una alta movilidad y maniobrabilidad, producto del conocimiento profundo del terreno, de una infraestructura subterránea y de rutas logísticas muy bien encubiertas. Son pequeñas unidades móviles compuestas por rifleros de infantería ligera, explosivistas y lanzadores de cohetes.
Para el caso de la lucha anti carros blindados, las tácticas principales han sido las emboscadas con minas antitanques y todo el arsenal de armas antitanques que existen actualmente, especialmente los RPG rusos.
Por otro lado, los aliados activos de la lucha palestina, como han sido las fuerzas hutíes en Yemen y Hezbolá en el Líbano, se han puesto al día en la tecnología de armas, que han tensionado la defensa israelí.
Lo más reciente fue el ataque del día 14 con un misil de alta tecnología (se dice que fue un misil balístico hipersónico) que pasó por alto los sistemas de alerta alcanzando una distancia de 2.040 kilómetros que recorrió en 11 minutos y que atacó la ciudad de Tel Aviv. Este se suma a ataques anteriores con aviones no tripulados contra las ciudades de Eilat y Jaffa.
Del mismo modo, han sido estas fuerzas las que han eliminado en un año, 10 drones de vigilancia estadounidense y las que han puesto en un semi bloqueo el Mar Rojo, desde noviembre de 2023, para barcos relacionados con transporte de mercancías hacia Israel, a pesar de la vigilancia de la marina estadounidense y su colación naval compuesta por países europeos.
El ex comandante de la Marina Real, Tom Sharpe, señaló que “golpear a los hutíes lo suficientemente fuerte como para detenerlos sería realmente difícil porque han aprendido mucho de Irán en términos de maniobrabilidad masiva”.
Por el lado de la milicia libanesa, han atacado la frontera norte de Israel alterando la vida de los asentamientos, que ha implicado la evacuación de la población. Asimismo, se han visto atacados por cohetería y misilería zonas de despliegue militar, centros de mando y comunicación, desarrollando una estrategia para ampliar los puntos de contacto, dispersar fuerza enemiga, y realizar acciones de pequeños grupos que alteren la vida cotidiana.
Después de un año de conflicto, ha quedado demostrado que la hiperbólica narrativa sobre la capacidad militar de Israel ha quedado cuestionada, teniendo en cuenta que no ha tenido restricciones para el uso de la fuerza, y que, por el otro lado, los grupos insurgentes palestinos y aliados han cerrado brechas en las capacidades para una confrontación militar a gran escala.
Por Carlos Gutiérrez P.
Carta Geopolítica N°14, 17/09/2024
- Para lecturas de interés en estos temas sugiero los libros de: Eyal Weizman: A través de
los muros, ediciones Errata Naturae, 2012, Madrid. Y el de: William Robertson, Calle a Calle,
la guerra urbana y las ciudades como elemento decisivo, Ediciones Salamina, 2023, Málaga. ↩︎
El Centro de Estudios Estratégicos de Chile -CEECH- espera sus opiniones y sugerencias en
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