Por Carlos Gutiérrez P.
Cada guerra, en menor o mayor grado, genera nuevos conocimientos y prácticas tanto en sistemas de armas como en usos doctrinarios, y actualmente el conflicto en Ucrania creo que ha sido la mayor experiencia en este sentido desde la Segunda Guerra Mundial.
Desde los primeros despliegues de fuerza llamó la atención una combinación de batallas de movimiento y posición, usos de armas y despliegues orgánicos de fuerza clásicos y como suele ocurrir en la larga historia militar, se tiende primeramente a luchar el conflicto actual con lo realizado en la guerra anterior, hasta que la cruda realidad te va dando las señales del necesario cambio.
Rápidamente empezaron a surgir variantes en las composiciones orgánicas, la guerra de drones y sistemas no tripulados, el despliegue e innovaciones en el campo de la electrónica, la visibilidad total del campo de batalla, las nuevas formas de las batallas urbanas y un largo etcétera que ha caracterizado esta confrontación.
Sin lugar a dudas con el paso del tiempo y una vez que termine el conflicto, se derramarán escritos sobre estos asuntos, y seguramente todos los ejércitos del mundo la estudiarán profundamente para entregarse a las lecciones aprendidas y así asomarse a las características de lo que será el conflicto del futuro inmediato.
En esa dirección, un tema muy relevante a reflexionar y seguramente a reelaborar dice relación con el concepto de “Disuasión Nuclear” en particular y la “Disuasión” en general, que se sumarán a otros conceptos relativos a la seguridad que han estado en la difusión pública como la “Seguridad Indivisible”, “Líneas Rojas” o la “Ambigüedad Estratégica”.
En este conflicto, líderes atlantistas han banalizado el riesgo que supone la escalada militar frente a la potencia nuclear rusa -que ha declarado objetivos político-militares vitales para su seguridad- y que han sido los que han impulsado su operación militar en Ucrania.
Esto desencadenó que la Federación Rusa hiciera ajustes en su doctrina nuclear para actualizarla al peligro de los nuevos escenarios. El 19 de noviembre, el presidente Putin emitió un decreto sobre “La aprobación de los fundamentos de la política estatal de la Federación Rusa en el ámbito de la disuasión nuclear”.
El principio del enfoque ruso sobre las armas nucleares sigue siendo el mismo, se les considera “un medio de disuasión, cuyo uso es una medida extrema y forzada”. La modificación sustancial es que la nueva doctrina prevé un mayor número de escenarios en los que Rusia podría utilizar sus armas nucleares.
De esta forma una agresión contra Rusia y sus aliados por parte de un país no nuclear con el apoyo de un estado con armas atómicas se considerará un ataque conjunto. También se afirma que la disuasión nuclear se realiza con respecto a los estados que proporcionan territorio o recursos para la preparación y ejecución de la agresión contra la parte rusa.
Según los expertos rusos, creen que la decisión rusa de actualizar su doctrina nuclear será «la última advertencia a Occidente«.
Junto a eso hizo su demostración en el campo de batalla real de una nueva arma misilística de alcance intermedio con capacidad de ojivas nucleares, pero que sin estas igual tiene la capacidad de una destrucción mayor de objetivos enemigos. Como se dijo oficialmente, un arma semejante a la destrucción nuclear, pero no de destrucción masiva, sino de destrucción dirigida.
Este nuevo escenario, más allá de las declaraciones públicas risibles de los altos dirigentes de la OTAN y la Unión Europea, ha generado una preocupación en el llamado “Club Nuclear”, que agrupa a Rusia, China, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
Como es de suponer que en el espacio privado las cosas se toman más en serio (creo que en el mundo político es así), se ha sabido que este club celebró una reunión a puerta cerrada en Dubai, la capital de los Emiratos Árabes Unidos. El evento del “club nuclear” tuvo lugar el 4 de diciembre, bajo la presidencia pro témpore de China, cuyo Ministerio de Asuntos Exteriores anunció las negociaciones recién el día 10. El intervalo de casi una semana se explica por el hecho de que, tras las consultas, los Estados participantes tardaron mucho tiempo en acordar un comunicado general.
“Las partes mantuvieron una discusión franca sobre el tema de las doctrinas nucleares. Se decidió que dicha discusión es oportuna para profundizar la comprensión de las doctrinas nucleares de cada uno y evitar malentendidos y errores de cálculo”, se señala en parte del comunicado.
Pero, en este nuevo contexto geopolítico, no ha sido solo Rusia quién ha decidido revisar su doctrina nuclear.
En marzo de este año, el presidente estadounidense Biden aprobó una nueva edición de la “Guía de Empleo Nuclear”, documento que se actualiza aproximadamente cada cuatro años. En noviembre se presentó al Congreso una versión pública (teniendo en cuenta que el documento es secreto), que esencialmente declara que la política estadounidense tiene como objetivos contener simultáneamente a los adversarios potenciales que son Rusia, China y Corea del Norte.
Gran Bretaña también ha anunciado que en futuro próximo tienen previsto actualizar su propio documento de importancia estratégica llamado “Revisión integral de cuestiones de seguridad, defensa y política exterior”, cuyo responsable es el ex secretario general de la OTAN, George Robertson, quien ha declarado que el objetivo central de dicha iniciativa es contrarrestar a un “cuarteto letal de estados que cooperan cada vez más entre sí”, que serían Rusia, China, Corea del Norte e Irán.
Sobre el nuevo misil ruso de alcance intermedio
El día 21 de noviembre las fuerzas armadas rusas llevaron a cabo un ataque con un misil balístico hipersónico desnuclearizado de alcance intermedio Oreshnik contra la planta industrial de YuzhMash en la región de Dnepropetrovsk, como respuesta a una advertencia sobre los inaceptables ataques con misiles occidentales sobre territorio ruso por parte de Ucrania.
El presidente Putin declaró que “En el futuro, los civiles serán notificados con antelación sobre el uso de Oreshnik, sin temor a que el enemigo pueda prepararse para el ataque, ya que ningún sistema de defensa aérea o defensa antimisiles existente es capaz de interceptar un misil de este tipo”.
Este misil ataca objetivos a una velocidad de Mach 10, lo que significa entre 2,5 y tres kilómetros por segundo. Tienen un alcance de entre 3.000 y 5.500 kilómetros. Además, esta es la primera evidencia del lanzamiento de un misil de este tipo desde tierra, lo que equivale a tener un lanzador terrestre móvil que, junto a su velocidad y capacidad destructiva, cambia el equilibrio de poder existente.
La cuestión más relevante del nuevo misil es que resuelve el dilema de un arma de destrucción masiva nuclear, ya que la aspiración más sentida en el campo actual de la guerra sigue siendo reducir este tipo de armas, pero sin perder capacidad de disuasión de tipo nuclear.
Después de todo, la creación del sistema experimental de misiles terrestres móviles de alcance intermedio «Oreshnik» es precisamente porque este misil balístico no es un arma de destrucción masiva, sino una de alta precisión. La prioridad del mando militar es derrotar sólo objetivos militares, para lo cual el «Oreshnik» es muy adecuado en ataques a infraestructura militar y puntos de control.
No en vano Vladimir Putin enfatizó el 10 de diciembre que un número suficiente de estos sistemas de misiles en realidad elimina la necesidad de usar armas nucleares. Por lo tanto, lo que se avecina es la mejora de este nuevo tipo de armas.
Esto ha dado por resultado que el Oreshnik es un arma de acción selectiva, y no deja de ser tan formidable y poderosa como un arma nuclear. Se ha demostrado claramente que produce aproximadamente el mismo efecto destructivo.
La revista estadounidense The National Interest afirmó que “Rusia ha demostrado que no está fanfarroneando. Logró mostrar los dientes sin causar una destrucción masiva. Así, Moscú demostró que tiene un arma hasta ahora desconocida en el mundo y que está dispuesta a utilizarla”.
Hay que recordar que después del ataque de las fuerzas rusas a la planta industrial de Yuzhmash, no se disparó ni un solo misil de largo alcance, ni ATACMS ni Storm Shadow. Sólo 20 días después, un misil ATACMS impactó en el aeropuerto de Taganrog.
Esto representa una transición de un énfasis en las armas de destrucción masiva a las armas convencionales de nuevo tipo, que son las que utilizan los ejércitos de todo el mundo para llevar a cabo operaciones militares tradicionales. Un ejemplo sobre esto ha sido, por parte de Estados Unidos, el reemplazo de los misiles Tridentes por Tomahawks en sus submarinos, ya que los primeros son armas de destrucción masiva y los segundos destruyen objetivos precisos.
Estamos en el limbo de una nueva etapa armamentística, que llevará a la reflexión sobre sus usos y los tópicos doctrinarios del empleo de la fuerza, que apuntan a ser más letales, más fuertes y llegadas más lejos.
Por Carlos Gutiérrez P.
Carta Geopolítica N°27, 17 de diciembre de 2024.
Centro de Estudios Estratégicos de Chile – CEECH – [email protected]
Fuente Infografía
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