Por Florencia Lagos Neumann
Entre los días 12 y 13 de abril sesionó en Bogotá la Junta Nacional de la Unión Patriótica (UP) con delegados y delegadas de 29 regiones de Colombia.
Entre las conclusiones destacan el compromiso con el proceso de cambio liderado por el presidente Gustavo Petro, el respaldo al Plan Nacional de Desarrollo, el impulso a la movilización social y al proceso constituyente, el apoyo a la unidad y la construcción del Pacto Histórico, y la convocatoria al 8vo Congreso Nacional de la Unión Patriótica en agosto del 2024.
Líderes de la UP estuvieron de acuerdo en contextualizar el momento actual como un proceso en disputa. Existe organización social que se moviliza por las propuestas del gobierno, pero se debe profundizar ese vínculo y pensar los resultados de las próximas elecciones en función de la aceptación del proyecto.
Considerando lo anterior el “Plan Nacional de Desarrollo” del Pacto Histórico es la piedra angular de la gestión del presidente Petro. Un proyecto pensado a largo plazo, 20 años, por lo mismo es fundamental garantizar la continuidad de la administración.
“Todo lo que huela a proyecto de cambio va a ser objeto de ataque”, señaló el diputado y secretario general de la UP, Gabriel Becerra, en este sentido agregó que: “Es necesario defender en las calles la legitimidad de las reformas”.
Los sistemas neoliberales son estructuras rígidas, no están hechas para ser transformadas desde dentro del propio sistema. El poder judicial, mediático y económico opera en su conjunto contra cualquier atisbo de cambio posible.
Sin embargo, el hecho de que por primera vez en la historia una fuerza política como el Pacto Histórico llegue al poder en un país de gobiernos de derecha, demuestra que es posible superar hasta cierto punto esas estructuras de poder e iniciar un proceso de cambios, no fácil por cierto, pero si se tiene respaldo popular real y la convicción de avanzar en las transformaciones, se puede.
Recordemos que la antesala del triunfo del presidente Petro fueron diversas manifestaciones sociales durante 2019 y 2020 en el marco de la presidencia de Iván Duque.
Movilizaciones contra un sistema injusto y represivo. Otra de las características fue el proceso de paz firmado en La Habana. Podríamos decir que el pueblo colombiano aspira a garantizar sus derechos y vivir en paz después de años de conflicto armado. Una guerra interna alimentada por las administraciones de derecha en complicidad con paramilitares.
En términos clásicos lo que vive Colombia es una agudización de las contradicciones con el bloque de poder tradicional y dominante. Se logró desplazar del gobierno, pero sigue teniendo una influencia en el poder y extrema su ataque hacia el proyecto de cambios.
La expresión es el bloqueo de la agenda legislativa en el Congreso, un modus operandi que vemos en diversos países de la región cuyos gobiernos son progresistas.
Ante este escenario la alternativa real es priorizar la movilización y la organización de los ciudadanos y ciudadanas en torno a las reformas. Esa base social existe en Colombia, a pesar del intento de las fuerzas de oposición de decepcionar y dividir al pueblo.
“Si nos mantenemos unidos la continuidad de este proyecto será imparable y si tenemos posibilidades de ganar en 2026, tenemos posibilidades de aplicar este plan y profundizarlo”, destacó el diputado Gabriel Becerra.