Soy una fiel seguidora de las protestas sociales alrededor del mundo, considero mi deber informarme, y si es posible, acudir a manifestar mi punto de vista. La libertad de expresión, manifestación y reunión son derechos inalienables para todo ser humano.
Recuerdo los grupos de oración en Nueva York durante el Occupy Wall Street; las noches dando vueltas y vueltas por las calles de Montreal junto a miles de estudiantes, con lluvia, patrullas y helicópteros en protesta por el incremento de las colegiaturas universitarias; también estuve en la manifestación más grande del mundo: el 30 de Julio de 2006, Andrés Manuel López Obrador, junto con tres millones de personas marchó del Angel de la Independencia al Zócalo de la Ciudad de México y ahí se plantó, con miles por 48 días en petición de un recuento de votos de la elección presidencial. ¿El Saldo? Ni un vidrio roto. Ni un recuento de votos.
No recuerdo a los Medios de Comunicación indignados cuando la policía golpeó a los manifestantes de Occupy Wall Street en el Puente Brooklyn, nadie denunció al alcalde de Nueva York por los 700 arrestos de aquel sábado. Tampoco hubo protestas internacionales cuando los carabineros en Chile arremetieron contra los estudiantes, hiriendo decenas y matando a un menor de edad. Ante la brutalidad policiaca contra los Indignados de la Plaza del Sol en Madrid, nadie pidió la renuncia de Rajoy ni el fin de su ociosa y corrupta monarquía. México es punto aparte, los medios nunca han estado de lado del manifestante sea quien fuere: los empleados de Mexicana, de Luz y Fuerza, los pobladores de Atenco, los maestros de la CNTE, los estudiantes de #YoSoy132, mucho menos del candidato presidencial de oposición López Obrador. No escuchamos ninguna molestia por el descubrimiento de una fosa común con 2,000 cadáveres en La Macarena, Colombia, por los más de 3,000 Falsos Positivos de Alvaro Uribe, por los sin tierra, los desplazados, los nadie.
Por el contrario, leemos, vemos y escuchamos ataques y descalificaciones por parte de los medios de comunicación contra activistas de Derechos Humanos, contra aquellos que ejercen la protesta social que pide justicia en casos como Aguas Blancas, las muertas de Juárez, como la ocupación China en el Tibet, los presos en Guantanamo. Llaman Anarquistas a los mexicanos, héroes de la patria a los venezolanos.
Es por ello que sorprende el gran escándalo que los medios de comunicación, están haciendo por las manifestaciones en Venezuela. No es que no deban cubrir las protestas y denunciar cualquier tipo de violación, sin embargo contrasta con su silencio en casos de extrema gravedad y violaciones a los Derechos Humanos.
No es secreto que los medios de comunicación forman opinión pública, son llamados el Cuarto Poder debido a su extraordinaria influencia en la población que tiene accesos a ellos. La televisora CNN se ha convertido en un instrumento de agitación social en nombre de una supuesta libertad de expresión que solo se cumple del lado del periodista que expresa su punto de vista como la verdad absoluta y que cuando supone dar voz al chavismo se exalta, interrumpe, se burla y corta. ¿Eso es libertad de expresión? Eso es tener acceso al poder de cámaras y micrófonos y ejercerlo en favor de su propia causa, la que siempre han defendido: tumbar al Chavismo.
A eso debemos agregar una campaña orquestada por la oposición venezolana con fotos y videos falsos que pretenden incriminar a la policía y la milicia venezolana generando confusión y caos.
Por todos lados vemos fotos y videos que llaman a salvar al pueblo de Venezuela de la barbarie en que se encuentra. Sin embargo, usan imágenes falsas, información desproporcionada, como la de este video que presume en el minuto 2:46 que en Venezuela a diario mueren millones de personas “this deaths represent the millions of homicides that happen everyday in Venezuela”. Si esto fuera cierto, en 30 días quedaría exterminado el pueblo venezolano.
Tan burdo es el montaje, que ya se le conoce como la Primavera del Photoshop
Por Geovanna Campos
Publicado en TextoLibre