He elegido mi camino, he elegido los pájaros, las mariposas y las flores, no puedo ser rico, pero no importa, soy rico porque soy feliz.
OSHO; de su libro Alegría
Sigo en mi ruta de conciencia y perspectiva, pero ahora escribo desde un barco transamazónico la segunda parte de esta columna. Cruzo de punta a punta el río más grande del mundo. Son 6.868 kms. con 1.100 afluentes que descienden desde las alturas de los Andes, cargando 200.000 m3 de agua por segundo, hasta su desembocadura en la ciudad de Belén. Gente de diversos orígenes se dan cita en la embarcación, pero lo que mas me llama la atención es la delegación pequeña y silenciosa. Pieles de indígenas tatuadas de glorias pasadas. Reflejan en el agua los rostros altivos de humildad guerrera. Caminan juntos en el barco hacia el Foro Social. Van con fe y esperanza de que alguien los escuche. Son representantes de cientos de personas. Caciques y mujeres abandonan sus canoas y malocas para dirigirse al Foro. Los problemas y necesidades que deben enfrentar como comunidad son tantos que es difícil enumerarlas: enfermedades, expropiación de terrenos, deforestación y eliminación de sus fuentes de alimentación, violencia de parte de los latifundistas y del gobierno, trafico de sus niños. La lista es larga.
Se rodean de elementos identificatorios, están orgullosos de su condición de minoría étnica. Charlo con muchos de ellos; aun mantienen ritos legendarios en su diario vivir. Son expertos cazadores, viven en su mayoría en las riberas de río Amazonas y sus afluentes. Silenciosos y observadores, se sienten incómodos ante la numerosa presencia gringa, tan ruidosa y etílica, invasiva de espacios, chillona y ampulosa.
El bote es pequeño, así es que termino conociendo a cada pasajero, a cada aventurero que, encantado, cuenta sus historias de vida. Recibo cada vibración de buena gana, estoy feliz de ser parte de este evento; muchos vienen de lejanas tierras, esforzados y luchadores. Creen en la gente. Me impregno de sus ideas y entusiasmo.
Deseoso de recorrer y llegar a la ciudad de Belén, enfilo mis pensamientos en el “como será” y en la camaradería que logro con los demás pasajeros del barco.
La llegada al Foro resulta caótica. Ubicado en las dependencias de dos universidades estatales (UFRA-UFPA), insertas de el barrio más populoso del país, considerado la mayor favela horizontal, con 140 mil habitantes. Aparece como la segunda capital –proporcionalmente a su población– como la mas violenta de Brasil, abajo apenas de Recife.
Logro asentar mis ideas: esta región es la más deforestada del planeta; acumula en tan solo cuatro décadas el triste récord de superficie arrasada. Cruzo el enorme cerco policial que el gobierno estadual dispuso para el total aislamiento del evento a la realidad barrial brasileña. El gobierno central dispuso la friolera suma de R$ 50 millones solo en temas de seguridad, movilizando a más de siete mil policías.
Dentro del recinto se vive una especie de “Rave Socialista” donde las más variadas tribus, organizaciones e individuos pululan por las dependencias universitarias en busca de la conferencia o actividad cultural de su agrado. Algunos andan detrás de chic@s o diversión. Otros, mudaban sus ideas Iluministas y proféticas al recinto esperando conseguir mas adeptos a su causa. En su mayoría tenían una postura hipócrita y elitista. Espiritualidades diversas, armonía entre los miembros, formas interesantes de contrarrestar el sistema (el caso de la Permacultura es digno de difundir)
Interesantes los títulos y propuestas de las charlas. El nivel de los expositores es de peso, concurrió gente de alta capacidad intelectual dispuesta a compartir sus conocimientos para la construcción de un mundo mejor. Asistí, además, al plato fuerte del evento, la presentación y exposición de los presidentes de izquierda: Lugo, Evo, Chávez, Correa y Lula, mandatarios de Paraguay, Bolivia, Venezuela, Ecuador y Brasil respectivamente. Sin lugar a dudas que el más concreto y menos politiquero fue el presidente de Ecuador, quien anunció la nueva Carta Magna de su país, convirtiéndose en el primer país del mundo en reconocer los Derechos de la Naturaleza en su Constitución, que determinan que la naturaleza es un alguien, y no un algo, rescatando la cosmovisión de los pueblos indígenas (¡tomen nota politic@s chilenos mediocres!).
La organización, precaria. Muchos debates de peso no se dieron por problemas de espacio y tiempo. El resultado? una desorganización endógena de los movimientos sociales latinoamericanos con sus contradicciones elementales que derivan en la desconfianza de la gente común hacia este tipo de eventos.
Si en la ciudad de Davos (Suiza) se reunieron los jerarcas económico-políticos de las grandes potencias para delinear y modificar a sus anchas los elementos de control de la población, en Belén se reunió la oposición institucionalizada, transformándose en la otra cara de la misma moneda de manipulación.
Escribo desde la lejanía de mi tierra. Cruzo el continente conociéndome cada vez más. Sin tapujos avanzo, sin destino claro. El bienestar afloja mis pasos de niño viajero con pasado adulto arrugado de vida extrema, juicioso del camino, alerta en la subida; ni arrogancia ni timidez. Viaje de emociones. De ceniza es el recuerdo que acerca al corazón pujante, viajando por las venas abiertas de América Latina, abro mis venas, entrecortadas por el pulso de la vida.
La ciudad redondea mi presencia más allá de lo previsto, las callejuelas húmedas, señal de la lluvia que cae copiosa en esta época del año. Testigo de mis intentos de sobrevivir a base de artesanía y música. Mi ego racional me dice que consiga un trabajo estable y que vuelva a Chile (soy profesor de Historia y Geografía). Mi ego soñador me dice que siga con el viaje. Le hago caso a este último… surge la idea de viajar en bicicleta por el resto de Brasil.
por Sergio San Martín