Históricamente, la mujer mapuche ha sido integrante activa en la vida sociopolítica de su pueblo, ya sea en un contexto previo a la colonización como en etapas posteriores. La presencia femenina en la lucha por los derechos de su pueblo representa un movimiento constante en la historia de esta sociedad, es el eje primordial en la resistencia cultural, en el espacio mágico religioso (machis) y en el orden biológico y cotidiano.
Como ejemplo tenemos a Fresia, Guacolda, Janequeo, pero también mujeres actuales como la Machi Francisca Linconao, las hermanas Quintreman, María del Rosario Salamanca Huenchullán, Macarena Valdez, Lorenza Cayuhan y su hija Sayen, Gabriela Briano Villa y su hija Lafquen; activas en la lucha política del pueblo mapuche como agentes de cambio, que se ven reprimidas por una institucionalidad patriarcal, racista, misógina y capitalista, que castiga el rol de la mujer, que no debe inmiscuirse en problemas públicos sino cumplir con estar en su espacio doméstico, de la “buena madre”.
El proceso de colonización, al que aún se encuentran sometidos los pueblos originarios chilenos, con la actual invasión capitalista empresarial, ha determinado no sólo el despojo de antiguos saberes sino también de las estructuras sociopolíticas, cambio en las formas de participación y de derechos que se encontraban consagrados para las mujeres en un régimen de complementariedad propia de cada cultura ancestral.
De esta forma, los cambios que trajo en torno a los usos y costumbres propios, a la división social del trabajo y a la forma de intercambio (mercantil), afectaron y afectan de manera negativa el rol de la mujer, herencia que se extrapola al reconocimiento de derechos propios hasta el día de hoy, observando que la identidad indígena es superior a su identidad como mujer.
Así se explica la difícil narrativa de las mujeres para tratar de manera pública y privada aquellas violencias que les aquejan tanto al interior de la familia como en los espacios propios del Estado, la violencia institucional. Sin duda, ellas son protagonistas de las demandas reivindicativas y acciones colectivas de los pueblos originarios, sobre todo en las últimas semanas marcadas por allanamientos y detenciones masivas, donde existen 4 lamgnen que se encuentran en huelga de hambre desde hace más de 100 días, donde por tercera vez se detiene a una autoridad espiritual mapuche, “machi”, entre otras.
Es momento de hacer valer los derechos que se solicitan, todos avalados por convenios y tratados internacionales que el Estado de Chile se ha comprometido a respetar y a aplicar, sin embargo, igual de importante es generar espacios de diálogo y de reflexión donde podamos encontrar nuevas formas de comunicación y de sanar heridas aún abiertas y sangrantes en la sociedad, en los cuerpos y espiritualidades de las mujeres.
Así lo entienden las mujeres pertenecientes a los 9 pueblos reconocidos por la Ley Indígena, las afrodescendientes y de otros países latinoamericanos, quienes participarán en el Primer Seminario Internacional de Mujeres de Pueblos Originarios que organiza la Universidad del Bío-Bío y la Asociación Mapuche Rayen Leûfû. Todas han manifestado estar dispuestas a hacer el esfuerzo por descolonizarse y, como ellas dicen, hablar por sus bocas y sentir por sus cuerpos en búsqueda de derechos ganados, pero pocas veces disfrutados.
Sandra Salamanca Ríos
Académica Escuela de Trabajo Social
Universidad del Bío-Bío