A una semana del inicio formal de las campañas electorales para gobernador, presidentes municipales y diputados locales en Puebla y a un mes de iniciadas las campañas federales, asesinaron a Jaime González Pérez, candidato de Morena, PT y PVEM a presidente municipal de Acatzingo. Cuatro sicarios a bordo de dos motocicletas lo ejecutaron a las puertas de su negocio de venta de autos usados.
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El asunto no para ahí. Trascendió que al menos cinco candidatos a diversos puestos de elección han sufrido amenazas. De acuerdo con el INE, 81 candidatos han solicitado protección de acuerdo con los protocolos establecidos por la Secretaría de Seguridad Federal. Por cuestiones obvias, los nombres de las candidatas o candidatos que solicitaron protección permanecen en el anonimato.
Obvio, corresponde a Gilberto Higuera Bernal, Fiscal General del Estado y a su equipo investigar, capturar y presentar a los cuatro sicarios que asesinaron al candidato morenista y sus posibles cómplices. En otros casos de alto impacto, la fiscalía ha dado resultados, como ocurrió con el asesinato de los estudiantes colombianos en el carnaval de Huejotzingo en 2020.
Corresponde al gobernador Sergio Salomón Céspedes, en coordinación con el fiscal y las autoridades federales desplegadas en Puebla, garantizar la seguridad de las candidatas, candidatos y ciudadanía que participe en las campañas, durante los siguientes dos meses.
¿Es posible garantizar elecciones pacíficas en Puebla, para en estos momentos no hablar del resto del país? Sí es posible. Para esto, se necesita que autoridades estatales, federales y partidos eleven la mira, hagan a un lado sus intereses y dejen de sacar raja política de los hechos de sangre.
Primero. Prevención e inteligencia. Por supuesto que el gobierno del Estado, con información de la policía, de sus delegados políticos, de los presidentes municipales; así como, del intercambio con la Fiscalía del Estado, el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, tiene el mapa de riesgo de los 217 municipios. De no ser así, no entendería para qué sirven las reuniones diarias de seguridad. Esta información, análisis e inteligencia, no deben quedarse en los escritorios de los mandos o del gobernador, sino convertirse en protocolos y operativos en las regiones del Estado.
Segundo. Instalación de una mesa del gobierno con los partidos. Se trata de una mesa de alto nivel para tratar cuestiones de Estado, no para hacer grilla. Un espacio en donde gobierno y partidos intercambien información sensible que garantice la seguridad de candidatos y población.
Tercero. Mejorar la coordinación entre autoridades estatales y federales, para establecer un protocolo de respuesta durante los dos meses de campaña y durante la jornada electoral. No hablo sólo de la seguridad que las autoridades federales o estatales proporcionen a candidatos, sino información del Estado en materia de seguridad durante el proceso electoral.
El asesinato de Jaime González Pérez fue un fuerte llamado de atención, sobre todo fue un llamado a la acción. Ojalá que antes del primer minuto del 31 de marzo, cuando arranquen las campañas locales se tengan avances en la investigación. Eso sería un dato positivo en un mar de incertidumbre. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.
Foto: El Ciudadano México
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