Durante el debate que comenzó ayer en el Senado sobre la despenalización del aborto, el parlamentario de la UDI, Alejandro García-Huidobro, argumentó con una frase totalmente fuera del contexto que se vive actualmente en el país con respecto a erradicar el machismo institucional en el que vivimos.
El senador dijo que “las posibles violaciones muchas veces pueden ser situaciones acordadas, pongámonos en todos los casos”.
Dichos como el de García-Huidobro lo único que producen es tristeza e impotencia. Tristeza porque vemos que este tipo de personas son quienes legislan en materia de género en nuestro país; personas que no entienden nada de derechos humanos, que con sus declaraciones victimizan a violadores y acusan a las víctimas de mentirosas.
Impotencia porque Chile necesita una ley de aborto, para que no se sigan muriendo nuestras niñas y mujeres que han sido violentadas y no tienen derecho a decidir por sí mismas qué hacer con su vida ni su futuro.
Este nivel de argumentos nos vuelve a instalar como un país sub subdesarrollado, en el que hay senadores que cuestionan a tal punto a mujeres que han sido violadas, que se les antepone un signo de interrogación, preguntándoles si realmente fue violada o si busca figurar como una falsa víctima.
¿A dónde podrían llegar sus declaraciones? A interrogatorios más extensos, a exámenes más engorrosos, a parientes violadores que se justifican en el acuerdo mutuo, a profesores, compañeros, amigos, desconocidos y familiares que dudarán si la mujer dice la verdad.
Las declaraciones de García-Huidobro no solo responden a una ignorancia e indolencia inmensa, sino que también a un machismo que no tiene vergüenza, que no ve a la mujer como un igual y duda hasta de si fue forzada o simplemente quiso prestar el cuerpo, como dijo hace un tiempo la Senadora Ena Von Baer en contra del aborto.
Lo más lamentable es que este tipo de expresiones no son aisladas y por lo general han venido de mujeres de su mismo sector político.
Hace tiempo atrás, en el marco de la misma discusión, la diputada UDI, Marisol Turres dijo que “hay violaciones que no son violentas”. También la diputada Núñez de RN, argumentó en contra del aborto que “El violador haría abortar a su víctima para que la siga violando”. El año pasado, la ahora alcaldesa de providencia Evelyn Matthei dijo que “No se puede confiar en la mujer por el sólo hecho que diga que fue violada”.
Chile ha sido históricamente un país moralista a medias. Con una derecha conservadora que marcha contra el aborto de la mano de curas católicos que han encubierto a acusados de pedofilia, como es el caso de Ricardo Ezzati con Karadima. Sólo en los países Surinam, El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua y República Dominicana el aborto está completamente prohibido y lamentablemente en nuestro país también.