Mi familia, como muchas en Chile, muchas como millones, fueron víctimas del golpe militar de Pinochet y su dictadura neoliberal (incluso gente que no apoyaba a la UP y Allende). La mayoría de esa gente, de esos millones de personas, no han recibido hasta ahora reparación alguna por razones de economía política: el exilio, el exilio económico, la pérdida de trabajo, el hambre, el orillamiento a la delincuencia y la «limpieza social» que masacró a gente «por su pinta», la prostitución forzosa por las circunstancias, la humillación del PEM y el POJH, las familias destruidas en su presente y en su futuro, la escolarización fascista, todo eso que vivimos millones no ha sido reparado, al contrario, sufrimos la burla de los milicos teniendo a Pinochet y los suyos como intocables siendo Pinochet comandante en jefe del Ejército hasta 1998 (dando dos golpes blandos en el gobierno de Aylwin) y como senador «vitalicio» hasta principios de los 2000. Burla, humillación, con la complicidad de toda la élite política.
Apenas el encarcelamiento de Pinochet en Londres vino a ser una pequeña reparación simbólica que duró hasta que se paró de la silla de ruedas en cuanto bajó del avión en Pudahuel. Más burla, más daño. Su muerte, en su casa y cama, no fue reparación por más que se haya celebrado.
Ahora, producto de la lucha del pueblo, y como triunfo no buscado, se derogó la constitución de Pinochet y en octubre eso se ratificará. Eso, será una reparación dada por el pueblo para el pueblo que sufrió, como digo no unas pocas personas en Chile sino millones. Me gustaría que la gente que quiero empatizara con ese sentimiento, de necesidad de reparación a las humillaciones históricas permitidas durante 30 años de supuesta democracia de derechos humanos.
Votes o no votes, acércate y abraza a una de los millones de víctimas de la dictadura que vivirán el fin de la constitución de Pinochet como una reparación puesto que ese momento será muy fuerte, regado del recuerdo de tantas muertes, robos, torturas y malos tratos. Un momento intenso de dolor y satisfacción. Y trata que no se quede ahí, que se deshaga totalmente esa maldita herencia obligatoria del asesino Pinochet y sus secuaces y patrocinadores.
Por Pelao Carvallo
25 de septiembre de 2020