Por Pepe Escobar
El discurso de una hora y 45 minutos del presidente Xi Jinping en la apertura del XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) en el Gran Salón del Pueblo en Beijing fue un interesante análisis del pasado reciente que nos orienta sobre el futuro cercano. Toda Asia y todo el Sur Global deberían examinarlo cuidadosamente.
El Gran Salón estaba adornado con brillantes estandartes rojos. Un eslogan gigante colgado en la parte trasera decía: “Viva nuestro gran, glorioso y correcto partido”.
Otro cartel, era casi un resumen del informe:
“Mantengamos en alto la gran bandera del socialismo con peculiaridades chinas, implementemos plenamente el pensamiento de Xi Jinping , llevemos adelante el gran espíritu fundador del partido, y unámonos para construir un país socialista moderno y el rejuvenecimiento de la nación china”.
Fiel a la tradición, el informe describió los logros del PCCh en los últimos cinco años y la estrategia de China para los próximos cinco. Xi prevé “feroces tormentas” por delante, nacionales y extranjeras. El informe fue igualmente significativo por lo que no detalló o se dejó sutilmente implícito.
Los miembros del Comité Central del PCCh ya conocían el informe y lo habían aprobado. Los congresales pasarán esta semana estudiando la letra pequeña y lo votarán el sábado. Luego se anunciará un nuevo Comité Central y se aprobará un nuevo Comité Permanente del Politburó, los siete que realmente gobiernan.
El Congreso dilucidará los rostros de la nueva generación que trabajará cerca de Xi, así como quién sucederá a Li Keqiang como nuevo primer ministro: sus dos mandatos han terminado y, según la constitución, debe dejar el cargo.
Los 2.296 delegados al Congreso los hacen en representación de los 96 millones de miembros del Partido Comunista de China. No son meros espectadores: en la sesión plenaria que terminó la semana pasada, analizaron a fondo todos los grandes temas y se prepararon para participar en los debates del Congreso Nacional. Votarán todas las resoluciones, incluso la elección de los líderes, a puerta cerrada.
PUNTOS CLAVES
Xi sostiene que en los últimos cinco años el PCCh avanzó estratégicamente mientras el pueblo de China respondía “correctamente” (terminología del Partido) todos los desafíos. Estos logros incluyen, las amenazas provenientes de extranjero, el fin de la pobreza, la normalización de Hong Kong, los progresos en el área diplomática y de la defensa nacional. Es significativo que el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, que estaba sentado en la segunda fila, nunca apartó la vista de Xi.
En comparación con los logros, el éxito de la política Cero-Covid ordenada por Xi sigue siendo muy discutible. Xi enfatizó que ha protegido la vida de las personas. Lo que posiblemente no quiso decir es que los dirigentes del Partido han sospechado, desde el comienzo, que el virus es un arma biológica estadounidense dirigida contra China. Es decir, un asunto de seguridad nacional que supera cualquier otra consideración, incluso la marcha de la economía china.
La política Cero-Covid ha afectado la producción y el mercado laboral. China se aisló durante un buen tiempo del mundo exterior. Solo un ejemplo: los gobiernos de los distritos de Shanghái mantendrán las medidas Cero-Covid por unos dos años más. Esta política de salud pública no desaparecerá pronto. Y una de las consecuencias es que la economía china seguramente crecerá este año menos del 3 %, muy por debajo del objetivo oficial de “alrededor del 5,5 %”.
ASPECTOS DESTACADOS DEL INFORME DE XI
Taiwán: Beijing ha iniciado “una gran lucha contra el separatismo y la injerencia extranjera” en Taiwán.
Hong Kong: ahora está «administrado por patriotas, lo que lo convierte en un lugar mejor». En Hong Kong hubo “una gran transición del caos al orden”. Correcto: la ‘revolución de color’ de 2019 casi terminó con un importante centro mundial de comercio/finanzas.
Alivio de la pobreza: Xi lo presentó como uno de los tres «grandes acontecimientos» de la última década, junto con el centenario del PCCh y el socialismo con peculiaridades chinas. El alivio de la pobreza es el núcleo de uno de los “dos objetivos del centenario” del PCCh.
Apertura: China se ha convertido en “un importante socio comercial y destino para la inversión extranjera”. De esta manera Xi refuta la idea que China se ha vuelto autárquica. Pero, China no se involucrará en ningún tipo de “expansionismo” aunque seguirá abierta al mundo. La política estatal es: la globalización económica “con características chinas”.
“Autorrevolución”: Xi introdujo un nuevo concepto. La “autorrevolución” permitirá a China escapar de un ciclo histórico negativo. Y… “esto asegura que el partido nunca cambiará sus principios”.
El marxismo: definitivamente se mantiene como uno de los principios rectores fundamentales. Xi enfatizó: “Le debemos al marxismo el éxito de nuestro partido y del socialismo con características chinas” (y cómo China ha logrado adaptarlo).
Riesgos: este fue el tema recurrente del discurso. Los riesgos seguirán interfiriendo “los dos grandes objetivos del centenario”. El objetivo número uno se alcanzó el año pasado, cuando China alcanzó el estatus de “sociedad moderadamente próspera” en todos los aspectos ( xiaokang , en chino). El objetivo número dos debe alcanzarse en el centenario de la República Popular China en 2049: “construir un país socialista moderno que sea próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado y armonioso”.
Desarrollo: la atención se centrará en el «desarrollo de alta calidad», esta noción contiene la resiliencia de las cadenas de suministro y una estrategia económica de «doble circulación» o expansión de la demanda interna en paralelo a la inversión extranjera (principalmente centrada en proyectos BRI). Esa será la prioridad de China. Entonces, en teoría, cualquier reforma privilegiará una combinación de «economía de mercado socialista» y apertura de alto nivel, mezclando la creación de más demanda interna con una reforma estructural del lado de la oferta. Traducción: «doble circulación» con esteroides.
“Democracia de proceso completo”: este fue el otro nuevo concepto introducido por Xi. Se traduce como «democracia que funciona». Implica dos factores fundamentales: Rejuvenecimiento desde abajo y liderazgo del PCCh: «Necesitamos asegurarnos de que las personas puedan ejercer sus poderes y participen a través en el sistema del Congreso Popular».
Cultura socialista: Xi dijo que es esencial “trabajar con los jóvenes”. El PCCh debe asegurarse que los medios de comunicación fomenten una generación de jóvenes “influenciados por la cultura tradicional, el patriotismo y el socialismo”, favoreciendo así a la “estabilidad social”. “Nuestra historia debe ir a todo el mundo”, presentando una China “creíble y respetable”. Eso ciertamente se aplica a la diplomacia china, incluso a los llamados «guerreros lobos».
“Sinizar la religión”: Beijing continuará con su campaña de “Sinizar la religión”, como una armonización proactiva de “la religión y la sociedad socialista”. Esta campaña se introdujo en 2015, lo que significa, por ejemplo, que el islam y el cristianismo deben estar bajo el control del PCCh y en consonancia con la cultura china.
EL COMPROMISO DE TAIWÁN
Ahora llegamos a los temas que obsesionan al hegemón occidental en decadencia: la conexión entre los intereses nacionales de China y cómo afectan a esta civilización-estado en las relaciones internacionales.
Seguridad nacional: “La seguridad nacional es la base del rejuvenecimiento nacional, y de la estabilidad social, es un requisito previo para la fortaleza nacional”.
Las fuerzas armadas: se fortalecerán los equipos, la tecnología y la capacidad estratégica del EPL. No hace falta decir que eso significa un control del PCCh sobre las fuerzas armadas.
“Un país, dos sistemas”: ha demostrado ser “el mejor mecanismo institucional para Hong Kong y Macao”. Ambas regiones “gozan de alta autonomía” y son “administrados por patriotas”. Xi prometió integrarlos mejor en las estrategias nacionales.
Reunificación de Taiwán: Xi se comprometió a completar la reunificación de China. Traducción: devolver Taiwán a la patria. Eso fue recibido con un torrente de aplausos. El mensaje estaba dirigido, simultáneamente, a la nación china y a las fuerzas de «interferencia extranjera»: «No renunciaremos al uso de la fuerza y tomaremos todas las medidas necesarias para detener los movimientos separatistas». El resultado: “La resolución del problema de Taiwán es un asunto del pueblo chino, que debe ser decidido por el pueblo chino”.
Xi ni siquiera menciona a Xinjiang por su nombre: solo lo hizo implícitamente, cuando enfatizó la unidad de todos los grupos étnicos. Xinjiang para Xi significa la industrialización del Lejano Oeste y un nodo crucial en las nuevas Rutas de la Seda (BRI). Los chinos saben que las tácticas de desestabilización de la CIA utilizadas en el Tíbet durante décadas no funcionaron en Xinjiang.
REFUGIO DE LA TORMENTA
Ahora analicemos algunas de las variables que afectarán los muy difíciles años que se avecinan para el PCCh.
Cuando Xi habló de «feroces tormentas por delante», esta refiriéndose a lo que piensa el liderazgo chino las 24 horas del día, los siete días de la semana: Xi está convencido que la URSS se derrumbó porque el hegemón hizo todo lo posible para socavarla. No permitirá que un proceso similar descarrile a China.
En el corto plazo, la «tormenta» puede referirse a la última ronda de la guerra económica estadounidense contra la tecnología china: el imperio trata de impedir que China compre o fabrique chips y componentes para supercomputadoras.
Sin embargo, Beijing mantiene un perspectiva a largo plazo, apuesta a que la mayor parte del mundo, especialmente el Sur Global, se alejará de la alta tecnología estadounidense y preferirá el mercado chino. Los chinos se han vuelto cada vez más autosuficientes, las empresas tecnológicas imperiales terminarán perdiendo los mercados por la competitividad y la economía a escala de China.
Xi no mencionó a Estados Unidos por su nombre. Todo el liderazgo chino es consciente de que Washington quiere “desacoplarse de China» y que continuará desplegando una secuencia de acciones para una posible guerra híbrida.
Xi no entró en detalles, pero está claro que la fuerza impulsora será la innovación tecnológica vinculada a una visión global. Ahí es donde entra BRI como el campo de aplicación privilegiado para estos avances tecnológicos.
Solo así podemos entender cómo Zhu Guangyao, ex viceministro de Finanzas, puede estar seguro de que el PIB per cápita de China en 2035 duplicaría las cifras de 2019 y alcanzaría los 20.000 dólares.
El desafío para Xi y para el nuevo Politburó será corregir de inmediato el desequilibrio económico. Y abultar la “inversión financiada con deuda» esta vez no funcionará.
Por lo tanto, se puede apostar a que el tercer mandato de Xi se confirmará a finales de esta semana. Y que la nueva dirección del país tendrá que concentrarse en una planificación acompañada de un seguimiento riguroso que impida las desconexiones de periodos anteriores. El Politburó tendrá que prestar mucha más atención a las consideraciones técnicas. Xi probablemente delegará algunas políticas a un grupo de tecnócratas competentes.
De lo contrario, se puede repetir lo que preocupaba al primer ministro Wen Jiabao en 2007: “en China todavía tenemos una economía, desequilibrada, descoordinada y, en última instancia, insostenible”. Ahí, exactamente es donde el hegemón quiere que esté ubicado el gigante asiático.
Tal como están las cosas, esto no va ocurrir por ningún motivo. La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma afirma que, en comparación con el resto del mundo, la inflación en China es sólo “marginal”; el mercado laboral es estable; y los pagos internacionales son estables.
También hay que considerar que el informe de Xi pone patas arriba a los habituales sospechosos geopolíticos angloamericanos: Mackinder, Mahan, Spykman, Brzezinski.
La asociación estratégica China-Rusia no tiene tiempo que perder con juegos hegemónicos globales; lo que los impulsa es que, más temprano que tarde, gobernarán la ‘isla del mundo’ [Eurasia], con aliados desde África hasta América Latina, todos participando en una nueva forma de globalización. Ciertamente con «características chinas»; pero sobre todo, con «características Pan-Euroasiáticas». La cuenta atrás ya está en marcha.
Por Pepe Escobar
Publicada el 19 de octubre de 2022 en Observatorio de la Crisis.