¿Quiénes asesinaron Caimanes?

Hace aproximadamente dos semanas, que la comunidad de Caimanes de la región de Coquimbo, provincia del Choapa, se movilizó hasta Illapel, específicamente, hasta la Casa Gremial del Colegio de Profesores donde hicieron una ocupación pacífica y se quedaron 11 personas en huelga de hambre

¿Quiénes asesinaron Caimanes?

Autor: Director

Hace aproximadamente dos semanas, que la comunidad de Caimanes de la región de Coquimbo, provincia del Choapa, se movilizó hasta Illapel, específicamente, hasta la Casa Gremial del Colegio de Profesores donde hicieron una ocupación pacífica y se quedaron 11 personas en huelga de hambre. Aún no tienen una respuesta, han tenido importantes visitas, dos diputados, dos alcaldes, algunos concejales, un consejero, comitivas de dudosos partidos que han apoyado el capitalismo desde sus escritorios y que cuentan entre sus militantes con ideólogos comunicacionales de las multinacionales, en fin…, pero todavía hay algunos que se hacen los sordos y los ciegos, algunos de esos que prometían amor eterno, y que sin embargo, la nube del olvido tapó sus ojos, sus oídos y sus conciencias, me refiero a la nube tóxica de ácido sulfúrico y otros tóxicos de la Minera Los Pelambres, que viene envuelta en dólares y ¡sí! que provoca amnesia.  Visitados o no los huelguistas y su comunidad aún no tienen solución, aún no tienen una respuesta decente de personas que respetan a personas.

Ellos, los huelguistas, quieren defender la vida aunque sea con su muerte, defender la vida de todos exponiendo la propia en estos tiempos de individualismo y consumismo parece anormal, anormal que existan seres humanos que no vayan detrás de los pesos, y que quieran vivir en la tierra de sus raíces. Gente decente que no se vende. Nadie escucha y nadie escuchó cuando la minera llegó a cagarles la vida y es por eso que pregunto ¿Quiénes asesinaron a Caimanes, capitalistas, sicópatas, apáticos o un puño de sinvergüenzas concertados? que sólo quieren defender su bienestar económico y que en cualquier parte del mundo no les importa la humanidad, sino que sólo el placer inmediato, que apoyan megaproyectos mineros, aunque entre sus objetivos contemple el saqueo indiscriminado de nuestro primer recurso natural, si esto les va a proporcionar autos, casas… entonces, firman cualquier cuestión desde sus escritorios, lo firman aunque estén firmando la desgracia de su propia madre o de la madre tierra.

Ahora bien, es importante saber reconocer, por lo tanto, a un sicópata, por lo que a continuación entrego la definición encontrada en enciclopedias:

Psicópata o personalidad psicópata: “…los psicópatas son individuos que no pueden empatizar ni sentir culpa, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos, la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal, pero si hacen algo en beneficio de alguien o de alguna causa aparentemente altruista es sólo por egoísmo, para su único y exclusivo beneficio…”. Por otra parte Robert Ressler, creador del concepto de asesino en serie, dice “un sicópata es arrogante, superficial, mentiroso y embaucador…”

Entonces ¿acaso no es pertinente pensar que quienes destruyen nuestra madre tierra sin remordimientos aparentes, que quienes engañan a comunidades completas, como es el caso de Caimanes, quienes venden imagen y hacen farándulas del dolor ajeno son sicópatas? Porque es evidente que estamos frente a personas insensibles, que no se conmueven con el dolor del otro, incapaces de ser empáticos.

El sicópata disfruta cuando ve el dolor ajeno, puede ver a un ser humano retorcerse de dolor, sin embargo, no lo ayuda, aún pudiendo hacerlo, tienen problemas en su base emocional o simplemente maldad. Entonces ¿un capitalista acaso no se enmarca con bastante versatilidad dentro de este perfil? ¡Por supuesto! Ya que son los ideólogos y ejecutantes de la miseria, de la destrucción del planeta, y por ende del sufrimiento y desgracia de miles y miles de seres humanos, todos con derechos de ser parte de la vida y ellos los señores del gran capital ¿se conmueven? A  lo que más llegan es a un lavado de imagen para hacernos creer que se involucran y que les importa, cuando en el fondo lo único que están haciendo es tratar de conseguir sus oscuros propósitos en dólares ¿acaso no son ellos los genocidas, los que planifican guerras para tener más poder y riqueza? Entonces ¿no es esta la gran respuesta? ¡¡son sicópatas!! Ellos no se conmovieron para destruir Caimanes, y el valle del Choapa en general, porque no les importan los demás, son perversos, pervertidos, sólo les importa la satisfacción de sí mismos en sí mismos.

No estoy en contra de la minería ni de los trabajadores, mi contra es hacia la sobreexplotación de los recursos del planeta, y hacia la explotación del hombre por el hombre.

Queda otra posibilidad, que algunos no sean sicópatas sino apáticos o bien sinvergüenzas concertados y que después de hecha la maldad estén arrepentidos; y a raíz de eso, quiero compartir algo que encontré leyendo a Bertolt Brecht: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de las decisiones políticas. El Analfabeto Político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales” ¡qué sabio Brecht! Y pensar que esto fue escrito en otro siglo, sin embargo, es loable la importancia y asertividad de sus palabras vigentes aún.

Entonces, identifico el gran tema de los sinvergüenzas que permitieron el saqueo del cobre en Chile, que para lograr sus oscuros propósitos asesinaron a cientos de chilenos en el Chile del 11 de septiembre del 73, que mataron a dos presidentes: Salvador Allende y Frei Montalva, que asesinaron a dos Generales Schneider y Prat y que hicieron montajes de asesinato de imagen a políticos decentes, que estuvieron a punto de “destapar la olla” de la corrupción que hoy tiene a Chile agonizando, me refiero al gran saqueo que permite sacar el cobre de Chile en forma indiscriminada, sin royalty, sin pagar impuestos y sin asegurar la sustentabilidad que proteja el medioambiente, esto se hizo carne en los gobiernos de la Concertación, principalmente en el segundo y tercero. Ellos se concertaron para el golpe, y claro que les sirvió la dictadura, para el Analfabetismo Político, que mantiene hasta hoy al pueblo sin opinión en temas importantes de país, sino que vive sumido en una circunvalación miserable de lo que “se ve en la tele” y ¿que se ve en la tele? ¡basura farandulera!, entonces el país se hace presa fácil de sus oscuros instintos sicopáticos y sinvergüenzas.

Voy a terminar con un chilenismo: “al que le quede bueno el poncho que se lo ponga” al que aún le quede conciencia que se arrepienta, pero ¡cuidado! con ese individuo al que no le importan los demás ¡cuidado! Es un sicópata y ni la medicina siquiátrica puede hacer algo para parar su cadena de maldad y destrucción, algunos nacen así defectuosos, emocionalmente mal hechos, parecen no ser seres humanos con sentimientos de amor a la humanidad, por lo tanto si conoce a alguno tenga mucho cuidado pueden provocarle daños irreparables, pueden convencerlo de su bondad y transparencia, de su espíritu solidario, pero haga un esfuerzo aprenda a reconocerlos, porque le puede pasar lo que pasó en el Choapa cuando llegaron: contaminaron el agua, trajeron ruidos infernales, destruyeron hogares y comunidades, hirieron la tierra con máquinas horribles, contaminaron las napas subterráneas y el aire puro, construyeron tranques de relave de mugre tóxica, se robaron el cobre y el molibdeno y después, hicieron creer que  defendían la naturaleza y el medioambiente, pero ahora lo sabemos: ¡¡son sicópatas!! Y lo peor de todo es que andan sueltos y aún nadie los puede parar.

Por Ana Leyton


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