Ante la compleja situación política que se vive en nuestra organización, y de cara a los compañeros y compañeras del movimiento libertario y de la izquierda revolucionaria a lo largo de Chile, declaramos:
1.- Pese a los esfuerzos para mantener la unidad por parte de diversos sectores de la Organización Comunista Libertaria-Chile, la convivencia política al interior de la misma se ha vuelto insostenible y como resultado se ha dividido a nivel nacional. A continuación, expondremos brevemente las razones, pero sobre todo, queremos proponer un camino realista y viable para continuar con el proceso de crecimiento y maduración de los sectores libertarios y de izquierda revolucionaria a lo largo de Chile, dándole una proyección estratégica colectiva y evitando la fragmentación y el sectarismo que suelen ser el resultado de los procesos de quiebre internos en nuestra todavía débil e incipiente izquierda revolucionaria.
2.- Para nadie es una sorpresa que desde el 2011 la izquierda se encuentra en una dura encrucijada estratégica y programática. El abierto viraje del PC hacia la derecha ha dejado un amplio espacio para la mutación y reconfiguración del reformismo, algo natural si consideramos que el campo político de los explotados se diversifica en la medida que, como sujeto político, atraviesa un proceso de claro rearme. Este fenómeno obviamente permea al conjunto de las organizaciones populares, incluyendo a sus organizaciones políticas, abre debates en su interior y desarrolla complejos procesos de ajuste programático y de línea política. Obviamente, OCL-Chile no fue la excepción. Por el contrario, es un buen ejemplo de cómo estas situaciones, si no son bien tratadas en nuestras organizaciones –y aquí hacemos también la autocrítica de no haber logrado que esto se desarrollara de mejor forma-, pueden afectar el devenir de todo un proyecto político. Por esta razón, consideramos necesario compartir el proceso que atravesamos con el resto del movimiento libertario y la izquierda revolucionaria.
3.- Las razones de nuestro quiebre son de tipo programáticas y orgánicas. Respecto a lo primero, aunque seguimos concordando en el grueso de los aspectos claves de la línea política forjada a lo largo de más de 10 años, e incluso en algunos aspectos de su implementación; en el actual contexto político, se fueron llevando a la práctica por la vía de los hechos consumados –y a pesar de la oposición de un importante sector de la organización- posiciones respecto a cómo enfrentar los nuevos escenarios políticos (apertura e inserción de los espacios institucionales, ascenso del reformismo y la movilización social, etc.) sobre la de base premisas y tesis con una ambigua perspectiva de clase. Esto se agravó más cuando, aun en un proceso de congreso nacional de OCL, y sin haber zanjado una línea táctica común, un sector minoritario, pero amparado en cargos de dirección, dio un salto programático a algo tan relevante como hacerse parte de la campaña presidencial de Marcel Claude mediante un órgano, en principio ilegítimo dentro de la organización, como es Red Libertaria. Un salto que, de considerarse necesario u oportuno de acuerdo a ciertos objetivos, debió haber sido resultado de un debate abierto, de cara al movimiento libertario que, en su conjunto, se ha visto afectado por estas apuestas aventureras de incierto futuro y dudosos réditos políticos. Pese a que esta maniobra terminó siendo aprobada sobre la marcha por la militancia con el fin de darle un control orgánico, esto ocurrió luego de que ya existiese como entidad autónoma, que operaba nacionalmente y declaraba abierta y acríticamente su apoyo al comando de Tod@s a la Moneda. Digan lo que digan, los «democráticos» acuerdos posteriores no pueden borrar los orígenes ilegítimos. La aprobación de los hechos consumados es un gesto de autocomplacencia moral más que una determinación política.
4.- Sobre los aspectos orgánicos, la implementación de Red Libertaria engendró una escalada de tensiones internas que no pudo resolverse garantizando la convivencia de posiciones divergentes mediante mecanismos democráticos que, en una organización libertaria que aspira a superar las deficiencias típicas de las organizaciones de izquierda, debieran tener un sitial preponderante en la forma de hacer política. Democratizar las estructuras políticas es un deber si de verdad se espera construir con el conjunto de los trabajadores y el pueblo; la democracia directa no es un principio abstracto al que se recurre sólo en el discurso, sino una de las prácticas concretas que fortalecen y dan consistencia a la lucha revolucionaria. Por el contrario, es lamentable constatar que la orientación de OCL-Chile ha sido construir una organización monolítica donde las divergencias a la larga son vistas como un lastre. Como reflejo de esto, la apuesta de trabajo en TALM ha obviado también el necesario debate programático con el conjunto del movimiento libertario y la izquierda revolucionaria. Esto, por un lado ha generado una relativa asimilación del reformismo que campea en dicho espacio, y por otro ha impedido clarificar, incluso entre los compañeros y compañeras más cercanas, los límites y alcances que tiene dicha táctica. A su vez, esta apuesta da cuenta del riesgo real de una deriva etapista e institucionalista, especialmente si se considera el reciente viraje político reformista de algunos componentes minoritarios enquistados en la dirección de OCL-Chile. Que quede claro, no estamos diciendo que los compañeros involucrados sean, en su conciencia, reformistas. Pero la política no se mide sólo por las autopercepciones o por lo que creemos de nosotros mismos, sino por su despliegue efectivo. Somos enfáticos en considerar a este sector que ha apostado por TALM como nuestros compañeros de ruta, pero entendemos que las diferencias políticas se deben expresar tal cual son. Sólo eso nos permitirá seguir caminando juntos.
5.- El problema más grave que encierra esta crisis se expresa en la falta de desarrollo de las iniciativas y reflexiones en torno a los problemas prácticos de la política de multisectorialidad y la acción directa de masas, dos ejes que como ex OCL-Chile, y actual OCL, consideramos fundamentales para el periodo, primando por sobre el componente electoral. En nuestra opinión, el conjunto de transformaciones democráticas que el pueblo debe conquistar implicarán la confluencia de diversas apuestas tácticas, pero enmarcadas estrictamente en una apuesta revolucionaria que luche por el socialismo y permita, de este modo, cambiar la correlación de fuerzas a favor de la clase trabajadora, haciendo frente a los seguros embates del bloque en el poder. Aunque no es posible descartar a priori el uso táctico de la vía electoral bajo ciertos contextos, entendemos que es un mero instrumento que puede servir a la lucha de masas como un espacio de agitación programática, pero nunca, bajo ningún concepto, una apuesta estratégica y que termina siendo, en los hechos, una clara apertura hacia la colaboración de clases. El Estado es y será siempre un instrumento y una relación social al servicio de las clases dominantes, por lo tanto nuestro énfasis debe estar puesto en el desarrollo de las organizaciones autónomas de los trabajadores y el pueblo, en rivalidad con el Estado burgués y disputando los espacios de la sociedad civil, para así aportar al proceso de rearticulación de los trabajadores y el pueblo como sujeto histórico.
6.- Queremos dejar claro que este quiebre nunca fue un resultado deseado, sino que las circunstancias nos llevan a creer que es lo mejor para que el movimiento libertario pueda convivir y avanzar de forma conjunta, para lo cual consideramos fundamental diversificar el debate programático y permitir el desarrollo de las distintas tendencias que han surgido. Como comunistas libertarios que somos, seguimos convencidos de que nuestra tradición histórica tiene el potencial necesario para convertirse en un legítimo proyecto de masas y seguiremos, hasta el final de nuestros días, aportando a la construcción de ese camino.
7.- De hoy en adelante nuestros esfuerzos estarán puestos en desarrollar una tendencia con vocación de mayorías dentro del movimiento libertario que, al calor de la reflexión y la lucha, pueda llegar a constituirse en nuevo instrumento político arraigado en lo más profundo de nuestro pueblo, que sea capaz de vincular de forma sólida la necesidad histórica del socialismo y la libertad, con la conciencia de las masas que despiertan al alero de los más duros combates. En otras palabras, dado el actual momento de la lucha de clases, creemos que OCL es una organización transitoria que debe avanzar, junto a otras expresiones o tendencias, y en dialogo permanente con el resto de la izquierda revolucionaria, hacia la conformación de un nuevo instrumento que tenga como objetivo central darle una perspectiva de masas al proyecto comunista libertario. En ese espíritu, extendemos la invitación a todos los compañeros y compañeras de la izquierda libertaria a hacerse parte en la discusión, en los ensayos políticos, en la prueba y el error, en la construcción honesta, transparente y tolerante. Construyamos un movimiento libertario que sea capaz de contribuir significativamente al desarrollo del poder popular con independencia de clase, que reconozca un lugar fundamental en nuestras organizaciones a la democracia directa, al combate de las lógicas patriarcales y al vínculo insoslayable con la vida de nuestro pueblo. Sin sectarismos, sin verdades a medias y sin principismos, el comunismo libertario como proyecto histórico encontrará su sitio en este mundo que se cae a pedazos en las manos de una clase dominante que ya no puede cumplir ningún rol progresivo para la humanidad. El futuro es sólo de los y las trabajadoras y el pueblo, y lo construimos desde hoy, desde abajo.
¡¡¡Arriba los y las que luchan!!!
Organización Comunista Libertaria
03 de noviembre del 2013.