Paro nacional: Discutamos de verdad sobre un tema importante

Desde siempre, el paro ha sido la herramienta de los trabajadores para responder a las políticas patronales y gubernamentales, que la mayor de las veces son atentatorias contra los intereses de la clase

Paro nacional: Discutamos de verdad sobre un tema importante

Autor: Wari

Desde siempre, el paro ha sido la herramienta de los trabajadores para responder a las políticas patronales y gubernamentales, que la mayor de las veces son atentatorias contra los intereses de la clase. En estas luchas siempre han contado con el apoyo leal y entusiasta de movimientos estudiantiles, sociales y políticos, quienes han adherido y hecho suyas las demandas de los trabajadores organizados.

Los trabajadores han obtenido grandes victorias cuando contaron con un instrumento amplio, único, unido, donde los dirigentes representaron fielmente el sentir de los dirigidos.

En nuestro país durante ya muchos años, mas por intereses diversos que por una real preocupación por los trabajadores, se ha estado convocando a diferentes jornadas de movilización dentro de las que se ha considerado el paro nacional. Los resultados no han sido buenos pese a las alegres evaluaciones públicas de los dirigentes de turno.

Veamos. Se han demandado nueva leyes laborales, mejor trato, sueldos mínimos dignos y un sinfín de demandas sectoriales. ¿Han permitido las movilizaciones conseguir los objetivos signados? La respuesta es NO, y debemos agregar que ni siquiera ha sido en un porcentaje mínimo que hiciera aconsejable insistir por la vía de nuevas jornadas hasta la satisfacción total de las demandas.

El factor común a estos fracasos, ha sido la carencia de una verdadera organización.

Hoy por hoy, los únicos ejemplos de movilización y lucha efectiva los tenemos en los trabajadores marítimo-portuarios, quienes pese a algunas falencias han logrado levantar una herramienta de lucha, suficientemente capaz de paralizar instalaciones portuarias por varios días. A esto debemos agregar algunas jornadas de movilización de trabajadores contratistas, los empleados públicos, profesores, estudiantes y pare de contar.

El grueso de los trabajadores no hace suyos los llamados a paro, no toma parte de ninguna discusión sobre el tema, desconoce las demandas que hacen los convocantes.

Por lo mismo debemos reconocer que si los resultados son pobres o insuficientes es entre otras razones porque los trabajadores vinculados a la empresa privada prácticamente no participan de las movilizaciones. ¿Esta no participación se debe solo a que los trabajadores son temerosos, individualistas y consumistas y que no están ni ahí con lo que las organizaciones sindicales demandan, o es que los dirigentes prefieren justificar así su incapacidad de dar educación y conducción para convencerlos de luchar?

Es obvio que la represión dejó sus huellas, que el miedo a perder el empleo influye, que el nivel de endeudamiento es tal que no se puede dar al patrón una razón para el finiquito.

Pero también debemos entrar a considerar definitivamente como factor la decepción que tienen los trabajadores en la organización social y política, el descontento porque se llame a pelear por 10 y se acepte 1 sin consulta ni evaluación previa.

Los trabajadores observan lo que está pasando, probablemente no expresen abiertamente su opinión pero tienen la suficiente percepción para entender quien está con ellos y quien solo los utiliza para beneficio propio.

Hay que contradecir abiertamente el discurso que habla de la existencia de una organización sindical poderosa y en permanente crecimiento. Si algún ente sindical hoy es reconocido por el Gobierno y por los empresarios, es porque con la cancioncita del “diálogo social” han ido cambiando lentamente las reales aspiraciones de los explotados por las conversaciones y los diálogos infructuosos.

Reconozcamos, de cara a las masas que invocamos, que la organización sindical no solo se ha estancado sino que ha disminuido, que los dirigentes están más preocupados de amarrar acuerdos políticos que de educar, organizar y luchar, que las luchas que se muestran como exitosas no siempre lo han sido y muchas veces a lo más han entregado bonos por una sola vez y varias hojas inservibles que a la larga y más allá de que se nieguen a reconocerlo, van minando la confianza y la adhesión de los trabajadores.

Necesariamente, para participar de un paro, debemos considerar el peso orgánico y la estatura moral del que convoca, elementos que son generados por la acción sindical y no por declaraciones más o menos encendidas. ¿Por qué los trabajadores debieran seguir en su llamado, a los mismos cuyos resultados hasta ahora son miserables, a los seguidores de la doctrina concertacionista de “avanzar en la medida de lo posible?

¿Cómo se va a ser parte de la convocatoria de una organización donde algunos de sus consejeros practican abiertamente la exclusión y la discriminación?

Los trabajadores deben comenzar a demostrarse a si mismos que están dispuestos a perder el miedo, para ello es que les llamamos a expresar su descontento con el sistema el próximo 11 de julio.

Así lo han entendido diversos sindicatos afiliados a la CGT a quienes hemos entregado indicaciones claras de cómo proceder en situaciones como esta.

Si están dadas las condiciones deben paralizar, si no lo están cualquiera acción consciente que emprendan les irá formando para lo que viene a futuro.

Llegar atrasados, retirarse antes de la jornada, leer declaraciones de rechazo al modelo y exponer sus demandas insatisfechas durante la colación, en los casilleros o en cualquier lugar donde se concentren trabajadores, protestar junto a sus vecinos en las poblaciones. Repetir en suma aquellas acciones que fueron capaces de realizar el 26 de junio, así como en ocasiones anteriores.

Queremos ser sumamente claros. Los paros son posibles de realizar y exitosos, solo con miles, millones de trabajadores organizados en sindicatos, ganando la calle, convencidos de su papel en la sociedad y de lo justo de sus demandas. Lo demás son cuentos que terminan en fracasos.

Por eso creemos que hoy no están dadas las condiciones para un paro nacional exitoso.

Para cumplir ese anhelo deberemos trabajar muy duro para educar a la clase trabajadora en la necesidad de luchar por sus reivindicaciones y esto está ligado indisolublemente a la organización.

O tenemos organizaciones reales, vivas, activas y en movilización o seguiremos esperando que otros hagan el trabajo que impida a los trabajadores llegar a sus lugares de trabajo.

Y no es eso lo que queremos para nuestra clase.

CONSEJO DE DIRECCIÓN DE LA CGT CHILE

Santiago, 9 de julio de 2013


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