Rusia ha afirmado que sus propios expertos militares no han encontrado evidencia de sustancias venenosas en el sitio del último ataque químico de Assad e insisten en que la atrocidad fue falsificada por voluntarios de rescate.
El ejército del Kremlin dijo hoy que había llegado a la conclusión después de tomar muestras de Douma, controlada por los rebeldes, donde el gas tóxico mató a 43 personas el sábado.
Moscú niega que el régimen del dictador sirio Bashar al-Assad haya llevado a cabo el horrible ataque, que ha desatado la furia mundial y ha llevado al presidente estadounidense Donald Trump a considerar lanzar ataques con misiles en represalia.
Esta tarde, el ejército ruso acusó a la organización de defensa civil de los Cascos Blancos de organizar la indignación química.
«Actuando puramente como una organización terrorista, los odiosos», dijo Putin refiriéndose a los Cascos Blancos.
«Organizaron una vez más para las cámaras un ataque químico contra los civiles de Douma», dijo el teniente general Viktor Poznikhir en una conferencia de prensa en Moscú.
Los médicos de un hospital local le informaron a los oficiales rusos que no habían tratado a ninguna víctima de supuestos ataques.
Anteriormente, el Ministerio de Relaciones Exteriores del Kremlin sugirió que el plan estadounidense de atacar a Siria podría ser un pretexto para destruir evidencia de un presunto ataque con armas químicas, que Rusia ha dicho que fue una «provocación» por etapas para justificar la intervención occidental.
El ejército ruso dice que ahora desplegará tropas en Douma para garantizar la seguridad de la ciudad. Poznikhir dijo que 41.213 personas, incluidos 3.354 rebeldes y 8.642 miembros de sus familias, han abandonado Douma con la ayuda del ejército ruso.
Previamente, Moscú prometió derribar cualquier misil estadounidense contra Siria utilizando su letal sistema antiaéreo en medio de las crecientes tensiones entre Moscú y Washington.
El régimen sirio de Bashar al-Assad está protegido por temibles misiles de defensa S-400 en un «anillo de acero» en todo el país provisto por el Kremlin.
Esta mañana, el embajador de Moscú en el Líbano, Alexander Zasypkin, declaró que cualquier cohete estadounidense disparado contra Siria sería derribado y que los sitios de lanzamiento serían atacados.
El presidente de EE. UU., Donald Trump, respondió con un incendiario tweet advirtiendo que un ataque a Siria era inminente.
Anteriormente, Donald Trump había twitteado: «Rusia se compromete a derribar todos y cada uno de los misiles disparados contra Siria. ¡Prepárense Rusia, porque vendrán, agradables, nuevos e «inteligentes» misiles! ¡No deberías ser socio de un animal que mata con gases a su gente y que lo disfruta!»
En respuesta al tweet de Trump, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia dijo que «los misiles inteligentes deberían volar hacia los terroristas, no hacia el gobierno legal».
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria también respondió a las amenazas de Trump, calificándolo de «escalada temeraria», según la agencia de noticias estatal SANA.
Un funcionario fue citado diciendo: «No estamos sorprendidos por una escalada tan imprudente de un régimen como Estados Unidos que ha fomentado y continúa fomentando el terrorismo en Siria».
A pesar de la amenazante publicación de las redes sociales del presidente Trump, el Pentágono ha dicho que no haría ningún comentario sobre posibles futuras operaciones militares, agregando en una declaración que dejan que la Casa Blanca «caracterice el tweet del presidente».
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