Crónica desde Yemen (I): El puerto de Hodeidah queda en Palestina

"Sin importar las represalias (que en los últimos días se han cobrado medio centenar de víctimas civiles por bombardeos de EEUU en distintas ciudades), pueblo y gobierno están decididos a llevar su defensa de Palestina hasta las últimas consecuencias", relataron los médicos chilenos internacionalistas. Roberto Bermúdez Pelegrin y Pablo Sepúlveda Allende.

Crónica desde Yemen (I): El puerto de Hodeidah queda en Palestina

Autor: El Ciudadano

Por Roberto Bermúdez Pellegrin* y Pablo Sepúlveda Allende**


Frente a las costas del mar Rojo, a más de dos mil kilómetros al sureste de Gaza, se encuentra el puerto de Hodeidah.

Para llegar por tierra es necesario bajar tres horas hacia el Este desde las montañas de la capital, Sana’a, atravesando las ricas terrazas agrícolas de Haraz con sus casas en las cumbres, encima del nivel de las nubes; luego pasar por los fértiles suelos del valle de Zurdut que, en medio de la aridez de la premontaña, regalan verde a los ojos y mangos, bananos y guayabas a la boca; una última hora atravesando la húmeda y caliente Tihama, el llamado “desierto costero nublado”, para finalmente atravesar el arco de piedra que, bombardeado pero en pie, da la bienvenida a la ciudad. El motivo de nuestra visita es claro: Desde el puerto de Hodeidah se ha levantado la dignidad humana en este siglo.

Aquí, las Fuerzas Armadas de Yemen bajo comando del Gobierno Nacional, conducido por el movimiento Ansar Allah y su líder, Sayeed Abdul Malik Badradin Al Houthi, y en representación de la inmensa mayoría del pueblo yemení, han respondido militarmente al genocidio que la entidad sionista perpetra contra la población palestina en Gaza, declarando que “Al asedio respondemos con asedio, al bloqueo con bloqueo”.

Sin importar las represalias (que en los últimos días se han cobrado medio centenar de víctimas civiles por bombardeos de EEUU en distintas ciudades), pueblo y gobierno están decididos a llevar su defensa de Palestina hasta las últimas consecuencias.

Su campaña de respuesta a la agresión se basa en la reciprocidad de los ataques (todo ataque yemení es respuesta a un ataque sionista en Gaza), y se desarrolla de acuerdo a las capacidades del momento, las cuales están en constante evolución. Sus pilares estratégicos son la movilización popular y preparación para la defensa, la unidad nacional panárabe y panislámica por Palestina, y la innovación tecnológica militar propia.

El 19 de octubre de 2023, menos de dos semanas después del inicio del Genocidio en Gaza, el gobierno yemení lanzó desde el puerto de Hodeidah misiles y drones en dirección a los Territorios Palestinos Ocupados, obligando a EEUU a debutar en la guerra derribando algunos sobre el mar Rojo con sus portaaviones. También debieron actuar las defensas antiaéreas de Arabia Saudita, Francia y la misma entidad sionista, para evitar el éxito de la operación.

A partir de ese momento, Yemen anunció la prohibición del paso por el estrecho de Bab el Mandeb a cualquier embarcación de propiedad sionista, y/o que se dirija hacia los puertos del sur de la Palestina Ocupada. Esto significa, en la práctica, impedir a la entidad sionista todo comercio marítimo proveniente de India, China y el Sudeste Asiático, así como Australia y la costa oriental de África.

Los pescadores nos contaban eufóricos y orgullosos, cerca del local de insumos rebautizado “Inundación de Al Aqsa”, de sus avistamientos de portaviones gringos. De lo fresco y barato que tenían el pescado. De su centenar de mártires, que murieron bombardeados por el enemigo en el mar. De las bondades de sus costas, que hasta los pescadores eritreos cruzaban a buscar sustento. De cómo su zona de pesca se había reducido por la guerra. De que no había causa más importante que Palestina y que algún día peregrinarían a Al Quds.

Después de tanta hipocresía con las “líneas rojas” en Gaza, como cortar el suministro de luz y agua, la invasión terrestre a la Franja, los ataques a hospitales o la invasión de Rafah, por mencionar algunas situaciones que la ‘Comunidad Internacional’ así llamó y nada hizo al respecto, y también por la aparente ineficacia en el primer ataque que, además, venía del país más pobre de la región, el enemigo no tomó muy en serio la amenaza.

Mal que mal, después de cruzar todos los umbrales del sadismo, al silencio cómplice del mundo árabe y musulmán (con la excepción del Eje de la Resistencia) sólo se le había opuesto la digna aunque poco práctica vía jurídica invocada por Sudáfrica y algunos países de Latinoamérica, con una vergonzosa mesura y descarte de parte de China y Rusia.

Para demostrar que las palabras no eran sólo palabras, y terminar de posicionar a Yemen como un actor geopolítico a tomar en cuenta, hubo que derribar una decena de drones MQ9 Reaper (esos gringos, de 30 millones de dólares cada uno), bombardear 4 portaaviones y medio centenar de naves, hundir un buque de propiedad británica e inutilizar a misilazos el puerto de Eilat (el único en el sur de los Territorios Ocupados), además de soportar los incesantes bombardeos enemigos contra objetivos civiles, tanto en el puerto como en la capital. Y hubo que confiscar un barco.

Una hora a través del desierto húmedo y de arena caliente hasta avistar los 189 metros de eslora atracados en aguas calmas. Subir por escalera de cuerda, porque la del barco está dañada. Escalar los 6 pisos hasta llegar a la cubierta. El Galaxy Leader. Buque propiedad del millonario israelí Abraham Ungar, confiscado el 18 de noviembre de 2023 por comandos yemeníes desde un helicóptero, con apoyo de lanchas rápidas y drones marinos. Custodiado por el pueblo y entregado simbólicamente a Hamas para que dispongan de un activo más en la mesa de negociación con el enemigo.


La dimensión moral de Yemen, brillando como faro en medio de las tinieblas de este mundo incapaz de detener un genocidio en curso, se refuerza en las calles del puerto. La defensa vino de un pueblo asediado, bloqueado y bombardeado durante los últimos diez años por una coalición internacional liderada por Arabia Saudita y Estados Unidos, que intentó arrasarlo todo y no consiguió nada. Ante cada agresión, el pueblo yemení conducido por Ansar Allah supo salir fortalecido en su determinación y sus capacidades.

Testigos de la violencia son los cuerpos de las infancias desnutridas en calles y hospitales, las ruinas de la bombardeada Facultad de Medicina o la localidad de Ad Durayhimi, donde mil civiles y cien muyahidines resistieron un asedio militar por aire, mar y tierra de 2 años y 3 meses. Los 30 mil habitantes originales retornando lentamente a reconstruir lo que antes fue un pueblo son una dolorosa analogía de la misma Gaza que hoy nos conmueve.

¿Por qué entonces, un pueblo pobre y golpeado, recién poniéndose en pie luego de una brutal agresión, arriesga un sufrimiento igual o peor por defender a gente que vive a miles de kilómetros y nunca ha visto? Alguno de los compañeros nos respondió: “Durante diez años hemos sufrido lo mismo, y nuestra religión e ideología nos obliga a luchar por el bien contra la injusticia y el imperialismo donde sea que podamos hacerlo. Si Arabia Saudita o Jordania no lo hubieran impedido, hubiéramos introducido tropas terrestres en Gaza. Si tuviéramos la capacidad, defenderíamos el Canal de Panamá de los planes de anexión de Trump. Todavía no la tenemos. Todavía”. Imposible no pensar en los cientos de chilenos que ofrecieron solidarios sus vidas combatiendo al fascismo imperialista en El Salvador, Nicaragua, Colombia, Perú, Venezuela y tantas otras latitudes.

El sol no termina de caer sobre el mar, y el atardecer se estira lánguido cuando se abren las puertas de la Exhibición. Un impresionante Museo de la Revolución nos recibe con tenebrosas salas discretamente iluminadas y de paredes negras, donde las fotos dan cuenta del prontuario genocida y criminal de los Estados Unidos, Europa e Israel, poniendo como punto de partida el genocidio nuclear de Hiroshima y Nagasaki. Golpes de Estado, invasiones, hambrunas provocadas, masacres, bombardeos, asesinatos, formación y financiamiento del terrorismo en la región. De pronto, el túnel oscuro se estrecha. Nakba, Naksa, Sabra, Chatila, Al Qaeda, Abu Ghraib, Guantánamo. Luego, la luz.

Un espacio amplio, de techos altos y paredes blancas, con flores frescas y música suave de fondo. Fundamentos, relatos y mártires de la lucha yemení. La Primavera Árabe y el intento de la Hermandad Musulmana por cooptar la revuelta. La Revolución del 21 de Septiembre de 2014 y la respuesta genocida de parte de Arabia Saudita y Estados Unidos, que desde marzo de 2015 ha causado casi medio millón de muertes por los bombardeos y el brutal bloqueo económico-comercial.

Finalmente, se exhibe la historia de la respuesta al Genocidio en Gaza. Espacios dedicados a héroes y mártires del Eje de la Resistencia, mapas con cada operación militar, la explicación de cada acción yemení de acuerdo a la agresión sionista sobre Gaza que la motivó, y una muy pedagógica maqueta realizada por estudiantes de Arte, resumen la exitosa campaña militar por Palestina en el Mar Rojo, que logró impedir el paso de cualquier nave enemiga e inutilizar el puerto de Eilat en el sur de la entidad sionista, así como atacar el puerto de Haifa en el norte y la mismísima capital, Jaffa (Tel Aviv).

Entre fusiles de asalto, misiles hipersónicos, drones aéreos y marítimos, escuchamos la explicación del sentido en el recorrido de la Exhibición:


Frente a la maldad en el mundo, es necesaria la unidad ideológica de todas y todos, en base al amor al prójimo y la justicia social, y la defensa de la dignidad para todos los seres sobre la tierra. La lucha debe ser de todo un pueblo cohesionado y dispuesto al sacrificio. Sólo un pueblo que logra superar estas etapas está preparado para afrontar como nación la lucha solidaria y concreta por otros pueblos que sufren.

Sólo así ha logrado el noble pueblo yemení conseguir que hoy, el puerto de Hodeidah quede en Palestina.

*Roberto Bermúdez Pellegrin, presidente de la Fundación Raúl Pellegrin.

**Pablo Sepúlveda Allende, presidente de la Fundación Latinoamericana Dr. Salvador Allende.
Ambos Médicos chilenos internacionalistas
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