Armando Reverón a través de su obra

Más de 300 trabajos, entre pinturas, muñecas y objetos de arte, hicieron de Armando Reverón un creador compulsivo. Su legado que ha recorrido el mundo en múltiples oportunidades y el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) -desde julio de 2014 como se inscribe en la Gaceta Oficial N° 40.443- lo reconoce como bien de interés cultural de la nación, así como su trayectoria y cada uno de los objetos que elaboró para realizar sus piezas, como un invaluable aporte a la plástica venezolana y latinoamericana.

Recordemos cinco de sus más importantes obras:

Desnudo acostado (1947)Realizada hacia 1947, con pastel, tiza y carboncillo sobre papel encolado a cartón piedra, mide 88,4 cm de alto por 137,4 cm de ancho. Le valió el Premio Nacional de Pintura en el Salón Oficial Anual de Arte Venezolano de 1953, realizado en el Museo de Bellas Artes de Caracas.

La Cueva (1920)Forma parte del período azul (1915 a 1924) que inicia a su regreso de España. Se caracteriza por obras brumosas, veladas, con rasgos apenas perceptibles. Predominan las atmósferas marinas y la luz. Se suman: Marina y Fiesta en Carballeda, entre otras.

Paisaje (1922)Oleo sobre tela 89 x 97 cms. El impresionismo se abre paso en la obra, atraído por el movimiento artístico del siglo XIX cuyos trazos de pincel eran pequeños, delgados pero visibles, con la luz escenificando sus cualidades cambiantes. Hay movimiento en la percepción y ángulos visuales inusuales.

Autorretrato con muñecas y barba (1949)Figura en la serie de dibujos realizados entre 1948-1949. Empleaba soporte de papel o cartón piedra y aplicaba trazos cortos e intermitentes ejecutados con caboncillos, tizas y pasteles. Realizó otro muy similar son barba y con sombrero. Forma parte del período sepia, que marca el ocaso del artista tras una intensa actividad creadora.

MuñecasEran elaboradas a mano por el artista, le servían de modelo para su trabajo (las hacía de tamaño real). Mutan su apariencia y, de acuerdo al punto de vista, emplean gestos.