Las industrias culturales en foco

En la Argentina, el Estado Nacional organizó una feria / congreso para debatir cuestiones de política cultural. Concretamente, se ponen las miras en el mercado cultural, que, además de ser esencial para el desarrollo del país, parece ser una fuente de ingresos muy redituable.

Las industrias culturales en foco

Autor: Lucio V. Pinedo

El MICA (Mercado de Industrias Culturales Argentinas) es una feria / congreso  que toma cuerpo en el Centro Cultural Kirchner, desde el jueves 3, hasta el sábado 5. Se reúnen, en un mismo espacio, los sectores de artes escénicas, audiovisual, diseño, editorial, música y videojuegos. Productores, gestores, emprendedores y empresarios de la cultura, encuentran en el MICA un espacio para la visibilización de creaciones originales y de calidad, con fuerte identidad federal. Todos los emprendimientos —grandes, chicos y medianos— pueden participar del MICA. Como compradores o vendedores en las rondas de negocios, en las capacitaciones, en las clínicas, en la feria de productores o en las presentaciones de proyectos al público de 5 minutos de duración (pitching).

Además, el ciclo «Cultura Argentina, industria nacional», que se inauguró ayer en el marco del MICA,  reúne a miembros del Estado, personalidades de la cultura, investigadores, docentes, periodistas y expertos, para debatir el estado actual de las industrias culturales en la Argentina. Todos parecen tener su lugar.

Durante la primera jornada, se realizó la charla «Industrias culturales y economía», con la participación de la directora nacional de Industrias Culturales, Natalia Calcagno, el director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, Andrés Asiain, y el economista y político argentino Aldo Ferrer. Los tres han señalado el enorme aporte de la cultura a la economía nacional (la cultura representa el 3,78 % del PBI, treinta veces más que la pesca y el doble que los servicios financieros). «Las industrias culturales tienen un papel primordial en el desarrollo nacional. Es por eso que debemos dar respuesta a dos importantes desafíos: evitar la concentración y promover la diversidad», ha afirmado Asiain.

En la misma línea, Aldo Ferrer destacó la importancia de la inclusión para el buen desarrollo de las industrias culturales. «No es posible el desarrollo de las industrias culturales sin la inclusión social y sin una política que apoye la igualdad y la equidad». Natalia Calcagno, por su parte, definió el MICA como una política pública federal que busca promover la diversidad. «En la concentración está la rentabilidad. Sin embargo, el rol del Estado es buscar nuevos parámetros de rentabilidad al margen de la concentración».

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La cultura representa el 3,78 % del PBI en la Argentina, treinta veces más que la pesca y el doble que los servicios financieros.

Antes del acto de apertura, se firmó el convenio de creación de la Mesa Sectorial de Industrias Culturales Argentinas, coordinada y articulada por el programa Impulso Colectivo, dependiente de la Dirección Nacional de Industrias Culturales. La Mesa Sectorial está compuesta por diferentes ministerios, secretarías y otros organismos públicos, y tiene por objetivo contribuir al crecimiento sustentable de proyectos culturales, a través de una variedad de ayudas e incentivos. Según Calcagno, se trata de un «convenio histórico», donde todos los sectores del Estado «se unen para acompañar a estos productores, para que los argentinos podamos disfrutar de esta diversidad».

La propuesta es indudablemente positiva. Ahora hay que ver si los resultados se verán en la realidad o quedarán en la nebulosa retórica. Mientras tanto, los grandes consorcios económicos, dueños de infinidad de medios, asfixian a las editoriales independientes. El cerco a las importaciones dificulta el ingreso de libros al país, que, por lo demás, tienen precios exorbitantes y no hay ninguna clase de subsidio, en un Estado que apuesta por la educación y la inclusión popular, para la compra de estos bienes. Los centros culturales sufren políticas que los perjudican. La relación de las provincias del interior con Buenos Aires, en un país federal, sigue siendo de dependencia, y las relaciones de la Argentina con el resto de Latinoamérica, en lo que a economía cultural respecta, no incluye, al menos hasta ahora, acuerdos mutuos. Y, en definitiva, la gente misma sigue prefiriendo los productos de Hollywood y se sigue viendo la cultura como un signo de elites.


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