Tienen 13 años asociadas, pero muchos más de lucha. El 5 de enero de 2005 se conformó la Asociación de Mujeres Waorani de la Amazonía Ecuatoriana (AMWAE), una iniciativa para dejar a un lado la caza y mantenerse firmes ante la expansión petrolera en sus territorios, en la Reserva de la Biosfera Yasuní, reseñó un reportaje de Rusia Today.
Los waorani, que en su idioma, el wao tededo, significa ‘verdaderos humanos’, fueron víctimas, desde los años 50 del siglo pasado, del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), miembros del evangelismo fundamentalista, que los adoctrinaron en esta religión, acabaron con su vida seminómada y los desplazaron de su amplio territorio, sometiéndolos a un pequeño protectorado. Con ello, se dio paso a la entrada de las petroleras, que era el objetivo de su sometimiento, como lo señalan Alex Rivas y Rommel Lara.
El objetivo fue logrado. «Ya están dentro pero no queremos que contaminen todo el territorio«, dice Manuela Omari Ima Omene, una de las integrantes de AMWAE, en referencia a la presencia de las petroleras en el territorio waorani y en el Parque Nacional Yasuní. Enfatiza: «No queremos que hagan más daño».
Para las mujeres de este pueblo aborígen de Ecuador «la vida buena es sin contaminación, sin enfermedad, sin basuras» y por ello su empeño en «mantener nuestra cultura y tener un buen vivir».
AMWAE está conformada por 400 mujeres de 35 comunidades en las provincias de Pastaza, Napo y Orellana, en la región Oriente del país. Se consideran unas protagonistas clave para el bienestar familiar y la conservación de los bosques amazónicos.
Además de luchar contra la expansión petrolera, había otro motivo para agruparse, detener la caza de animales salvajes en sus territorios, una de sus actividades centrales, a través de la cual obtenían ingresos para ayudar a sus comunidades; pues vendían esos productos, principalmente en las provincias de Pastaza y Orellana. Esto era conocido como el «comercio ilegal de carne de monte».
Las mujeres que conforman AMWAE decidieron cambiar el negocio y dedicarse a la producción y venta de artesanías. Sus productos son 100 % orgánicos. «Utilizamos palma de chambira, la corteza de árbol llamado Yanchama y hasta paja toquilla [la misma que se usa para hacer los Panama Hat]», dice Omari Ima; también utilizan semillas amazónicas y plumas de algunas aves.
Otra de sus actividades es la producción y venta de chocolate, al que le dieron el nombre de WAO. Se embarcaron en este proyecto de la mano de la Fundación EcoCiencia, que ayudó a encontrar los incentivos económicos. Con este producto reemplazaron por completo la venta de los animales obtenidos por la caza.
Al igual que en la materia prima para hacer sus artesanías, el cultivo del cacao fino de aroma se realiza sin deforestación, pues es producido en zonas previamente intervenidas. Todos sus productos los exponen a la venta en la venta en la Galería Artesanal Mitad del Mundo, en Quito.