Representantes del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela (El Sistema) presentaron en Viena, Austria, ante la sesión de la Cumbre de Prevención del Delito y Justicia de Paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el modelo educativo y de inclusión social que ha realizado durante 43 años con 12 programas académicos para que niños, niñas, adolescentes y jóvenes se alejen del ocio, la violencia y la delincuencia y, más bien, se dediquen a la música.
El impacto positivo respaldado por estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), respectivamente, así como la réplica del programa educativo en el mundo fueron expuestas como modelo de política pública para la inclusión social y promoción de cultura de paz de parte de representantes de El Sistema que ha transformado la vida de estos niños y jóvenes.
Eduardo Méndez, director Ejecutivo de El Sistema, recordó que el fundador de esta iniciativa José Antonio Abreu, quien dejó esta vida el pasado 24 de marzo, decía que, basado en la Declaración Universal de Los Derechos Humanos, faltaba agregar el derecho a gozar y/o participar del arte. “Cuando la música se convierte en algo natural, deja de ser un lujo. Un niño puede tocar el violín en su humilde hogar, otro en el garaje de su padre y otro puede participar en un concierto sin importar donde viva, si en una villa costera o una comunidad en las montañas. La pobreza material está siendo derrotada por la riqueza espiritual”.
Méndez informó cómo nació El Sistema: “Enseñar la música en todos los rincones del país se convirtió en un método para democratizar el acceso al aprendizaje musical, a través de la asistencia del participante a nuestros centros de educación. Este es un modelo que busca la inclusión social a través de la enseñanza de la música».
Recalcó que en estos momentos la metodología de El Sistema se ha globalizado: más de 70 países replican la iniciativa, los cuales en su gran mayoría han sido institucionalizados mediante convenios que garantizan su aplicación bajo los parámetros del modelo venezolano, cuya rectoría cuenta con el respaldo directo del Despacho de la Presidencia de Venezuela. «Esta forma de educación ha ido escalando en sus 43 años de labor, hasta convertirse en una política pública, que en el año 2000 empieza a masificarse para su crecimiento no solo en cantidad sino en las distintas formas de hacer música”.