Alejandro Morón: el hombre del club anti-sistema

Alejandro Marón, presidente del Club Atlético Lanús, modelo de las últimas décadas en el fútbol argentino, se dispuso a charlar abiertamente sobre todo


Autor: Wari

Alejandro Marón, presidente del Club Atlético Lanús, modelo de las últimas décadas en el fútbol argentino, se dispuso a charlar abiertamente sobre todo. Explica los por qué de un club que logró ser exitoso deportivamente y ordenado institucionalmente, la relación del club con los vecinos y las razones que lo motivaron para trabajar ad honorem para su equipo. “El ser dirigente tiene que ver con una cuestión de militancia social”, resume.

EL PROYECTO

De jugar la promoción en 2002 a dar la vuelta en la mismísima Bombonera en 2007, Lanús transcurrió cinco años, en los que pasó de un extremo al otro y logró darle continuidad a un proyecto que comenzó hace tres décadas y al que hoy se ven los frutos a las claras. Alejandro Marón, mandamás de la institución, abrió amablemente las puertas de su estudio de abogado en el partido de Lanús y se prestó a contar su experiencia al frente del club.

Alejandro, ¿cuáles son las ambiciones que uno puede tener para ser dirigente? ¿Por qué decidiste serlo?

En Lanús se da una particularidad: el ser dirigente tiene que ver con una cuestión de militancia social. Por ahí, es un concepto que en la sociedad está degradado, fuera de moda o no estimulado. Acá, la participación del socio en tareas dirigenciales es muy importante. De hecho, cada gestión del club tiene no menos de 200 dirigentes trabajando, más allá de quienes se sientan en la comisión directiva. Cada una de las áreas del club tiene pequeñas comunidades, que tienen una subcomisión que está formada por dirigentes que trabajan ad honorem.

Y como dirigente fui haciendo esa especie de “inferiores” en la tarea dirigencial, de empezar en una subcomisión y después pasar a otra. Esta es una actividad que, si bien no requiere de un título universitario, tiene sus peculiaridades: cada club tiene su historia y su particularidad, y la tarea dirigencial también requiere una formación que en Lanús se da a partir de que la gente comience de muy joven a militar y a participar como dirigente e ir aprendiendo las funciones.

¿Hasta dónde debe abarcar el proyecto político de un club social y deportivo? ¿Sólo hasta los socios o puede ir más allá, a la sociedad misma?

Eso depende de qué objetivo se ponga cada institución. En el caso puntual de Lanús, siempre tuvo la política de que, por lo menos desde hace casi 30 años, sea un club que tenga un vínculo muy fuerte con la comunidad, donde si bien el fútbol es su deporte más preponderante, el socio debe tener la posibilidad para practicar otros deportes. Hay treinta actividades federadas y en 2006 empezamos con el proyecto educativo.

El club trata de reforzar el concepto de club, entendido como algo que le da a la comunidad que lo rodea la posibilidad de educarse en el deporte, de tener un espacio para recreación, donde el que no es muy hábil y que por ahí no califica para que sea deportista de elite de alguna actividad, pueda tener su escuelita de voley, de judo, de handball o de cualquier actividad y que eso conviva con los deportes profesionales, que en el caso de Lanús son el fútbol y el básquetbol.

Pero, ¿cómo se puede hacer eso?

Todo eso se hace estrechando vínculos con la comunidad, que es la que la rodea al club, siendo la expresión más fuerte de la ciudad. Con el municipio del partido nosotros articulamos políticas, como por ejemplo ahora que arranca la temporada de pileta y vamos a entregar 5.000 becas para que chicos carenciados puedan venir y disfrutar del polideportivo.

¿Por qué la intención de sobrepasar esos límites y llegar a los que no tienen posibilidad de pagar una cuota?

Son como objetivos fundacionales que tiene el club. No es casual que el club lleve el nombre de la ciudad y que la ciudad lleve el nombre del club. Ese sentido de pertenencia del ciudadano de Lanús con el club hace que ese ida y vuelta con la comunidad refuerce todo eso. La verdad nosotros nos sentimos bien haciendo todo este tipo de cosas.

¿Cómo hizo Lanús para lograr éxitos deportivos sin desordenarse institucionalmente y respetando la vida social del club?

Nosotros tratamos de ampararnos en la idea del proyecto. Cuando uno está en un club, si al llegar ves todo desde una postura del corto plazo, donde vos llegás sucediendo a otro del cual te querés diferenciar y querés hacer todo lo contrario que hizo en cuatro años, lo más probable es que ni te diferencies ni llegues a instaurar tu idea porque los plazos no ayudan. Lanús tiene la gran ventaja de transitar un proyecto que lleva muchos años, más allá de que cada uno de los presidentes le damos nuestra impronta.

Ese proyecto apunta a reforzar mucho lo social, la infraestructura y darle mucho valor a las actividades. Después, los momentos del club te permiten tener más posibilidades de crecimiento o menos. El año pasado compramos un predio de 7.000 metros cuadrados cubierto y a una cuadra de la sede, donde va a haber un gimnasio, donde ya se inauguró un colegio primario y una pileta climatizada. Así, se sigue reforzando el concepto de club, en el sentido de lo social, de darle espacio a las actividades, de darle más lugar al socio.

Además se acopló con excelentes resultados deportivos, por lo menos en el fútbol…

Sí y eso es lo más difícil. Los clubes presentan dos variables muy complicadas para que vayan de la mano: el fútbol o la pasión competitiva y lo económico de la administración. Afortunadamente, Lanús pudo lograr que ninguna de esas dos variables haga que flaquee la otra, porque si el equipo está muy bien económicamente, pero en la cancha es un desastre o si el equipo en la cancha viene bien, pero eso te implica endeudarte demasiado, terminás mal. Una de las dos arrastra a la otra.

¿En el proyecto de Lanús, se tuvo que resignar alguna vez la cuestión futbolística?

Sí, porque a mí me tocó asumir en 2003, veníamos de jugar la promoción el año anterior y con una situación financiera bastante complicada. Se decidió jugar el campeonato económico de alguna manera. Obviamente, a los que sólo les importa si la pelota entró o no, es difícil convencerlos de que el club necesita recuperar solidez como para ir por algo más ambicioso.

Yo arranqué en diciembre de 2003, el 2004 no fue bueno, el principio del 2005 tampoco, pero luego llegó toda la etapa de Ramón Cabrero y todo lo demás que coincidió con que a mediados de ese año saliéramos de ese atolladero financiero. Es difícil de entender, pero Lanús es un club antisistema y eso cuesta.

¿Y eso se logra vendiendo jugadores o con una política interna del club?

Las dos cosas. Uno tiene que tomar algunas medidas de austeridad, de reordenar algunas cosas y, por otro lado, tener los ingresos para saldar compromisos que venían atrasados.

¿Por qué pensás que en la sociedad de hoy se presenta el paradigma de tener un club ordenado en lo institucional, con una buena vida social sin problemas económicos o un gran equipo de fútbol que sea sólo eso?

Yo creo que hay varias respuestas para eso. En primer lugar, porque los argentinos somos mucho de elegir entre blanco o negro. En segundo, muchos protagonistas que están alrededor de los clubes y en la vida del fútbol, y en eso incluyo a los periodistas y a los dirigentes obviamente, no informan debidamente al socio o al hincha lo que, a mi criterio, se debería comunicar.

Por ejemplo, cuando se notifica de una crisis económica de algún club, los medios siempre dicen que es porque viene de la mano de una crisis futbolística. Cuando uno sabe los recursos que tiene determinado club, los compromisos que tiene asumidos y que no se venden jugadores, no hay que pensar mucho ni ser muy listo para darse cuenta de que algo no cierra.

¿Pero por qué no se logra en otras instituciones un proyecto como el de ustedes? ¿Se intenta y al ser muy difícil se fracasa o se priorizan otras cosas?

El fútbol te ofrece muchas variantes. Yo creo que es muy difícil, si no se tiene un proyecto que lleva bastantes años de puesta en marcha, poder instalar algo que tenga resultados inmediatos, porque vivimos en una sociedad que pide eso. Tenés un técnico que recién empieza, le va mal las primeras fechas y lo vuelan, lo mismo al dirigente.

Es difícil cuando se dice que Lanús viene haciendo un trabajo de fútbol infantil y juvenil desde hace 15 años que dio sus frutos en el momento más importante, que fue con el campeonato en 2007, pero esos chicos estaban en el club desde los 7 años, como Valeri, Acosta, Blanco. Para que alguien se preocupe por ir tan abajo, pensando tan adelante, tenés que tener un proyecto concreto.

Ustedes pasaron de jugar la promoción a salir campeón, ¿cómo se hace para bancar los momentos críticos?

Son los momentos más complicados. Cuando te va mal, pero estás convencido de algo es el momento en que tenés que tener la mayor fortaleza. Cuando te va bien se te acercan todos, el tema es que tu convicción aflore en los momentos malos.

EL CASO DE LOS JUGADORES JUVENILES Y LOS CLUBES ARGENTINOS

Como dirigente político de un club que apuesta por los juveniles, ¿qué medidas se pueden realizar para frenar el robo de chicos tan jóvenes de parte de clubes más poderosos?

Nosotros estamos trabajando en eso desde hace años. A mí me interesa mucho eso por el lado del club porque cuando vos formás a un juvenil, por ejemplo a Lautaro Acosta, que estuvo en el club desde los siete años, que te lo quieren robar cuando tiene dieciséis habiendo estado nueve en el club y a dos de debutar en Primera, te preocupa mucho y genera un interés fundamental para actuar en el tema.

Por otro lado, hace años que soy secretario de Asuntos Legales de a AFA y uno de los temas que me propuse trabajar fue ese. Hay una doble cuestión con respecto a esto: por un lado está el robo interno de jugadores, porque entre los propios clubes sucede, y el otro que es con los clubes poderosos de afuera. En el lado interno, se pudo encontrar una solución más rápida y efectiva que es la denuncia: si un club roba un jugador a otro equipo, se denuncia en AFA y automáticamente se bloquea la posibilidad de que lo pueda fichar.

Para afuera cuesta más, porque la FIFA tiene una mirada bastante europea del fútbol y los clubes poderosos de Europa ejercen mucha presión. Igualmente, en los últimos meses se logró algo que, a mi criterio, es muy importante, que es que dentro de lo que se llama la Comisión del Estatuto del Jugador, una comisión de FIFA, se cree una sub-comisón que analice las cuestiones que tienen que ver con los jugadores menores de dieciocho años. El reglamento de FIFA establece que está prohibida la transferencia de jugadores menores de esa edad, salvo que un jugador se vaya por razones extrafutbolísticas del país. Pero era muy relativo. Ahora, a partir de esta creación, la FIFA será más estricta y se analizará caso por caso.

¿Cómo es la relación política entre los diferentes clubes argentinos?, ¿se busca el bien común o hay muchos intereses encontrados?

Hay de las dos cosas. En algunas cuestiones debés y tenés que trabajar en conjunto por el bien de todos, como en el tema de los operativos policiales. El tema de los juveniles también hay que solucionarlo entre todos porque no es un problema sólo de Lanús. Además, si se llegara a solucionar, sería beneficioso para todos.

Para esos temas está la AFA, que es como una «cámara empresarial», donde todos tenemos una “empresa”, que serían los clubes. Ahí, todos estamos en el mismo sector empresarial, entonces se busca primero el beneficio del sector, y cuando salimos de la cámara nos peleamos por el “cliente”. Pero lo primero es contribuir para que avance el sector. Fuera de esa “cámara”, que sería la AFA, competís con todos, como en el tema de las transferencias, que es un tema muy duro y delicado.

Marón concluye la charla contando cómo entiende la vida política del fútbol argentino. Primero se busca el bien común porque sin bien común no se beneficia el sector, no se valora el fútbol. Sin el avance de lo general es más difícil el progreso de lo individual. Quizás, por eso, marca diferencias Lanús: tira para el lado de todos, y eso, a la larga, diferencia. A Lanús le fue bien en el fútbol porque no sólo se interesó en eso, y Alejandro lo dijo en la charla: Lanús es un club que se relaciona “con la militancia social”, y para eso, no hay trofeo que valga.

Por Pedro Grancharoff y Guido Molinari

Fotografía: Natalia Fores

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