El futbolista del equipo de Nigeria, Obi Mikel, recibió la noticia del secuestro de su padre cuando el jugador viajaba en el transporte de la selección hacia el estadio de San Petesburgo el martes de la semana pasada, para disputar un encuentro de la primera ronda del mundial Rusia 2018.
Obi Mikel recibió un llamado antes de disputar el partido ante Argentina, que notificó que su padre había sido secuestrado cuando asistía a un funeral y no fue sino hasta el lunes primero de julio, luego de 5 días, cuando la policía nigeriana logró la liberación según reveló el futbolista en una entrevista con el diario británico «The Guardian».
El jugador relató al medio inglés que un miembro de su familia le llamó para explicarle la situación y le dio un número de teléfono que le habían facilitado los secuestradores, sujetos que pidieron dinero a cambio del rescate.
Mikel, de 31 años, explicó que su padre se dirigía a un funeral en el suroeste de Nigeria cuando fue secuestrado. Esta zona del país se encuentra convulsionada por conflicto de propiedad de tierras entre campesinos y ganaderos.
Aunque las fuerzas de seguridad liberaron al padre del jugador, el futbolista aseguró que su progenitor sufrió torturas y fue ingresado en un hospital.
«Jugué mientras mi padre estaba en manos de bandidos. Tuve que suprimir el trauma. Estaba emocionalmente angustiado y tuve que tomar una decisión sobre si estaba mentalmente listo para jugar. Estaba confundido. No sabía qué hacer pero, al final, supe que no podía dejar ‘tirados’ a 180 millones de nigerianos. Tuve que apartarlo de mi cabeza e ir a representar a mi país primero», expresó.
«Agradezco a las autoridades policiales sus esfuerzos por el rescate y el apoyo que he recibido de amigos y familiares. Desafortunadamente, mi padre ahora está en el hospital recibiendo tratamiento de emergencia como resultado de la tortura que recibió durante su captura», agregó Mikel.
Nigeria perdió aquel encuentro por 2-1 contra Argentina, lo que llevó a su selección a la eliminación del Mundial.