Quién pensara que el partido entre Chile y Argentina iba a ser una repetición de la final de la Copa América dde 2015 definitivamente no estaba en sus cabales. Con un Juan Antonio Pizzi debutando en la banca -con cierta incertidumbre de la hinchada que demoró poco en aclararse- y una «Roja» con enormes ausencias -Arturo Vidal, Eduardo Vargas, Jorge Valdivia, Charles Aránguiz-, el rival esta aparecía como favorito, apelando al enorme momento personal de Lionel Messi, Sergio Agüero y Ángel Di María.
Y en un estadio repleto con 40 mil personas, la selección chilena comenzó a sorprender aunque s eiba a encontrar con su peor enemigo en el juego: el infortunio. A los cinco minutos, el principal émbolo entre mediocampo y ofensiva, Matías Fernández sufrió un tirón muscular en uno de sus muslos y debió salir por el riesgo de desgarro sumado a un intenso dolor.
Se pensaba en una tarde desafortunada pero allí, el único delantero nominal de Pizzi, Alexis Sánchez comenzó a mostrar el valor del sistema del DT, rompiendo la última línea trasandina con rápidos movimientos y pases filtrados que aprovecharon la subida de Jean Beausejour y Fabián Orellana. Allí surgió un tiro de esquina que antes del cuarto de hora terminó en la cabeza de Felipe Gutiérrez. «Fido Dido» se metió entre los centrales argentinos para poner un frentazo seco que desató la algarabía en Ñuñoa y abrió la cuenta.
Pero allí apareció la mala suerte nuevamente. Primero cuando el acomodo de las piezas se encontró ahora con la lesión de Marcelo Díaz, quien había logrado controlar el poco pero eficiente volumen ofensivo albiceleste que arrancaba con Messi en el mediocampo. Y cuando Chile estaba con 10 -en el primer error de Pizzi- con una jugada de Banega, Di María que puso un balón colocado lejos de la reacción de Bravo. Corrían 19 minutos.
Y después, pisando la media hora, «La Pulga» peleó un balón por derecha y poco antes de la media hora propició un centro que cayó en los pies del zaguero Gabriel Mercado que convertía en área chica y de paso le anotaba el gol 109 en contra de Claudio Bravo en su partido número cien en el pórtico de la selección.
Sin la programación inicial, Chile cayó en una nebulosa. Gutiérrez tuvo que echarse a cumplir funciones de marca y con Bryan Rabello desconectado, Argentina fue superior. La Roja no era contundente y sólo un remate al final del primer tiempo en los pies de Felipe Gutiérrez se marcó como aproximación.
Con Argentina jugando a manejar el tiempo, la segunda etapa mostró a un Chile mejor conectado con Orellana enganchado para juntarse con Sánchez y Beausejour empezó a ser protagonista. Pero aparte de una llegada del Niño Maravilla, Chile no mostraba el peso ofensivo con un rival metido atrás.
Con el ingreso de Mauricio Pinilla -que casi iguala el tanteador apenas pisó la cancha-, Chile volcó la cancha y por momentos le pasó por encima a Argentina que apelaba al contragolpe y tuvo una clara con el «Kun» Agüero. Silva tuvo un remate al arco que por poco significó el empate. La Roja mostraba variantes incluso para pegarle desde afuera.
Terminó así el partido. Con la selección nacional empujando -Claudio Bravo recibió amarilla por ir a buscar un centro y está suspendido para el duelo con Venezuela- y una Argentina sólida se terminó el encuentro. Es cierto, se perdió. Pero si se pone en la mesa de evaluación que Juan Antonio Pizzi entrenó tres veces con este equipo, asumió un equipo con bajas fundamentales y con una alineación más que diezmada complicó a la albiceleste de Messi. Pese a todo, el sabor de boca no fue tan amargo como se podría pensar…