Nadie esperaba estos resultados pero el penquista se ganó un lugar a punta de trabajo y un innegable talento.
Ricardo Soto, hizo historia al avanzar a la ronda de octavos de final de la competencia del Tiro con Arco. Todo debido a que el chileno, de 16 años, se impuso al brasileño Bernando Oliveira por un macizo 7-1 en cuatro set, para seguir en carrera en la competencia que se disputó en el Sambódromo.
El nacional venció al 99 del orbe registrado en los cuatro episodios los siguientes marcadores: 26-25, 26-26, 27-24 y 28-27.
Su historia dice que en el 2010 decidió que el tiro con arco sería su deporte. Impulsado por su familia, toda ligada a esta especialidad, comenzó a disparar en fajos de paja en su natal Concepción. Hoy el escenario cambió. Pasó del frío sureño al extenuante calor carioca, pero ahora representando a Chile en el Sambódromo de Río de Janeiro. Siguió haciendo historia y no tiene techo. Es Ricardo Soto, el nuevo niño prodigio del deporte chileno, quien con sólo 16 años está deslumbrando en Brasil.
Todos hablan del chico que se lució ante la afición local y clasificó a octavos de final en los Juegos Olímpicos. En San Pedro de la Paz, comuna de la VIII Región, era el segundo violín en la orquesta infantil, pero la mudanza a Arica en el 2009 también llevó consigo el cambio de prioridades. Allá se unió a su hermano David quien ya practicaba el arco. Y le gustó. No dudó entre el fútbol, tenis, básquetbol. No. Su mamá, Francisca Pedraza, también es arquera, entrenadora y jueza de esta disciplina. No tenía por donde no gustarle. Justamente su hermano, quien hoy trabaja palmo a palmo con él, fue su primer entrenador. Ahora también está con el alemán Martin Frederick.
Uno de sus hobbies, según publica Emol es recolectar botellas chicas de licores. «Tiene más de cien en la casa. Claro que no se las toma», cuenta su orgulloso padre David. Hoy llamó la atención la frialdad que demostró. En los 32avos de final le ganó al bieloruso Prilepov en la «flecha de la muerte». El europeo puntuó un 10. Y el chileno no tembló y se sacó otro 10, pero claro que más cerca del centro. Con todo el público en contra enfrentó al brasileño Oliveira. Ganó con facilidad. Incluso el local lo amenazó con un 10. La hinchada carioca se vino abajo.
No le pesó. Respondió con otro mejor tiro. «Es muy maduro emocionalmente. Él no enfrenta estos desafíos con frialdad, es muy caliente, con sensaciones intensas. En los momentos claves maneja muy bien las emociones», destaca su psicólogo deportivo, Enrique Aguayo. Ya había hecho historia al ser el chileno más joven en clasificar a un JJ.OO. También al ser el primer tirador con arco que consiguió meterse en una cita de los cinco anillos. Y ahora está entre los 16 mejores del mundo.