Como es sabido por el mundo entero, Francia se erigió este domingo como campeón del Mundial de Fútbol Rusia 2018, tras vencer a Croacia con marcador final 4-2. En la ceremonia de premiación, el portero y capitán de la selección, Hugo Lloris, fue el encargado de levantar primero la Copa.
Pasarán cuatro años para que el torneo tenga un nuevo campeón. Mientras ¿Qué pasa con el codiciado trofeo una vez terminan las celebraciones?.
Como si se tratara de una secta, el ritual de admiración de esta Copa es único y exclusivo del ganador. El premio permanece en manos del Campeón durante algunas semanas, mientras se efectúan las celebraciones correspondientes.
Pasados los días de festejo, los campeones del mundo entregan la Copa para que vuelva a Paderno Dugnano, una pequeña comuna ubicada en la región metropolitana de Milán, al norte de Italia. Las réplicas que se entregan a los países ganadores se producen con una mezcla de cobre y cinc, bañadas con tres capas de oro.
Siete trabajadores de la empresa italiana GDE Bertoni, reconocida por elaborar trofeos de grandes torneos deportivos, se dedicarán a “reparar las huellas dejadas después de los días de fiesta y dejar el trofeo como nuevo, grabando en la base circular el nombre del último campeón”, explica la agencia BBC.
Luego de este proceso, el trofeo se limpia y se vuelve a pulir, para que finalmente sea regresado a la sede de la FIFA en Zúrich, Suiza.
Según relata Pietro Bambrilla, hace cuatro años le tocó a Salvatore Iannetti, de 48 años de edad, hacer el grabado de los entonces campeones, Alemania. Al trofeo le queda espacio para inscribir los nombres de los campeones hasta el 2038.
Para el esculpido del nombre del país ganador se emplea una máquina electrónica grande y que tiene en la punta un mecanismo similar al de un pirógrafo.
De acuerdo con BBC, “este es el único proceso mecanizado al cual se somete el trofeo diseñado y elaborado de forma artesanal en 1971 por el orfebre y escultor Silvio Gazzaniga, quien murió en 2016 a los 95 años de edad”.