Con la mirada puesta en los próximos Juegos Olímpicos a celebrarse en Tokio, Japón, el próximo año, los atletas cubanos apuestan a mantenerse en la élite mundial a pesar de las adversidades provocadas por la pandemia del COVID-19.
«Cuba se prepara con mucho rigor y seriedad para cumplir con sus objetivos y propósitos pre-competencia, siempre dirigidos a mejores y mayores resultados, fruto de una digna actuación», comentó el jefe del Departamento técnico-metodológico de la dirección nacional de Alto Rendimiento del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), Oscar Arturo Nuevo Reyes.
La actuación de Cuba en la venidera fiesta olímpica, subrayó el directivo, estará en correspondencia con las fortalezas generadas por su desarrollo en este sector, que, aseguró, «le permite mostrarse entre las potencias mundiales pese a la condición de país subdesarrollado y bloqueado económica, comercial y financieramente por Estados Unidos».
En los últimos 40 años, Cuba ha tenido una participación destacada en las citas olímpicas, manteniéndose en el grupo élite del deporte internacional, demostrado con el octavo lugar alcanzado en Montreal (Canadá), 1976; cuarto en Moscú (antigua URSS), 1980; quinto en Barcelona (España),1992; octavo en Atlanta (EE.UU.),1996; y noveno en Sídney (Australia), 2000.
En las últimas cuatro citas olímpicas la isla vio descender su cosecha de títulos, para alcanzar el onceavo lugar del medallero en Atenas (Grecia), 2004; el 28 en Pekín (China), 2008; el 15 en Londres (Reino Unido), 2012; y el 18 en Río (Brasil), en 2016, entre casi un centenar de países participantes, lo que demuestra que los competidores cubanos siguen dando batalla en el terreno.
COVID-19 versus preparación olímpica
Nuevo Reyes comentó a esta agencia que las medidas de aislamiento derivadas de la estrategia establecida para contrarrestar los efectos del COVID-19, afectaron considerablemente todos los diseños de preparación de atletas y equipos, inicialmente concebidos para alcanzar una adecuada forma deportiva en los meses de verano, con vista a la participación en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que terminaron por ser pospuestos.
«La afectación de mayor magnitud se evidenció en la ‘carga de entrenamiento’, considerada como sumatoria de varias y altas influencias dirigidas al organismo del atleta, seleccionadas y organizadas de forma tal que finalmente incrementen el nivel de su capacidad de trabajo y rendimiento competitivo», comentó.
Según el directivo deportivo, resulta indispensable la ocurrencia de formas de estructuración del entrenamiento que garanticen la efectiva solución de todas sus tareas, y junto a ello contemple la plena movilización de la reserva funcional de adaptación del organismo.
El metodólogo cubano precisó que esta reserva se vio afectada por la gran cantidad de días sin lograr un diseño estructurado metodológicamente para poder controlar el efecto de la carga.
«El cese de los entrenamientos o la aplicación de cargas bajas, incapaces de asegurar el mantenimiento de los cambios adaptativos logrados anteriormente, conduce a la desadaptación, estado en que se encuentran hoy nuestros atletas, válido para los deportes de equipo e individuales», subrayó.
Explicó además que, durante este período se han visto obligados a desconcentrar a los atletas y técnicos de los principales centros de entrenamiento, lo que trajo consigo que se interrumpieran de manera brusca todos los procesos de estructuración para la impartición de los contenidos, al no poder utilizar las principales instalaciones de entrenamiento y competición, como gimnasios, salas y locales especializados para el alto rendimiento.
Como alternativa –agregó- los atletas partieron hacia sus hogares con indicaciones precisas para la realización de actividades individuales, en la medida de sus posibilidades, con el objetivo de mantener el estado de activación destinado a garantizar un mantenimiento de las capacidades condicionales generales, y les fue asignado un constante monitoreo por parte de los entrenadores, fundamentalmente a través de las redes sociales y otras vías.
Aplazamiento de los Juegos Olímpicos
El especialista del INDER explicó que siempre que se interrumpen los ciclos establecidos para el alcance de objetivos y metas, en todos los ámbitos de la sociedad, se provocan serias afectaciones en el ámbito de la planificación sistémica.
«El aplazamiento por un año más de los Juegos Olímpicos de Tokio, desde el punto de vista de preparación deportiva representa la acumulación en uno o varios macro-ciclos más de entrenamiento con cargas concentradas, para la obtención de los resultados esperados, y este tipo de preparación trae consigo grandes volúmenes de catabolismo celular, lo que puede y de hecho es muy negativo para los atletas más longevos», enfatizó.
Hasta el momento, Cuba reportó como positivo al nuevo coronavirus SARS-CoV-2 al campeón olímpico de lucha grecorromana Ismael Borrero, quien se contagió tras intervenir en un evento en el extranjero, pero según las autoridades deportivas cubanas evolucionó y se recuperó satisfactoriamente.
Cuba aspira a organizar una delegación deportiva que represente a la isla en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 con alrededor de 80 atletas, cifra que puede aumentar casi a 100 en caso que el equipo de béisbol consiga su boleto, confirmaron autoridades del INDER.
Cortesía de Miguel Fernández Sputnik
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