De marcar a Ronaldo y Neymar, decidió regresar a la facultad de agronomía

El uruguayo jugó los Juegos Olímpicos con su Selección y había compartido el vestuario con Cavani, Suárez y Riquelme

De marcar a Ronaldo y Neymar, decidió regresar a la facultad de agronomía

Autor: Javi Gumucio

EmilianoAlbin

La historia de Emiliano Albín es un relato de velocidad, de crecimiento inesperado, de oportunidades que tocan lo insólito y de una capacidad intelectual acorde para asimilar situaciones.

Sin equipo desde que terminó la pasada temporada, es jugador libre y el ex Peñarol, Boca Juniors y selección de Uruguay recibió a Referí en el salón de clases al que asiste todas las mañanas, en ese partido diario por convertirse en ingeniero agrónomo.

Albín nunca hizo inferiores en ningún equipo. Era un 9 rápido en Liverpool de Canelones y una prueba terminó con la aprobación de Luis Matosas.

El resto, es historia conocida: debutó en 2009 con Julio Ribas, fue campeón uruguayo en 2010 con Diego Aguirre, jugó la final de la Copa Libertadores 2011, defendió a la selección uruguaya en dos torneos y jugó en Boca Juniors rotando por cuatro puestos distintos.

El alumno que marcó estrellas
Hijo de un ingeniero agrónomo y criado en el campo, Emiliano lleva la tierra en los genes.

Sin embargo la oportunidad de ser jugador de fútbol lo sorprendió y decidió compartir sus pasiones, hasta que la Copa Libertadores de 2011 lo hizo imposible: «Los primeros dos años de la carrera los hice en la Universidad de la República y tuve que dejar porque es presencial. Para ganar derechos a examen hay que ir todos los días y yo durante la Copa Libertadores de 2011, de una semana, pasaba en casa dos días y los otros cinco o en Los Aromos o de viaje», cuenta Albín, en un salón de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UDE.

Hace pocos meses era un jugador de rol en el Peñarol de Pablo Bengoechea y hoy es un alumno más: «Mis compañeros me hicieron sentir muy cómodo. Hacen bromas, consultas, algunos curiosos preguntan más que otros», agrega quien ya recibió ofertas para jugar por la Universidad, pero que se mantiene en régimen profesional: «Volví a Liverpool de Canelones que fue mi primer equipo para hacer fútbol y además entreno con un profesor para volver a jugar en diciembre».

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Del liceo a marcar a Ronaldo
En 2007, Albín iba al liceo y su única obsesión en el fútbol era rendir con su equipo local los domingos. Ser jugador de fútbol era una odisea y tres años después, Manuel Keosseian lo hizo marcar a Cristiano Ronaldo.

Incluso el astro luso se fastidió por la férrea marca del sauceño y le tiró una patada descalificadora, que generó la reacción del Pato, Marcelo Sosa.

Sus compañeros siempre le preguntan por Neymar, a quien le tocó marcar cuando el brasileño lesionó a Alejandro González: «Neymar era lo que es ahora, uno de los mejores jugadores del mundo. Me dio bronca lo que pasó con Alejandro, pero nunca sentí que me sobrara. Es su forma de jugar, en Barcelona hace lo mismo».

A Boca llegó con la incertidumbre de dejar el vestuario de Peñarol por primera vez y encontró en Santiago Silva, el hermano mayor que lo adoptó: «El Tanque me ayudó en todo. Teníamos un grupo lindo con Walter Erviti, Matías Caruzzo, Rolando Schiavi, Guillermo Burdisso, Lautaro Acosta, Leandro Somoza y Ribaír Rodríguez. Vivíamos todos cerca y salíamos a comer muy seguido».

Albín jugó en cuatro puestos distintos en Peñarol, pero cree que la polifuncionalidad, lejos de complicarlo, le dio opciones impensadas: «A la selección panamericana fui de lateral izquierdo, a los Juegos Olímpicos y a Boca fui de lateral derecho y en Peñarol me tocó jugar de todo».

Emiliano fue capitán de Uruguay en los Juegos Panamericanos y luego se ganó su lugar en la lista definitiva para los Juegos Olímpicos, donde compartió plantel con Sebastián Coates, Egidio Arévalo Ríos, Nicolás Lodeiro, Gastón Ramírez, Edinson Cavani y Luis Suárez entre otros.

Albín es, antes que estudiante y futbolista, un gran hincha, por eso no guarda rencores tras su salida: «Tenía claro que Bengoechea no me iba a tener en cuenta y no me iban a renovar. El último día del contrato me lo dijeron. Yo tenía asumido que no iba a seguir. Estoy agradecido a Peñarol porque las cosas que viví ahí fue lo más importante que pude vivir como jugador. Estuve cinco años y mientras pasaba todo el mundo yo me quedaba. Del plantel que debuté en 2009 solo quedaba Antonio Pacheco».

Fuente: Referí


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