De París a Lima: Hace 40 años se corrió el primer Rally Dakar

Este año será en Perú en medio de una austeridad y voces que se oponen a relizar este evento deportivo, debido a que afecta al patrimonio ambiental y arqueológico de la nación suramericana

De París a Lima: Hace 40 años se corrió el primer Rally Dakar

Autor: Victor Lara

El Rally Dakar cumple este 26 de diciembre 40 años desde la primera vez que se corrió. Fue en 1978 cuando en la ciudad de París se iniciaba una de las pruebas automovilísticas que es considerada más exigentes del planeta para los pilotos; pero que también ha traido controversia por los daños medioambientales que ha dejado en los lugares donde se lleva a cabo.

Y es que desde su nacimiento, la prueba llama mucho su atención debido a lo peligroso de la misma, lo que significa un reto para aquellos que deseen asistir a una cita que se ha estandarizado para realizarse los primeros días de cada año.

La carrera que desde 1978 se desarrollaba en África y por amenazas terroristas se mudó a Sudamérica en 2009. Es por ello que este 2019, la cita tendrá como sede Perú, partiendo desde a ciudad de Lima el 6 de enero, pasando por las localidades de Pisco, San Juan de Mrcona, Arequipa, Tacna Maratón, Moquegua Marató; hasta que el día 17 del mismo mes llegue nuevamente a la capital de país suramericano.

¿Por qué sólo se corre en Perú?

De esta manera, el país suramericano volvería a ser sede, por segundo año consecutivo de este evento, luego de que volviera a su suelo en 2018 tras cinco años de ausencia. Sin embargo, es el único país que lo albergará.

Y es que tanto los Gobiernos de Bolivia como Chile anunciaron que no participarían como sedes de este evento deportivo. En el caso de los australes, se debe a lo que han catalogado como una «situación fiscal muy delicada», en las que el Gobierno está aplicando una «política de austeridad».

«Hoy tenemos una urgencia con los niños, adultos mayores y deportistas que tienen que clasificar a (los Juegos Panamericanos) Lima 2019 y (Juegos Olímpicos) Tokio 2020″. Por esos motivos «es que decidimos que este año Chile no será parte del Rally Dakar 2019″, explicaba en el mes de mayo La ministra del Deporte de Chile, Pauline Kantor.

Por su parte, la ministra boliviana de Culturas y Turismo, Wilma Alanoca, tambièn anunciaba que su nación no sería sede de este año debido a que no iba de acuerdo con la estrategia de «promoción del país» que están levando a cabo, sin embargo, quedaban las «puertas abiertas» para la participación de Bolivia en futuras versiones de la competencia.

¿Negocio por dañar el medioambiente?

Sin embargo, desarrollar un deporte a motor siempre trae dudas y rechazo, en especial por el impacto ambiental que el mismo tendrá sobre los terrenos que se desarrollan; y en el caso del Dakar, el cual se corre por desiertos y dunas, no es la excepción.

Y es que ya son muchas las voces que alertan sobre el daño que pudiera traer esta competencia al patrimonio arqueológico y paleontológico en los desiertos del sur de Perú. Así lo ha alertado el ingeniero y activista Klaus Hönninger, una de las voces que más se opone a la realización de este evento.

“Es imposible decir no que van a haber daños. Los fósiles están a centímetros de la superficie y todo el desierto por donde van a pasar están repletos”, declaró este defensor del patrimonio, quien de inmediato recibió la respuesta de la ministra del ambiente, Fabioa Muñoz, quien aseguró que las «áreas protegidas están fuera de la ruta».

Y es que ante estas declaraciones, el activista ambiental recordó que en la edición de 2018 el Miniterio de Cultura dijo que la carrera no había pasado por zonas con patrimonio, hasta que tiempo después la cadena estadounidense National Geographic anunció el hallazgo de 50 geoglifos milenarios en esta área.

“Cómo pueden asegurar que no pasaron por zonas con patrimonio si no conocen todo lo que alberga ese desierto”, indicó Hönninger, según reseña el diario Los Andes.

Sin embargo, para el Gobierno peruano la proridad es el negocio que queda de este evento. Al menos así lo hizo saber el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roger Valencia, quien hace un mes aseguraba que no sólo contribuiría con el turismo, sino también serviría para promocionar al país.

“La inversión por la realización del evento es de USD 12 millones, pero el impacto económico se estima de USD 60 millones, un 50% más del año pasado”, precisó el ministro, según reseñó el diario El Comercio.
Pero este efecto positivo en cuanto al tema económico, al parecer «es mínimo», al menos así lo expresó el presidente de la Cámara Peruana de Tursimo, Carlos Canales.
“Este evento no tiene un gran impacto al turismo, solo a un pequeño grupo y en medio de la austeridad no creemos que sea la mejor decisión. Salvo que se quiera dar una fiesta popular”, expresó, según reseña el diario Gestión.
De esta manera todo está servido para realizar este evento, que, como en años anteriores, sigue trayendo polémica en distintas áreas de la sociedad.

 


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