La ex presidenta Dilma Rousseff, suspendida en medio de un juicio político, planea asistir a los Juegos Olímpicos de Río 2016 independientemente de tener invitación o no.
«Si no me invitan, treparé a un árbol para ver los Juegos», bromeó en un encuentro con periodistas extrajenros. Con toda seguridad, no podrá asistir a la ceremonia de apertura en el Maracaná del próximo 5 de agosto, pero aparentemente planea presenciar otros eventos de la cita deportiva.
La líder de izquierda, suspendida hace un mes en el Senado por presuntamente violar las leyes de presupuesto, lamentó que su reemplazante Michel Temer se lleve el crédito de albergar uno de los eventos más importantes del mundo del deporte.
En tanto, si Dilma logra la hazaña de sobrevivir al juicio político que finalizará a mediados de agosto, volverá al poder para el cierre de los Juegos Olímpicos.
Mientras Dilma advierte que estará presente en los Juegos, Brasil ha movilizado a 11.244 soldados en sus fronteras para reforzar la seguridad en la cita olímpica, según informó el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, almirante Ademir Sobrinho, citado en un comunicado delMinisterio de Defensa.
«A la movilización militar de la Operación Ágata le seguirán diferentes acciones de la Policía Federal y de la Aduana, con el apoyo de las Fuerzas Armadas, para inhibir el tráfico de drogas y de armas, así como los crímenes transfronterizos, principalmente los que pueden influir en la celebración de los Juegos Olímpicos», explicó.
Además de 11.244 miembros de la Marina, el Ejército y la Fuerza Aérea, la XI Operación Ágata movilizará hasta la próxima semana a unos 1.000 agantes policiales, la Agencia Brasileña de Inteligencia, la Fiscalía, la Aduana, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente, la Fundación Nacional del Indio y laspolicías regionales en 11 de los 27 estados brasileños.
El objetivo es combatir todo tipo de crimen en los 16.886 kilómetros de fronteras de 122 municipios de Brasil con 10 países sudamericanos.