Quien diga que las barras bravas sólo existen en Sudamérica no se ha fijado en lo organizadas y peligrosas que pueden ser las que se forman en Europa.
En Holanda, bastó que perdieran el clásico ante el PSV para que los fanáticos sacaran a relucir su lado más duro y amenazante. Los Ultras bloquearon el paso del micro y con ello «apretaron» al plantel, reclamaron por la goleada sufrida en el Philips Stadium y los obligaron a bajarse del ómnibus. Uno de los mayores apuntados fue Edwin Van der Sar, el ex arquero leyenda de ese país y actual CEO del Ajax, uno que se bajó junto a directivos a conversar con los exaltados que pedían explicaciones.
La molestia es entendible. Ajax cayó goleado ante el PSV, el último domingo, y agotó sus posibilidades de luchar por el título en la Liga Eredivisie: quedó diez unidades por debajo del flamante campeón, con sólo tres fechas (9 puntos) por disputarse.
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Por ello, en la medida que los futbolistas fueron descendiendo poco a poco, los aficionados aprovecharon para reclamar de una forma agresiva la derrota, debido a que no había ningún elemento de seguridad que puediera detener el hecho.